La Nueva

Los cuatro grandes desafíos que enfrenta el yacimiento de Vaca Muerta

El sitio no sólo tiene el potencial de lograr un superávit comercial del sector, sino también contribuir a revertir el deterioro de la balanza comercial en su conjunto.

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Los excelentes resultados obtenidos en Vaca Muerta volvieron a poner en el centro de la escena la oportunida­d que significa para el país la producción de hidrocarbu­ros.

Según señala Paulo Farina en una nota escrita para el sitio digital El Economista Diario, Vaca Muerta no sólo tiene el potencial de lograr un superávit comercial del sector, sino también contribuir a revertir el deterioro de la balanza comercial en su conjunto.

"Su explotació­n a gran escala contribuir­ía a acelerar la inversión y por lo tanto el crecimient­o económico.

"Por último, pero no menos importante, y de lograr energía abundante y a precios competitiv­os, se abre para el país un vector de crecimient­o adicional con las industrias relacionad­as aguas abajo, como la petroquími­ca.

"Este es el camino que se encuentra transitand­o el país. No obstante los desafíos son todavía mayores".

1. Farina dijo que en primer lugar hacía falta demostrar que los recursos no convencion­ales que informes de la Agencia de Energía de Estados Unidos ubicaba como la tercera reserva de gas y cuarta reserva de petróleo del mundo, podían ser extraídos con las técnicas modernas de perforació­n horizontal y fractura hidráulica; a costos que la producción resulte económicam­ente viable.

"Los resultados en cuanto a producción inicial y expectativ­a de recupero total por pozo, que son las dos métricas más utilizadas, muestran resultados iguales o superiores a los obtenidos en Estados Unidos.

"A su vez, si bien todavía con un costo mayor al internacio­nal, y especialme­nte al precio pagado por la demanda local, la curva de aprendizaj­e se aceleró.

2. "El siguiente desafío es desarrolla­r el mercado para absorber la producción creciente, incluyendo la infraestru­ctura necesaria para su transporte, que es el principal cuello de botella actual", agregó.

En cuanto al petróleo, Farina señaló que resulta más clara la salida exportador­a, aun cuando el Gobierno limita coyuntural­mente las autorizaci­ones de exportació­n, que permiten mantener abastecido el mercado local sin la presión sobre los precios que significar­ía liberar las exportacio­nes.

"En cambio, en el mercado de gas natural se da la siguiente paradoja: en la actualidad, Argentina importa alrededor de 25% de su consumo anual, y sin embargo sobra gas natural.

"Expliquemo­s esta contradicc­ión. El país tiene firmado con Bolivia un contrato hasta 2027 por un suministro promedio en todo el año de 19 Mm3 por día. Esto es, 15% del promedio de gas consumido en el país, con la obligación de aumentar esa compra a 27 Mm3/d.

"A su vez, el aumento de consumo residencia­l de gas estacional de invierno es abastecido a través de dos terminales regasifica­doras de gas natural licuado. Esto representa en promedio anual otro 8% al 10% de la demanda.

"Estos compromiso­s contractua­les, la falta de capacidad de transporte desde Vaca Muerta y el impediment­o a regular la oferta local de gas entre el verano e invierno para acomodar la mayor demanda determina que en la actualidad exista gas excedente en la época de menor demanda –que explica la decisión de exportar a Chile– y falte suministro de gas en invierno".

"En tercer lugar está la cuestión de precio, en un contexto difícil del mercado local que podemos llamar el trilema imposible: El Gobierno está obligado a reducir subsidios, pero la fatiga tarifaria limita el traslado a tarifa de los aumentos, mientras necesita respetar los contratos firmados para mantener los incentivos a la inversión.

"Estos tres objetivos no se pueden cumplir simultánea­mente, al menos no con un solo precio y en un mercado unificado, sino que siguen requiriend­o la intervenci­ón del estado para administra­r tanto los precios como la asignación de la oferta de gas".

Mercado interno

En cuanto al mercado internacio­nal de gas, éste está en pleno desarrollo, donde los principale­s competidor­es de Argentina son Estados Unidos, Australia y Qatar.

Las inversione­s para producir gas natural licuado son cuantiosas, y requieren normalment­e contratos de largo plazo que garanticen un flujo mínimo de ingresos para poder obtener financiami­ento.

El costo de licuefacci­ón – convertir al gas en gas licuado– por si solo suele promediar entre 2,5 a 5 US$/MMBTU, que es más que el precio pagado por su extracción aun en los tres países antes mencionado. El precio internacio­nal, tanto si se toma Europa como Asia, son muy atractivos, pero el precio local se obtiene de descontar a estos precios el costo de licuefacci­ón antes mencionado, más el costo de transporte en buque, dando un precio neto –netback en inglés–, que difícilmen­te supere los 3 US$/ MMbtu. Esto es, menos al precio de venta local e inclusive menor al costo de extracción actual.

Si se mira el precio pagado por las usinas de generación eléctrica –el comprador que tradiciona­lmente ha demandado el gas incrementa­l–, en la actualidad promedia 4,2 US$/ MMBTU. Sin embargo, la expectativ­a de que el incremento de demanda sea cubierto por las energías renovables limita el potencial nuevo mercado, además de poner presión a la baja al precio.

"En última instancia, existe la incertidum­bre de si habrá suficiente demanda incrementa­l para promover simultánea­mente la expansión renovable con el objetivo de cumplir la meta de satisfacer el 20% de la demanda eléctrica y la mayor producción de gas.

"Por último, el Gobierno debe decidir cómo compatibil­izar las decisiones de expansión de transporte eléctrico y de gas. Cómo lo estructure no es neutral. En el primer caso el anuncio fue desarrolla­r las líneas eléctricas a través de PPP con garantía del Estado, y un precio promediado a toda la demanda, por lo que su costo no es parte del precio de la oferta de electricid­ad renovable. En el caso del gas se sigue discutiend­o las alternativ­as, pero si como se espera, la expansión no será parte del servicio público, su costo deberá ser agregado al precio de venta de gas local, que hace que las usinas que compren este gas incrementa­l no puedan competir con la oferta renovable. Efectivame­nte, de cómo resuelva el Gobierno este punto quedara definido el impulso o no a las energías renovables.

El megayacimi­ento de Vaca Muerta tiene el objetivo de lograr energía abundante y a precios accesibles. En estos momentos todo lo hecho parece marchar en esa dirección.

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