La pileta de Bella Vista
Hace 85 años, en octubre de 1933, comenzó la construcción de una piscina en el barrio de Bella Vista, sobre el mismo arroyo Napostá.
Planificada desde la comuna, la pileta de natación, destinada “a las familias de la citada barriada”, fue recibida con beneplácito, por cuanto daría enormes beneficios a un centro poblado “que adquiere día a día gran desarrollo”.
La obra era de hormigón armado, de manera de ofrecer --al decir de los calculistas-“la cantidad necesaria de agua y asegurar la buena calidad de la misma”.
Para llenarla se realizó un dique de retención de las aguas que, a la vez, servía de puente para el paso de los vehículos. Teniendo en cuenta que la ciudad estaba siempre a merced de las crecidas del Naalentar postá, la obra se apoyó sobre “vigas de hierro”, para darle solidez.
Simultáneamente comenzó el dragado del arroyo, entre las calles Brandsen y Darwin, “para eliminar desniveles y extraer residuos que puedan ser motivo de descomposición de las aguas”.
Como obras complementarias, para la concurrencia a la pileta-balneario, se construyó una cantidad importante de casillas de cemento. También en el sector del dique se instalaron bombas para llenar los camiones que regaban las calles de tierra.
El ingeniero Sauer, de la comuna, aseguró entonces que a principios de noviembre podrían habilitarse las obras, senalando que se haría, además, una plantación de eucaliptos “que servirán de reparo con su sombra en la época de estío”.
Un cronista de “La Nueva Provincia” destacó el “gran regocijo” que la pileta generó en Bella Vista, lo cual, además, revelaba la preocupación municipal por resolver los problemas que afectaban. Funcionó el complejo un par de años, hasta su completa demolición debido a la contaminación del agua utilizada.