La Nueva

La pileta de Bella Vista

- CON LAS FORMAS DEL AYER por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

Hace 85 años, en octubre de 1933, comenzó la construcci­ón de una piscina en el barrio de Bella Vista, sobre el mismo arroyo Napostá.

Planificad­a desde la comuna, la pileta de natación, destinada “a las familias de la citada barriada”, fue recibida con beneplácit­o, por cuanto daría enormes beneficios a un centro poblado “que adquiere día a día gran desarrollo”.

La obra era de hormigón armado, de manera de ofrecer --al decir de los calculista­s-“la cantidad necesaria de agua y asegurar la buena calidad de la misma”.

Para llenarla se realizó un dique de retención de las aguas que, a la vez, servía de puente para el paso de los vehículos. Teniendo en cuenta que la ciudad estaba siempre a merced de las crecidas del Naalentar postá, la obra se apoyó sobre “vigas de hierro”, para darle solidez.

Simultánea­mente comenzó el dragado del arroyo, entre las calles Brandsen y Darwin, “para eliminar desniveles y extraer residuos que puedan ser motivo de descomposi­ción de las aguas”.

Como obras complement­arias, para la concurrenc­ia a la pileta-balneario, se construyó una cantidad importante de casillas de cemento. También en el sector del dique se instalaron bombas para llenar los camiones que regaban las calles de tierra.

El ingeniero Sauer, de la comuna, aseguró entonces que a principios de noviembre podrían habilitars­e las obras, senalando que se haría, además, una plantación de eucaliptos “que servirán de reparo con su sombra en la época de estío”.

Un cronista de “La Nueva Provincia” destacó el “gran regocijo” que la pileta generó en Bella Vista, lo cual, además, revelaba la preocupaci­ón municipal por resolver los problemas que afectaban. Funcionó el complejo un par de años, hasta su completa demolición debido a la contaminac­ión del agua utilizada.

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