Las ciclovías siguen dando vueltas
Hace al menos cinco años que comenzaron los primeros estudios y análisis de situación, sin resultados concretos.
VARIOS AÑOS
lleva dando vueltas en el municipio la idea de implementar carriles exclusivos para la circulación de bicicletas, las promocionadas ciclovías, que por su uso se diferencian de las bicisendas, de carácter más recreativo.
HACE AL
menos cinco años comenzaron los primeros estudios y análisis de situación de qué circuitos podrían armarse en la ciudad, de modo de favorecer el uso de las bicicletas para ir a trabajar o estudiar, entre otros usos.
SE HICIERON
algunas mediciones, se teorizó sobre qué circuitos podrían resultar los más racionales y lógicos, se discutieron propuestas, se escucharon críticas y quejas y, finalmente, se decidió materializar un primer recorrido.
EN CADA
discusión del tema se ponía énfasis en la importancia de la bicicleta como medio de transporte, en su calidad de medio de transporte limpio, que no contamina y que permite el desarrollo de actividad física.
SE USARON
modelos de otras ciudades del mundo, muchas veces sin considerar que comparar a Barcelona o Amsterdan con Bahía Blanca supone no profundizar demasiado ya que son lugares de geografía e idiosincrasia que distan mucho más de los kilómetros que nos separan de estas ciudades.
LO CIERTO
es que se hizo un trazado que va desde el campus de la Universidad Nacional del Sur, en altos del Palihue, y llega hasta la plaza Rivadavia, en su tramo inicial-final por calle Yrigoyen. Fue la única intervención. El resto de los planes quedaron postergados y, hoy, archivados.
PERO ADEMÁS,
lo trazado tampoco ha demostrado tener un uso adecuado. Por eso ya se evalúa anular el trazado de Yrigoyen, eventualmente correrlo a otra calle, así como evitar el uso de cordones para marcar la franja asignada a los ciclistas.
LO QUE
se advierte es, ante estas decisiones, que el plan integral de ciclovías no tiene una base fuerte, sustentable. No está mal evaluar algunas cuestiones en base a prueba y error, pero en este caso parece que la improvisación y los ensayos carecen de componentes adecuados para esperar un resultado óptimo.
ES MOMENTO
de actuar con racionalidad, de no gastar en obras que no tienen un sustento mínimo y de asumir, eventualmente que quizá la ciudad no está preparada para este tipo de obras y que se deba agudizar aún más el ingenio para generar respuestas propias y acordes.