Los 25 años de un paseo que combina diversión y arte
Lleva su nombre fruto de una historia muy particular, que merece ser recordada pasado el tiempo.
El Paseo de las Esculturas cumplirá este mes 25 años. Un espacio público convertido en éxito desde 1993, que sirvió de modelo para recuperar la ribera del arroyo Napostá y ser parte de un rico enlace con el parque de Mayo. Las esculturas, realizadas con material ferroviario en desuso, le agregaron el arte a un sector de nuestra ciudad elegido por miles de personas.
Este mes se cumplen 25 años de una de las convocatorias más singulares, exitosas y recordadas realizadas en nuestra ciudad dentro del mundo del arte.
La referencia es al Primer Simposio Nacional de Escultura Monumental, realizado en octubre de 1993, un encuentro entre escultores invitados que trabajaron en el predio del ex ferrocarril Noroeste, sobre las primeras cuadras de calle Brickman, utilizando el rezago ferroviario allí depositado.
La iniciativa nació del Museo de Arte Contemporáneo municipal y de su director, el arquitecto Andrés Duprat, quien a sus 29 años de edad se entusiasmó con la idea de que diez artistas trabajaran utilizando parte de las miles de toneladas de rezago ferroviario acopiado y sin destino (o mejor dicho: destinado a ser vendido como chatarra) en los terrenos ubicados a la altura de las hermosas casas del denominado barrio inglés.
El intendente Jaime Linares y el director de cultura, Ricargo Margo, avalaron la propuesta y el evento se convirtió en uno de los desatacados del siglo pasado en la ciudad.
Con un presupuesto de 51 mil dólares --el cual incluía la adquisición de las diez esculturas, el alojamiento y la comida de los artistas, el pago a los operarios, los elementos de seguridad, la maquinarias y equipamiento-- siete escultores foráneos y tres locales trabajaron durante una semana en los terrenos del ferrocarril, al aire libre.
“Pájaro” Gómez, Patricia Landen, Mariana Schapiro, Edgardo Madanes, Alberto Bastón Díaz, Danilo Danziger, Claudia Aranovoich, Rodolfo Nardi, Fortunato Jorge y Hugo Pisani compartían sus experiencias. En una semana todo estaba terminado: diez esculturas con nombres y formas, pensadas, en principio, para ser repartidas entre distintos sitios de la ciudad.
No muy lejos de este lugar, la municipalidad diseñaba un particular paseo lineal. "El Paseo Napostá", materializado sobre parte del entubado del arroyo, en el serpeante tramo comprendido entre calles Casanova y Sarmiento.
Una idea para dar vida a
Una reciente intervención de "puesta en valor" del lugar resultó muy criticada por los autores de las obras, al decidirse cercar tres de ellas y reconstruir bases de hormigón.
esa franja de tierra sobre un conducto de hormigón dentro del cual corrían las aguas del arroyo.
El arquitecto Horacio Miglierina, que diseñaba ese paseo sin esculturas, tuvo la idea de pedirle una de las obras a Duprat. Duprat le dijo: "si te doy una, te doy todas".
Pocos días después los artistas daban el visto bueno y todas las obras pasaron a ser parte del Paseo Napostá. Miglierina modificó entonces el diseño completo del paseo.
El Paseo de las Esculturas ha sido y sigue siendo un éxito. Incluso modificó hábitos y alentó a prácticas deportivas y recreativas. Sirvió de modelo para recuperar luego la rivera del arroyo Napostá a cielo abierto y ser parte de un rico enlace con el parque de Mayo.
En ese contexto, las esculturas sumaron la valiosa propuesta de disponer de arte al aire libre, público, de todos.