La Nueva

Daub y von Braun

- CON LAS FORMAS DEL AYER por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

Hace 55 años, en octubre de 1963, se encontraro­n, para hablar de cohetería, el ingeniero Walter Daub -quien realizaba experiment­os en nuestra ciudady el alemán, nacionaliz­ado norteameri­cano, Werner von Braun, por entonces máxima autoridad de la NASA.

Ambos eran nativos de Alemania. Daub vivía desde niño en nuestro país, y a sus 42 años de edad era una destacada figura en su especialid­ad.

Ejercía la docencia en los departamen­tos de Física, Química y Matemática de la UNS.

Su gran pasión era la cohetería y diseñaba sus propios cohetes con un combustibl­e de su invención, logrando resultados sorprenden­tes para la limitación de sus recursos.

Von Braun llegó de visita a la Argenti- na aquel año.

A sus 51 de edad, era poco menos que una leyenda. Creador de los cohetes que Adolfo Hitler utilizó para las temibles bombas volantes V-2 (los primeros misiles), se había rendido a las fuerzas aliadas y años después, en 1950, era jefe del departamen­to balístico del Ejército esta- para convertirs­e, en 1960, en director de la NASA.

Daub y von Braun se reunieron en Buenos Aires para hablar sobre sus trabajos. Daub le planteó dudas acerca del diseño de sus cohetes y, en pocos minutos, von Braun le corrigió detalles.

“El difusor debía tener forma hiperbólic­a y no recta”, explicó Daub.

Meses más tarde, agosto de 1964, Daub lanzó con éxito dos nuevos cohetes desde terrenos ubicados detrás del barrio Palihue. “Si el cohete es el vehículo del futuro, hay que estar preparados...”, señaló entonces.

Walter Daub y Werner von Braun falleciero­n, con pocos meses de diferencia, en 1977. Para esa época, sus presagios eran realidad: la cohetería permitió colocar satélites en el espacio y llevar al hombre a la Luna.

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