La Nueva

Mourao, el vice de Bolsonaro

- OTRAS VOCES por Paula Ramon

l general retirado Antonio Hamilton Mourao, compañero de fórmula del presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro, construyó su reciente carrera política con amenazas de golpe de Estado y proyectos de convocator­ia a constituye­ntes sin el voto popular, aderezados con comentario­s racistas y odas a la tortura.

Mourao, de 65 años, empezó a ganar notoriedad con su defensa de la dictadura militar (1964-85). En 2015 criticó al gobierno y a la “clase política”, lo que le costó el comando de su tropa y su transferen­cia a un cargo burocrátic­o.

Ocupó decenas de titulares en 2017 cuando en un evento organizado por una logia de la francmason­ería advirtió que si las institucio­nes no “solucionan el problema político (...), nosotros [los militares] tendremos que imponer eso”.

Tres meses después, en diciembre, afirmó que el impopular presidente Michel Temer buscaba permanecer en el poder hasta el fin de su mandato mediante el clientelis­mo político. La opinión le hizo perder su nuevo cargo y en febrero de 2018, luego de 49 años en las Fuerzas Armadas, pidió el pase a retiro.

En su discurso de despedida, calificó de “héroe” al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, exjefe del DOI-Codi, centro de detención y tortura del régimen militar.

Ya entonces manifestab­a su apoyo a Bolsonaro, pero descartaba presentars­e para cualquier cargo público. Así y todo, se afilió en mayo al Partido Renovador Trabalhist­a Brasileiro (PRTB). El polémico general fue la cuarta opción de Bolsonaro para acompañarl­o como compañero de fórmula, y la decisión se anunció en un breve mitin el 5 de agosto.

Su nombre no aportaba base electoral ni experienci­a política, pero podía servir de antídoto a quien quisiera destituir a Bolsonaro, pues sería su vicepresid­ente quien lo reemplazar­ía. El vice “tiene que ser alguien por quien no compense pedir un impeachmen­t”, explicó a mediados de año Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del ahora presidente electo.

Un criterio clave en un país donde casi la mitad de los vicepresid­entes de la era republican­a asumieron el poder por diversos motivos, entre ellos el actual, Tesonaro mer, que se hizo con la jefatura del Estado tras la destitució­n de la izquierdis­ta Dilma Rousseff en 2016.

En el Ejército, el general Mourao tuvo una carrera más exitosa que Bolsonaro, un excapitán.

En octubre pasado, cuando tuvo que desautoriz­ar una salida de Mourao, Bol- le dio la vuelta al asunto recordando la nueva jerarquía civil de la dupla: “El es general, yo soy capitán, pero el Presidente soy yo”.

Mourao nació en Porto Alegre, en el sur de Brasil, pero sus padres son oriundos de la Amazonia y tienen raíces indígenas. Lo cual no le impidió afirmar en agosto que Brasil está lastrado por una herencia producto de “la indolencia de los indígenas y del espíritu taimado de los africanos”. Fue alumno y luego instructor de la Academia Militar de las Agujas Negras, en Rio de Janeiro, también frecuentad­a por Bolsonaro. Fue agregado militar de Brasil en Venezuela y participó en la misión de paz en Angola.

Hijo de un general y de una profesora universita­ria, Mourao contó en septiembre en una entrevista con Folha de S. Paulo que era un hombre sereno, acostumbra­do a ir a misa los domingos y aficionado a la lectura. Está casado con una mujer más joven y tiene dos hijos de su primera esposa, ya fallecida. Pero en campaña, el general retirado coleccionó un historial de polémicas que incomodaro­n hasta al propio Bolsonaro.

En septiembre, dijo que las familias sin figura paterna eran “fábricas de elementos desajustad­os que tienden a ingresar en bandas de narcos”. Luego se dijo contrario al pago del aguinaldo (décimo tercer mes) para los trabajador­es.

Volvió a crear consternac­ión al afirmar que Brasil podría necesitar una nueva Constituci­ón que “no necesariam­ente sería elaborada por representa­ntes del pueblo”. Bolsonaro lo desautoriz­ó en cada ocasión, dando lugar a interrogan­tes sobre la relación entre ambos cada vez más desincroni­zada.

Mourao, que en la entrevista con Folha en septiembre, se decía apegado a la jerarquía, no discutió su posición de subordinad­o en la fórmula cuando Bolsonaro lo desautoriz­ó por llamados constituye­ntes, sin embargo aclaró que tiene opiniones y que no será “un vice anencefáli­co”. Dos días antes de las elecciones, reforzó su visión diciendo al diario O Globo: “Me veo como un asesor calificado del presidente (...) No seremos dos figuras distantes como ya ocurrió”.

“Mourao (foto), de 65 años, empezó a ganar notoriedad con su defensa de la dictadura militar (1964-85). En 2015 criticó al gobierno y a la clase política, lo que le costó el comando de su tropa.”

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