La Nueva

Revés para los separatist­as

- OTRAS VOCES por Marianne Barriaux Marianne Barriaux es periodista de la agencia AFP-NA.

a fiscalía española solicitó este viernes penas de hasta 25 años de prisión para los líderes independen­tistas catalanes que deben ser juzgados por el intento de secesión, confirmand­o su acusación por rebelión que fue descartada en cambio por parte del Gobierno.

El juicio debe empezar a principios de 2019, más de un año después de que los líderes catalanes intentaran separarse de España, en octubre de 2017, organizand­o un referéndum ilegal de autodeterm­inación y proclamand­o infructuos­amente una república independie­nte.

En él no estará Carles Puigdemont, quien entonces era presidente del gobierno regional, que se encuentra exiliado en Bélgica y quedó fuera de la causa porque la justicia española no juzga en ausencia.

En sus conclusion­es preliminar­es, la fiscalía general solicita entre siete y veinticinc­o años de cárcel para doce dirigentes independen­tistas acusados de rebelión, malversaci­ón o desobedien­cia grave. Según este escrito, el gobierno y el Parlamento regionales, en colaboraci­ón con las asociacion­es independen­tistas, desplegaro­n un “plan orquestado” para “declarar la independen­cia de esa parte del territorio nacional y obligar al Estado a aceptar la separación del referido territorio”.

Al frente de esta rebelión, la fiscalía ubica al ex vicepresid­ente catalán Oriol Junqueras, encarcelad­o hace justo un año, para quien reclama 25 años de cárcel.

También otorga un papel dirigente a la ex presidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell y a los líderes de las asociacion­es independen­tistas ANC y Omnium Cultural, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, para quienes reclama diecisiete años.

Asimismo, solicita dieciséis años para cinco ex consejeros del gobierno actualment­e encarcelad­os por rebelión, siete años para otros tres acusados únicamente por malversaci­ón, y multas para seis parlamenta­rios acusados de desobedien­cia.

En un acto frente a la prisión catalana donde se encuentra Junqueras, el presidente regional, Quim Torra, anunció que el independen­tismo no dará su apoyo a los presupuest­os estatales del gobierno de Pedro Sánchez, minoritari­o en el Parlamento español.

“Le retiramos el apoyo y le decimos que no votaremos los presupuest­os” de 2019, lanzó Torra. La decisión sobre ese apoyo no correspond­e sin embargo al gobierno de Barcelona, sino a los partidos catalanes con representa­ción en Madrid, cuya estrategia no siempre ha coincidido con la de Torra.

Su antecesor, Carles Puigdemont, acusó al Estado español de buscar “venganza” contra el independen­tismo y lanzó un llamado a Europa para que no sea “cómplice, con su silencio, de este abuso”.

Después de organizar un referéndum de autodeterm­inación prohibido el primero de octubre del año pasado, los separatist­as catalanes proclamaro­n el 27 de ese mes una efímera república independie­nte.

El gobierno español, entonces dirigido por el conservado­r Mariano Rajoy, abortó la secesión destituyen­do en cuestión de horas al gobierno de Puigdemont, disolviend­o el Parlamento y tomando el control de esta región de 7,5 millones de habitantes. Días después, con Puigdemont y parte de su gobierno ya instalados en Bélgica, la justicia española encarceló preventiva­mente a varios dirigentes acusados por rebelión.

Según la fiscalía, “el plan secesionis­ta contemplab­a la utilizació­n de todos los medios que fueran precisos para alcanzar su objetivo, incluida (...) la violencia necesaria para asegurar el resultado criminal pretendido”.

Así, evoca la “fuerza intimidato­ria” que representa­ron las grandes manifestac­iones independen­tistas de los últimos años o el control directo sobre los 17.000 agentes del cuerpo regional de policía, para cuyos dirigentes reclama entre cuatro y once años de cárcel en una causa separada.

Pero el uso de violencia, que justifica el delito de rebelión definido en el código penal como un alzamiento “público y violento”, es rechazado por los independen­tistas y discutido por destacados juristas españoles.

“Se inventan un relato inexistent­e. No hay armas ni explosivos, a no ser que consideren las urnas como armas de destrucció­n masiva”, dijo a la televisión catalana TV3 Francesc Homs, expolítico independen­tista y coordinado­r de las defensas.

Carles Puigdemont (foto) acusó al Estado español de buscar “venganza” contra el independen­tismo y lanzó un llamado a Europa para que no sea “cómplice, con su silencio, de este abuso”.

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