La Nueva

A tres puntos

- CON LAS FORMAS DEL AYER por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

ace 56 años, en noviembre de 1962, se presentó en nuestra ciudad, por primera vez en la historia, un selecciona­do argentino de básquetbol.

“Nunca habían pisado las baldosas de un rectángulo bahiense doce estrellas de las redes vistiendo los colores de nuestro país”, expresó un cronista.

El selecciona­do venía de un revés anímico: luego de meses de preparació­n para el Mundial de Filipinas, la Confederac­ión Argentina decidió no enviarlo al torneo.

La delegación llegó a las 10 de la mañana de aquel domingo, mientras el equipo bahiense había su última práctica a órdenes de Bill Américo Brusa y Francisco Bocanegra.

Esa noche, el estadio del club Estudiante­s estaba repleto. “Bahía Blanca raMarchi, tifica así su condición de primera plaza basquetbol­ística del país”, afirmó un periodista de esta casa.

Previo al match, la Asociación Bahiense entregó placa recordator­ias a tres “jóvenes veteranos”, por sus once años defendiend­o la casaca celeste: René Giménez, Atilio Feliziani y Bruno Luis De uno de los grandes tríos de nuestra historia. Luego, comenzó la brega.

Bahía aspiraba a cumplir dignamente. Pocos sabían que ya estaba instalado el germen que la haría casi invencible. Giménez, Feliziani, Fruet, Castaldi y Omar Storti en la inicial celeste. Armendáriz, Olariaga, Torres, Riofrío y Ríos en la Argentina. Primer tiempo, gana Bahía 39 a 35. En la segunda etapa, el combinado nacional repunta, tiene mejor estado físico y más altura.

El cierre es emotivo y la Argentina vence por apenas tres puntos: 73 a 70. Esa ventaja pronto sería superada.

Apenas cuando un jugador que había jugado en el partido preliminar de cadetes debutara, un mes después, en la selección bahiense. Se llamaba Alberto Pedro Cabrera.

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