Aplausos.
La pareja integrada por Sergio y Adriana, directores del ballet tanguero, presentan esta noche el espectáculo “Pinceladas, color... tango”. Desde las 21.30.
Pinceladas de color y tango en la noche del Teatro Municipal
Sergio dijo: “Bailar,es tener alas y poder volar. Es la forma de materializar la felicidad en movimiento, a la vez que potencia todo lo bueno”.
El primer Ballet de Tango de Bahía Blanca llega al final de la temporada presentando todo lo que estuvo preparando durante el 2018. Se trata del espectáculo “Pinceladas color... tango”.
Los dirigidos por Sergio y Adriana se presentarán junto a la popular pareja tanguera esta noche, desde las 21.30, en el Teatro Municipal de nuestra ciudad.
Creado y dirigido por la dupla tanguera, el show es el único espectáculo coreográfico de tango de la ciudad donde los bailarines tienen el rol principal. En este caso cada coreografía estará “pincelada” por imágenes creadas por pintores internacionales, nacionales y locales en línea con los temas.
Además de los bailarines estará el cantante Pablo López, quien más allá de ser vocalista de varios estilos cuenta con un profundo decir y sentir tanguero.
Habrá también una version fusionada de tango español, expresada en forma magistral por la bailarina Cristina Fuertes.
El espectáculo estará dotado de múltiples variantes y detalles. Por ejemplo, en “Libertango”, de Astor Piazzolla, participarán los músicos Diego Alvarez y Martin Katz Visnivetski (en piano y oboe), quienes ademas acompañarán a Pablo en una canción.
También harán una canción original, especialmente creada para este espectáculo por Adriana.
Se trata de “Pinceladas color tango”.
Bailar es poder volar
—Sergio ¿qué significa bailar para ustedes?
—Bailar,es tener alas y poder volar. Es la forma de materializar la felicidad en movimiento, a la vez que potencia todo lo bueno, mueve las emociones, nos estremece, nos conecta, dispara sensaciones. La música manda, dicta, lo genera todo, porque bailar es describir con la acción todo aquellos que sucede en el alma. El tango además no te deja nunca solo, somos dos, cuatro piernas y un sólo corazón. El tiempo que dura un tango es como un viaje compartido, te subís, lo recorrés, disfrutás y seguís soñando hasta que el acorde final se apaga.
“En mi caso el tango es una manera de vivir y sentir lo que quiero: estar en el escenario bailando, actuando, asistiendo, apuntando... El escenario es mi vida.
“Para nosotros el tango es parte de nuestra familia, de quienes siempre hemos tenido el apoyo y ayuda, y ellos, nuestros padres, hermanos, cuñados e hijos fueron pilares en nuestro desarrollo, cada uno a su manera.
—Tres décadas de trabajo. ¿cómo las analizás?
—Significan mucho camino recorrido, sumando experiencias, conociendo gente, haciendo amigos, consolidándonos como realizadores y productores de espectáculos renovados cada año.
“Mucho tiempo, hemos visto renacer el tango-danza en la ciudad y pudimos ser testigos de todo lo que vino después. Muchos nos describen como quienes generamos un semillero importante, desde los cursos de tango que dictamos por once años consecutivos en la Municipalidad y de los cuales se desprendieron cientos de bailarines cada uno gestando algo nuevo.
—Atravesaron distintas generaciones.
—En tres décadas vimos nacer los hijos frutos del amor tanguero de muchos de nuestros bailarines, que se conocieron en el ámbito del tango, como hemos visto partir pilares de la música y lo artístico en nuestra ciudad, gente que desde diferentes lugares nos enseño, y brindó su apoyo incondicional. Entre ellos, Antonio Volpe, Atilio Zanotta, Olga Pos-