La pobreza castiga muy duro a miles de bahienses
Las conclusiones de un estudio sobre pobreza en nuestra ciudad advierte que, dentro de esa cifra, 12 mil habitantes experimentan carencias en forma severa. Un problema muy grave que atraviesa a distintos gobiernos.
Según un estudio realizado por el Conicet durante el primer semestre de 2018, en nuestra ciudad unas 72.000 personas sufren pobreza multidimensional, que se experimenta en varias privaciones de manera simultánea. Dentro de esa cifra, 12.000 habitantes tienen carencias severas. La grave problemática afecta mayormente a los niños y adolescentes.
Un total de 72 mil bahienses padece pobreza multidimensional, es decir, experimenta varias privaciones en simultáneo, como relacionadas con la vivienda, servicios básicos, stándard de vida, educación, empleo y protección social.
Dentro de ese número, existe un núcleo duro de 12 mil personas que experimenta esa situación en forma severa: están privados de múltiples ítems a la vez.
Estos datos, correspondientes al primer semestre de 2018, surgen de un trabajo realizado en el marco del Proyecto de Unidad Ejecutora (PUE) del CONICET sobre Vulnerabilidad y Exclusión Social en la ciudad de Bahía Blanca.
A cargo estuvo la doctora María Emma Santos, investigadora adjunta del organismo en el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS) y profesora adjunta del departamento de Economía de la UNS.
Siempre en referencia a nuestra ciudad, 26 mil personas, es decir, el 8,6%, presentan una intensidad de pobreza “moderada”, por lo tanto están privadas en ingresos solamente, o bien en alguno de los indicadores de vivienda, servicios básicos o educación, más protección social.
En tanto, 34 mil bahienses (11,3%) se encuentra en pobreza multidimensional intensa y son aquellos privados en ingresos y algo más, o bien en cuatro indicadores de las dimensiones de vivienda, servicios básicos o educación, o desempleo.
Finalmente, existe también un núcleo de casi un 4% de personas (12 mil, aproxi- madamente) en pobreza multidimensional severa, por lo que experimentan una situación negativa muy intensa. Están privadas en dos o más dimensiones completas.
Por ejemplo, pueden estarlo en ingresos y los tres indicadores de vivienda (precariedad de los materiales, hacinamiento y tenencia insegura de vivienda), o servicios básicos o educación, o en ingresos, desempleo y protección social y otros dos indicadores de las demás dimensiones.
Entre las privaciones no monetarias sobresalen las vinculadas al mercado laboral: privación en protección social (entendida como estar aportando al sistema jubilatorio, percibiendo una jubilación o tener cobertura médica contributiva), privación en empleo, así como también en el nivel educativo de los adultos del hogar.
También sobresalen algunas privaciones no asociadas al mercado laboral: carencia de instalación sanitaria adecuada, hacinamiento y precariedad en la tenencia de la vivienda, por ejemplo.
Los indicadores
La medición multidimensional se compone de 12 indicadores agrupados en 5 dimensiones:
1) Vivienda (precariedad de los materiales de la vivienda, hacinamiento y tenencia insegura de la vivienda).
2) Servicios básicos (carencia de fuentes de agua mejoradas, carencia de fuentes de saneamiento mejoradas, carencias de energía limpia).
3) Estándar de vida (ingreso del hogar).
4) Educación (inasistencia de niños a la escuela, rezago escolar, logro educativo insuficiente de los adultos).
5) Empleo (desocupación) y Protección social (seguridad social y acceso a cobertura de salud).
“Lo que queda claro es que el tamaño de los grupos poblacionales identificados,
Entre las privaciones no monetarias sobresalen las vinculadas al mercado laboral: sea en protección social y empleo, así como en nivel educativo de los adultos.
aun cuando correspondan a la cota inferior de las estimaciones, evidencian un problema de una magnitud lo suficientemente serio como para demandar políticas activas”, expresa Santos.
“Se evidencia también un estancamiento preocupante, especialmente entre los más pobres entre los pobres, desde hace casi una década, que traspasa los signos políticos y demanda esfuerzos creativos y renovados orientados a una superación efectiva de la pobreza en sus múltiples dimensiones”, concluye.
Añade: “El mercado laboral es sin duda un punto neurálgico. Se evidencia la necesidad y el desafío de políticas que promuevan la creación de puestos de trabajo. A su vez, resulta esencial avanzar en políticas educativas que busquen garantizar los estándares de inserción social mínimos, intentando dinamizar y efectivizar uno de los canales más promisorios para la superación de la pobreza”.
Por último, señala la investigadora, se observa la necesidad de complementar dichas políticas con acciones orientadas a abordar las carencias habitacionales de la ciudad.