“Es muy raro levantar los brazos y ver que tengo las dos manos”
La vecina bahiense María José Méndez recibió una prótesis gratuita de parte de los chicos de Atomic Lab, la ONG liderada por Gino Tubaro, y con el optimismo que la caracteriza progresa cada día a paso firme.
Por culpa de los efectos secundarios de un medicamento mundialmente conocido por los estragos que causó en miles de fetos, María José Méndez (41) nació sin parte de uno de sus brazos.
Pero hoy, luego de toda una vida acostumbrada a no tenerlo, gracias al joven Gino Tubaro y sus compañeros de Atomic Lab, recibió de manera gratuita la primera prótesis de su vida.
“Siempre fui de interiorizarme y tener esperanza en los avances tecnológicos, probé tanto de chica como de grande con algunas prótesis, pero nunca me sirvieron, ya sea porque me resultaban incómodas, no las cubría la obra social o el diámetro del hueso de mi brazo –-tiene un muñón a la altura del codo-no era apto para una cirugía”, contó esta madre de tres hijos.
Y lo que destaca de la mano hecha con una impresora 3D que recibió el mes pasado es que, a diferencia de la mayoría de las otras prótesis que se cruzaron en su vida y cumplían una función estética, esta tiene utilidades.
“A mí los chicos me fueron muy sinceros, me explicaron que el jugo que yo le pueda sacar a la mano va a depender de mi grado de discapacidad y de mi constancia, y me dijeron que tengo que usarla todos los días para acostumbrarme. Tiene ciertas limitaciones, como que no permite levantar mucho peso o no se puede exponer largo rato al sol, pero yo estoy más que agradecida y considero que esto es apenas un primer paso de todo lo que puede ofrecer la tecnología”, reflexionó la empleada del Ministerio de Trabajo de la Nación.
“Hasta el momento me está siendo más útil en el trabajo, con el teclado de la computadora o agarrando expedientes, que en casa, donde tengo los desafíos más complicados. Para muchos pueden parecer una pavada ciertos logros que tuve en estos días, pero yo disfruto hasta de tender un toallón con las dos manos”, agregó.
Ella y su familia están acostumbrados a lucharla, “no nos dejamos vencer fácil”, sostiene.
Vive con su marido, Nelson Fernández, que “me ayuda y hace todo, además de tenerme cortita para que practique con la mano”, con quien tiene una hija de 5 años, y con su hijo de 16 y su hija discapacitada de 19 años que nació con un extraño síndrome –-de Rasmussen--, que le causó convulsiones desde los 9 y le provocó que el año pasado le removieran casi todo un hemisferio cerebral.
“Nadie debería quedarse encerrado en su casa con una discapacidad, yo siempre fui de reírme de la mía, soy de hacer chistes, y en el caso de mi hija, de quien los médicos dijeron que no iba a volver a hablar, ahora a un año de la operación habla como un loro, viaja sola en colectivo y prácticamente hace con un hemisferio lo que todos hacemos con dos”, celebró.
Sobre lo que significa la labor de la ONG Atomic Lab, María José contó que “fueron todos muy simpáticos y amables, llegaron a casa, tomaron mate mientras armaban mi mano –-se imprime en varias partes--, me siguen llamando para ver cómo voy con la adaptación... la verdad es un sacrificio enorme el que hacen recorriendo todo el país entregando prótesis”.
En cuanto a las sensaciones que le provoca tener una mano derecha por primera vez en su vida, la vecina de Villa Delfina explicó que “es muy raro levantar los brazos y ver que tengo las dos manos” y contó que, ni bien la recibió, publicó la buena noticia en sus redes sociales, que sus amigos del trabajo la 'obligaron' a llevarla a la oficina y que su madre se emocionó mucho al ver a su hija con dos manos.
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