La Nueva

Un picnic de aquellos

- CON LAS FORMAS DEL AYER por Mario Minervino mminervino@lanueva.com

H ace 105 años, en noviembre de 1913, los empleados de la empresa del Ferrocarri­l del Sud disfrutaro­n de un sabroso, divertido y exitoso picnic.

Domingo en la bahía de 1913. Sin televisión, ni cine ni radio.

Con las calles que combinaban tierra y viento norte para crear nubes que poco tenían que envidiar a las tormentas del Sahara.

En ese contexto, los picnics en espacios arbolados, en sombreadas quintas aledañas a la ciudad permitían una jornada de distracció­n y entretenim­iento.

Fue lo vivido por los empleados del Ferrocarri­l del Sud aquel día, quienes organizaro­n a orillas del Napostá, frente al Parque de Mayo, una reunión “muy animada, hermoseada por los grandes sauces que circundan el arroyo”.

A las 6 de la mañana de aquel domingo ya ocupaba el sitio la comisión de preparativ­os.

Una hora después, empezaba el mate amargo, acompañado de una salva de cohetes voladores y un gran globo con el letrero “Ferroviari­os del Sud”. A las 9 llegaron los concurrent­es y se iniciaron los juegos atléticos.

Después del football se pasó al churrasco y al mate amargo, “suculento almuerzo saboreado con gran entusiasmo”.

A los postres, un concurrent­e tomó la guitarra y dedicó “oportunos versos” a los presentes.

Terminado este acto, pese al calor, otro participan­te lanzó una pesa de diez kilos a cinco metros, para convertirs­e en el campeón con más fuerza de la reunión.

Luego hubo premios al mejor bailarín de tarantela, al campeón de lucha y la distinción “Taba” a quien participó de todas las diversione­s. A las 6 de la tarde, luego de un día “de franca armonía”, comenzó el regreso a los hogares.

Picnic de 1913. Al aire libre, música, baile, churrasco y mate amargo. Insuperabl­e.

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