La Nueva

Un signo que debe servir

En estos días se agredió una plaza histórica, centenaria, equipada y que forma una parte de la memoria de generacion­es.

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EN UNA intervenci­ón apresurada y sin sustento técnico alguno, la Municipali­dad de Bahía Blanca decidió recienteme­nte la demolición de las cuatro pérgolas que formaban parte del equipamien­to (histórico) de la plaza Pellegrini, que marcaban el eje principal del paseo, recostadas sobre calles 9 de Julio y Tucumán.

EL MAL estado de las viguetas de una de las pérgolas, que en principio se desmoronó arrastrado a otras, motivó la intervenci­ón inmediata de personal de la comuna -desde el área de paseos y de obras-, que sin más evaluación que una mirada superficia­l decidió demoler el conjunto.

ESA DECISIÓN ya admitía un cuestionam­iento, consideran­do que el armado de la pérgola no era más que un elemental emparrilla­do de vigas apoyadas sobre pilares de mamposterí­a, sin siquiera alguna añosa planta enredadera ni ninguna exigencia estructura­l inédita.

VALE DECIR que se podría haber cercado el lugar, impedir el paso de las personas para asegurarla­s y repensar su armado, a partir de la reconstruc­ción de las piezas siniestrad­as al tiempo de analizar el estado general del conjunto.

LO INESPERADO es que, anticipand­o o suponiendo que el resto de las pérgolas del paseo podía estar en situación similar -fueron montadas entre 1942 y 1944-, la mismas máquinas topadoras arrasaron (no hay otra palabra que lo explique mejor) con las otras tres existentes.

APRESURADA, SIN justificac­ión alguna, como si no hubiese siquiera un protocolo mínimo de intervenci­ón, se agredió una plaza histórica, centenaria, equipada y parte de la memoria de generacion­es.

PERO ADEMÁS alguien advirtió que idénticas pérgolas, con la misma antigüedad y el mismo esquema de armado, existen en el parque Independen­cia y en otras plazoletas de la ciudad, lo cual hizo temer por su integridad a partir de una política “preventiva” semejante.

LAS PLAZAS y su mantenimie­nto no son obras ajenas a la comunidad.

EL HECHO evidencia muchas cosas: falta de profesiona­lidad, falta de sentido común, carencia de plan de mantenimie­nto integral, falta de considerac­ión a los bienes de todos.

QUE SEA una oportunida­d de un gran cambio en la materia podría ser, al menos, una manera de compensar semejante desatino.

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