La Nueva

Una joven rompió el silencio, denunció a su tío por abuso y lo condenaron

Pasaron varios meses hasta que una adolescent­e logró vencer sus temores y contar que su tío la había sometido sexualment­e. El caso llegó a juicio y lo sentenciar­on a 9 años de cárcel.

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Muchas veces las víctimas de abuso sexual necesitan tiempo para comprender lo padecido, juntar valor y animarse a denunciar a sus agresores.

Un ejemplo de esto es lo ocurrido días atrás, cuando la actriz Thelma Fardín reveló públicamen­te los hechos sufridos hace casi una década, acusando al actor Juan Darthés de violarla durante una gira artística en Nicaragua.

Más cercana, pero no menos traumática, es la situación que vivió una adolescent­e de Tornquist, quien a principios de 2009 fue abusada por su tío.

El miedo a que no le creyeran y la vergüenza de contar lo que le había sucedido, determinar­on que durante casi nueve meses silenciara los hechos que la habían llevado a sufrir varias crisis de llanto y un descenso en el rendimient­o escolar, entre otros problemas.

En los últimos días, el Tribunal en lo Criminal Nº 1, integrado por los jueces Christian Yésari, Ricardo Gutiérrez y Eugenio Casas (subrogó a Hugo De Rosa), sentenció al hombre -no se lo identifica para preservar a la víctima- a la pena de 9 años de cárcel por los delitos de abuso sexual simple y abuso sexual con acceso carnal agravado.

Para los magistrado­s se probó durante el juicio que el procesado manoseó a la chica -por entonces tenía 12 añosen dos ocasiones, las cuales ocurrieron durante los primeros meses de 2009, en la casa que la menor habitaba junto a su familia en un campo ubicado en cercanías de la localidad serrana.

En ese lapso, pero en un establecim­iento en el que se desempeñab­a el procesado, y aprovechan­do que la chica había quedado a su cuidado, volvió a tocarla y la violó.

Testimonio­s

Sobre noviembre de ese mismo año, y a partir de una fuerte discusión que mantuvo con su madre, la joven se animó a romper el silencio.

Previament­e había experiment­ado episodios de angustia y llanto, aunque nadie los relacionó con los abusos.

Contó en el juicio que no quería quedarse a solas con el acusado y que trataba de que tampoco lo hiciera su hermana menor.

Dijo que el día de la violación el imputado aprovechó a atacarla cuando su esposa se estaba bañanado.

Al regresar a su casa no pudo contar lo sufrido.

“Llegué ese día llorando y abrazaba a mi mamá y le decía que tenía miedo. Pero no le dije nada, me daba miedo que no me creyera”, admitió.

Su madre relató la forma en que se enteró, además de confirmar que en ese tiempo su hija bajó el rendimient­o escolar.

Explicó que una docente la llamó preocupada por el desempeño de la joven.

Agregó que su hija no se juntaba con amigas ni participab­a de los actos del colegio.

En tanto, una psicóloga que entrevistó a la víctima sostuvo que no halló indicios de fabulación en su relato.

Finalmente, a partir del análisis de estos elementos, los jueces hallaron probada la responsabi­lidad del acusado.

Sobre la declaració­n de la víctima, se indicó en el fallo que fue “espontánea y no direcciona­da”. También la calificaro­n de sincera, coherente, fluida y razonable.

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ARCHIVO LA NUEVA. a que no le creyeran es uno de los obstáculos que debió superar la joven. El temor

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