Un arroyo que es canal y mejora el paisaje de la ciudad
Córdoba supo sacar provecho de una obra hídrica y un canal se convirtió en un paseo relevante.
as ciudades han sido fundadas y ubicadas a partir de la existencia de algún cursos de agua --el arroyo Napostá, por caso, fue clave para el emplazamiento de Bahía Blanca--, aunque en general la relación entre la ciudad y ese hecho natural ha sido contradictoria, convertidos en lugares de desechos urbanos e industriales, considerados barreras más que oportunidades.
Nuestra ciudad no ha sido ajeno a esa postura. En la década del 70 comenzó el entubamiento del Napostá y tampoco hizo una propuesta paisajística interesante la profundización del Maldonado, un tajo de hormigón que separa cada día más barrios.
Por eso resulta interesante lo sucedido con el arroyo La Cañada, en Córdoba, pensado como un rasgo característico, sacando provecho de su calidad de eje estructurante y ordenador, un atractivo paisajístico y turístico.
LEl lugar
El arroyo La Cañada atraviesa el centro de Córdoba desde La Lagunilla, hasta desembocar en el Río Suquía.
Es un arroyo estrecho que aumenta su caudal durante las lluvias, lo cual generaba grandes inundaciones.
Con el crecimiento urbano y la aparición de nuevos barrios, se superó el límite que implicaba el Arroyo. Se debieron construir puentes y así formarse una franja perimetral al centro fundacional.
Sobre los años 30 y 40, la ciudad adhirió a las pautas del diseño moderno, incluyendo la sistematización de La Cañada, poniendo fin a las inundaciones pero, sobre todo, repensarlo como hito en la consolidación urbana.
En 1944 se inauguró el primer tramo, de 3 km, un canal a cielo abierto, materializado por hormigón armado, como también los puentes que lo atraviesan. Se lo revistió con piedra caliza labrada y en cada costado se desarrollan avenidas.
En 1948 se incorporó arbolado en sus bordes, con la idea de que esa obra de infraestructura comience a ser un paseo . Ésta operación potenció su impacto, convirtiéndola en un importante corredor verde, del que las tipas son la mayor atracción
Diseño
Además de su carácter paisajístico, el arroyo ha tenido un impacto positivo a partir de un adecuado diseño. Al recorrer su curso se pueden apreciar distintos períodos arquitectónicos, desde la tradicionales casas chorizo hasta renovadas propuestas comerciales.
Si bien la Cañada constituye un eje verde por sí mismo, interpretando sus bordes se puede apreciar el sistema de plazas, plazoletas, y espacios culturales públicos.
La sistematización del arroyo La Cañada marcó un importante impacto ambiental a lo largo del tiempo pero a su vez constituye una obra de valor patrimonial urbanístico–arquitectónico que ayuda a reflexionar como una obra que nace para evitar inundaciones pero termina siendo entendida como una obra de paisaje urbano, perdurable en el tiempo y que pone en valor todo su entorno.
Un arroyo en un espacio urbano es una oportunidad única para generar mejoras en el paisajes, para potenciar paseos, para mejorar el entorno.