A diez años de la última gran sequía, aún faltan obras vitales en Bahía
QUÉ OPCIONES CONVIENEN PARA ASEGURAR LA PROVISIÓN DE AGUA
A pocos meses de frustrarse el proyecto para la construcción del acueducto del río Colorado, se reflotan las dudas sobre cuáles deberían ser las nuevas fuentes de agua para asegurar el abastecimiento en el conglomerado Bahía Blanca-Punta Alta, actualmente de casi 400.000 habitantes. El ingeniero Juan Carlos Scheffer, especialista en temas hídricos, aseguró que restan realizarse obras para aumentar la capacidad potabilizadora y de almacenamiento que permitan aprovechar el caudal que puede enviarse por el acueducto desde Paso de las Piedras.
Luego del vaciamiento parcial e intencional –-por tareas de reparación-- del embalse Paso de las Piedras del año 2000, que provocó que el mismo alcanzara su cota mínima histórica –fue inaugurado en 1972-, el primer lustro del siglo XXI había sido satisfactorio en términos pluviales. El período 2001-2005 arrojaba un promedio de 600 milímetros anuales, acordes a la media histórica de la zona, y el nivel del dique no generaba preocupaciones. Pero la sequía que se vivió a continuación, con años detonantes como 2008 y 2009 que rondaron los 400 milímetros –-en Bahía Blanca, mientras que el embalse se abastece de las lluvias en la zona serrana-- generaron la peor crisis hídrica de Bahía Blanca desde la construcción del dique. Desde comienzos de 2009 se fue temiendo la emergencia hídrica, declarada en mayo de ese año y que alcanzó su cota mínima histórica –-no intencional-el 18 de diciembre del mismo, cuando bajó hasta los 153,84 metros sobre el nivel del mar. Para tomar dimensión, dicha cifra significaba que el embalse contaba con menos del 25 % de sus reservas, mientras que en la actualidad, en épocas de bonanza, la cota está en los 163,37 msnm, más cerca del punto de desborde (165m) que de las alertas. Pero si volviera a darse una sequía como la que azotó hace una década al sudoeste bonaerense, ¿Bahía volvería a sufrir por el desabastecimiento de agua? A pocos meses de la confirmación de que la faraónica obra del acueducto del río Colorado deberá postergarse por tiempo indefinido, reflotan las dudas sobre cuáles deberían ser las nuevas fuentes, los nuevos acueductos o las nuevas obras de potabilización y almacenamiento que traerían seguridad y tranquilidad a futuro a un conglomerado –-Bahía Blanca-Punta Alta-- que hoy ostenta casi 400.000 habitantes.
Más almacenamiento y potabilización
El ingeniero, docente de la UNS y exdirector de Obras y Mantenimiento del Agua, Juan Carlos Scheffer, analizó la situación hídrica actual de nuestra ciudad y manifestó cuáles serían, a su parecer, las obras necesarias para que el abastecimiento de agua no peligre en el corto y mediano plazo. “Apenas se hizo cargo el Gobierno actual yo manifesté que la prioridad era dirigir las fuerzas a los resultados surgidos de estudios anteriores en los que habían participado universidades y organismos técnicos. Los mismos tenían que ver en primer lugar con la falta de capacidad de la planta potabilizadora para procesar el caudal que puede enviarse por el acueducto que viene de Paso de las Piedras”, opinó. “La planta de Patagonia en su diseño original tenía planteada la construcción de tres módulos de 80.000 m3 cada uno, pero como en ese momento la ciudad no consumía tanta agua, al final se construyeron solo dos. El tercer módulo ni siquiera se construyó una vez que la ciudad creció”. La falta de ese módulo hace que cuando la calidad del agua disminuye por el aumento de turbidez, no tiene la capacidad de potabilización necesaria, y a eso hay que sumarle que la cisterna no amplía desde 1929”. Según explicó el ingeniero especialista en cuestiones hídricas, la capacidad de almacenamiento actual de Bahía Blanca es de 130.000 m3, una cifra que en un día pico de verano alcanza solo para media jornada. “Si la planta contara con el tercer módulo, durante la noche, momento en que se consume mucha menos agua, se podría procesar todo el agua que no está consumiendo la ciudad y, si le sumamos capacidad de almacenaje, podríamos contrarrestar los picos de consumo que se produzcan en días de verano”, explicó Scheffer. “Resumiendo, con la cantidad de metros cúbicos que vienen cada día por el acueducto desde el dique Paso de las Piedras, que actualmente está casi lleno, lo que necesita Bahía son obras de ampliación de potabilización y almacenaje”, explicó el docente.
“El Colorado no es la solución”
Respecto del multimillonario proyecto del acueducto para traer agua del río Colorado, Scheffer aclaró que siempre se mostró en contra del mismo, por lo que “ahora que se cayó la inversión no me sentí muy afectado, es momento de
“Hoy el dique tiene mucha agua, lo que falta es capacidad de potabilizar y de almacenar. No son grandes obras”.
aprovechar a hacer, con menos plata, cosas más eficientes”. “La ampliación de la cisterna y un tercer módulo en términos económicos no serían nada en comparación con el acueducto del Colorado. Pensá que esta obra incluía hasta una nueva planta potabilizadora en Pedro Luro, sumado a que a través de 120 kilómetros se iba a bombear agua potable, cuando en realidad se sabe que se debe bombear el agua cruda y potabilizarla en destino”. “Entre otras cosas, eso es así porque si se rompe el acueducto se pierde un montón de agua potable y, al mismo tiempo, cuando se lo repara se lo contamina y esa agua termina yendo a la red”. “Otra de las opciones válidas para asegurar abastecimiento a la ciudad es un segundo acueducto desde Paso de las Piedras, siempre y cuando al agua disponible en el embalse se le su- me la de pozos de agua subterránea en la zona periserrana”. “Cabe aclarar que los pozos a los que me refiero no son los que se hicieron hace diez años con la crisis, sino a los que realmente había determinado la gente de Geología de la UNS que se debía hacer, entre la cuenca del Napostá y la cuenca del Sauce Grande”. Sobre los pozos que se hicieron hace diez años, en la zona cercana a Cabildo y en el bajo San José, Scheffer explicó que “hoy no están en funcionamiento, dado que no tiene sentido gastar energía para bombear ese agua cuando la cota del dique está alta”. Sobre la opción del segundo acueducto desde el dique, el ingeniero explicó que “lo más caro en estos casos es la excavación, porque hay tosca en casi todo el trayecto, pero se podría levantar un acueducto antiguo, de 600 milímetros que está en pésimas condiciones, y usar la traza para colocar uno nuevo, ampliándola un poco porque correspondería un caño de mayor diámetro”. “Un segundo acueducto daría la ventaja de que si algún día se produce una nueva crisis por presencia de algas en Paso de las Piedras, se lo podría usar para transportar agua de los pozos periserranos, que es prácticamente potable y no requiere tratamiento. Se mezclaría el agua de los pozos con la del dique, bajando la cantidad de algas para facilitar la potabilización”, analizó el experto.
“Difícil que vuelva a darse una crisis así”
“Pienso que no se podría dar la misma situación ante la misma sequía, porque en aquel momento el comité de cuencas tomó una decisión equivocada por el pedido de algunos intendentes y se tiró el consumo de agua de la ciudad de más de un año. Se tiró agua y después vino la sequía, hoy esa decisión no se volvería a tomar”. “Temían que se inundaran los cambos e hicieron descargar un metro y medio, pero la función del embalse nunca fue regular, sino abastecer a la ciudad”.
“El acueducto del Colorado preveía bombear agua potable 120 km. Pero el agua se debe potabilizar en destino”. En su momento el comité de cuenca decidió tirar el agua que Bahía consume en un año. Después de eso vino la sequía.