La Nueva

Una familia siria busca su futuro en Coronel Suárez

Perdieron su casa en la guerra y vivieron refugiados en El Líbano. Hoy, Wadieh, Yameelah y sus tres hijos disfrutan de los nuevos vínculos con la comunidad que los integró.

- Anahí González agonzalez@lanueva.com

La familia Al Khouly, instalada desde hace cinco meses en Coronel Suárez, perdió todo en la guerra en Siria. Las bombas destrozaro­n el edificio en el que tenían su hogar, en Zabadani, en un pequeño pueblo turístico, cercano a Damasco, la capital.

Todo quedó sepultado bajo los escombros. Perdieron hasta su vehículo y debieron irse del país con lo puesto.

En aquel momento tenían dos niños, Revell y George. El más pequeño, tenía apenas dos meses y se vio tan afectado por el estruendo que durante varios años, aunque parecía escuchar, le costaba entender lo que le decían.

En Siria había “mucha guerra”, sintetizó Wadieh Al Khouly, quien arribó a nuestro país en febrero junto a sus tres hijos y su esposa Yameelah, en busca de paz y una nueva oportunida­d en Coronel Suárez.

Desde su llegada los cinco toman clases de castellano dictadas por voluntario­s de la Comunidad Cristiana, grupo gracias al cual pudieron ingresar al país -a través del programa Pro Siria- y que se comprometi­ó a brindarles alojamient­o, comida y contención hasta que pudieran adaptarse a los cambios y autosusten­tarse.

“En Siria no había comida, gas, ni luz, los caminos se cerraban; para moverse había que pasar por muchos controles policiales; la vida era muy mala”, contó Wadieh.

Antes de arribar a Coronel Suárez vivieron como refugiados en El Líbano, donde vivía la mamá de Wadieh. Sin embargo, allí tampoco encontraro­n paz.

No solo eran fuertement­e discrimina­dos por ser sirios, sino que los chicos eran marcados en la escuela, Jamilah tenía que pagar para poder trabajar y después de las 7 de la tarde no podían salir a la calle porque eran detenidos.

Además, el costo de vida era muy elevado para ellos. Un día, el menor de los Al Khouly, quien nació en El Líbano, se enfermó gravemente y tuvieron que pagar U$D 4.000 por una internació­n de cuatro días.

En este contexto opresivo y desfavorab­le, la familia, que profesa la religión cristiana, fue contactada por un miembro de JUCUN, grupo Cristiano que trabaja en la Argentina con el programa Pro Siria. Les propusiero­n trasladars­e a nuestro país para mejorar su condición.

Ellos no sabían mucho de Argentina, y menos de Coronel Suárez, sólo que había buena gente y que ambos podrían trabajar y tener un futuro.

Cinco meses después de su llegada aseguran estar muy a gusto y haber sido muy bien recibidos por la comunidad.

Los pequeños Rivelle (la niña) y George, de 8 y 6 años están concurrien­do a la EP N° 46, de la Unidad Académica y Eli, de 4 años, asiste al Jardín N° 913.

“En la iglesia, en el hospital, en la escuela, en el supermerca­do; todo bien en la Argentina”, dijo Wadieh.

Pablo Paissaud, miembro de Comunidad Cristiana, una de las iglesias que se sumó al llamado de JUCUN para atender esta misión solidaria, aseguró que los chicos han sido recibidos con mucho aprecio en las escuelas.

“Docentes, padres, directivos y hasta miembros del consejo escolar han adquirido productos que fabrica Jamilah para ayudar al sustento familiar”, co

"Todos se involucran a diario para ayudar y acompañar a la familia", dijo Pablo Paissaud, de Comunidad Cristiana.

mentó Paissaud.

“Si bien están muy contentos en Argentina, ellos extrañan a la familia que dejaron tanto en Siria como en El Líbano, principalm­ente los niños, quienes tenían una buena relación familiar, sobre todo, con sus tíos”, comentó.

Wadieh y Jameelah llevan 10 años de casados y han vivido momentos especiales y felices como el nacimiento de sus hijos y muy tristes, por la guerra que lleva un saldo de miles de refugiados, heridos y muertos desde su inicio en 2011.

“Se los ve felices en nuestro país, siempre dispuestos a recibir gente en la casa y a convidarle­s con una café y algún producto de los que Jamilah elabora. Son muy sociales, muy amigables, muy buenas personas”, destacó.

También indicó que cada uno de los miembros de la familia ya cuenta con documento de identidad y que de a poco se van adaptando a nuestros códigos y cultura.

Tienen otra moneda, otros números, otro idioma, pero en algo no pudimos sorprender­los: ya tomaban mate. Siria es uno de los mayores importador­es de yerba de la Argentina. En este tiempo, celebraron el cumpleaños número 4 de Eli, el más pequeño. La foto con la torta, rodeado de amigos, es una clara muestra de la integració­n y acompañami­ento de las familias. En el jardín también hubo torta. Los suarenses ya los adoptaron.

En Argentina, la organizaci­ón internacio­nal cristiana de Juventud con Una Misión (JUCUM) reunió a 40 iglesias que desearan y estuvieran en condicione­s de hacerse cargo durante un año de recibir a una familia siria, con estas condicione­s.

Wadieh Al Khouly realiza trabajos en durlock, cielorraso­s y revestimie­nto de paredes.Yameelah cocina exquisitec­es.

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ELIE, DE cuatro años, sostiene su nuevo documento de identidad.
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LA FAMILIA festejó con alegría y en paz el cuarto año de Elie, el menor de los Al Khouli.
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LA FAMILIA tiene contención y asistencia permanente en Coronel Suárez.
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YAMEELAH, RIVELLE, Wadieh y Elie, en casa. Pasaron tiempos muy duros en Siria y El Líbano y hoy respiran tranquilid­ad.

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