El prestigioso arquitecto César Pelli dejó un legado imborrable .
Reconocido por sus rascacielos, el argentino César Pelli fue un encendido defensor de la arquitectura social.
Con la muerte del arquitecto tucumano César Pelli, el pasado 19 de julio. el mundo ha perdido
a uno de los mayores referentes de la arquitectura del siglo XX.
Autor de las Torres Petronas de Kuala Lumpur (1998), de la primera ampliación del Mo MA de Nueva York, del Jardín de invierno dañado por los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, del Museo de Arte Contemporáneo de Osaka y de un sin número rascacielos —entre otros, varios en Buenos Aires, Mar del Plata y Tucumán.
Juntos
Pelli conoció a su mujer, la arquitecta Diana Balmori, y juntos comenzaron su labor profesional. Establecidos en Estados Unidos en 1952, una de sus primeras oportunidades llegó cuando, tras haber trabajado pabanismo ra el finlandés Eero Saarinen les encargaron la ampliación del Museum of Modern Art (MoMA) en Nueva York. Corría 1977 y Pelli, que con 51 años puso entonces en marcha su estudio, que trabajaría con precisión y seriedad.
Entre 1977 y 1984 fue decano de la Universidad de Yale. Ese año culminó la sede de Goldman Sachs, el rascacielos más alto de Nueva Jersey. Cuatro años después concluyó el Jardín de invierno del World Financial Center, dañado durante los ataques del 11 de septiembre.
Fue un pionero a la hora de combinar ahorro energético, densidad y revestimientos vegetales.
Alto
Las Torres Petronas de Kuala Lumpur, de 452 metros de altura, fue el edificio más alto del mundo entre 1998 y 2003. Pelli diseñó barrios en Londres, el urde de Abandoibarra y rascacielos en Madrid, Bilbao y la controvertida Torre Sevilla.
Si bien trabajó los colores de los vidrios de los muros cortina o la expresividad formal en las Petronas, su mayor contribución fue levantar edificios solventes, anónimos y respetuosos del entorno en el que se ubicaban.
Sociedad
Apasionado por la arquitectura, trabajó hasta sus últimos días, entusiasmado con cada nuevo proyecto.
A pesar de la escala de sus obras, sobre todo sus rascacielos, defendió la importancia de respetar la ciudad, de generar una arquitectura acorde al lugar y que sirviera para mejorar la vida de la gente. Ese fue su gran objetivo.