La Nueva

María, el arte, el puerto y una gran historia

Infinito por Descubir realiza un gran festejo por los dos años de inauguraci­ón.

- Maximilian­o Allica mallica@lanueva.com

El arte me salvó”, dice María de los Milagros Baylac, minutos después del primer día de trabajo en el mural de una cuadra y media de largo que pintará esta semana en el puerto de Bahía Blanca.

Nacida en esta ciudad hace 41 años, buena parte de su vida transcurre viajando por el mundo. Pinta cuadros, diseña imágenes de comunicaci­ón para marcas comerciale­s y deja su sello con murales en distintas ciudades del país y el extranjero. Por ejemplo, en hospitales de Chile.

En este caso el lugar elegido es el puerto, a propuesta del Consorcio de Gestión. Y se trata de una obra colaborati­va: todos los que se quieran acercar al paredón ubicado frente a Prefectura, hoy y mañana de 11 a 17, podrán pintar en el mural.

"No importa saber de arte, haber pintado antes o no. Es la oportunida­d de ser artista por un día", dice.

María tiene una impresiona­nte historia de superación. Cuenta que el arte la salvó a los 16 años, cuando sufría de bulimia y anorexia, y la volvió a salvar ahora, luego de la prueba más dura de su vida.

A Baylac, hace exactament­e un año, le detectamit­ió ron un linfoma de Hodking, un tipo de cáncer en el sistema linfático. Todo empezó con una tos.

"Me había ido un tiempo a trabajar a Australia, volví a la Argentina y me tomé unas vacaciones en Punta del Este. Ahí me contagié esta tos, supuestame­nte era una alergia pero me parecía raro porque al dedicarme a trabajar con pinturas tenía hechos todo tipo de tests".

Amante de la meditación, la vida sana y los tratamient­os alternativ­os, tardó un buen tiempo en acercarse a la medicina tradiciona­l. En julio, como el problema no paraba, fue a un neumonólog­o.

"El se dio cuenta enseguida por el sonido de mi tos, pero me mandó a hacer una serie de estudios que terminaron confirmand­o el linfoma. La horrible noticia me la dio el 20 de julio del año pasado, Día del Amigo. Yo ni siquiera sabía qué era esa enfermedad".

Le hicieron una biopsia y, al poco tiempo, empezó con la quimiotera­pia. A su vez, buscó terapias alternativ­as. El cambio en su vida fue brutal. Aunque no perque lo sea del todo.

"El cáncer en general da mucho desgano, atenta contra el ser humano en su totalidad. Yo, si bien no pude continuar mi vida como siempre, seguí trabajando, sobre todo pintando y ocupándome de las cosas que me hacían bien".

Otra forma de canalizar su energía fue escribiend­o lo que le pasaba. Uno de sus textos dice:

"Yo no les voy a contar que el cáncer fue una experienci­a gratifican­te, no me implico dolor, pero sí decepción. Hacía años que trabajaba mi espiritual­idad y mi misión, justamente siempre ayudé en esta causa porque le tenía miedo. Al enterarme de esto me dio bronca, enojo.

"Corrí el enojo y puse el objetivo en curarme en tres meses, que fuera un milagro. Puse todo de mí y seguí con mi vida o con lo que podía hacer. Me abrí a otros desde la vulnerabil­idad de no entender por qué a mí. Elegí, miles de cosas deseché y dije que no, pero elegí curarme".

María reconoce que le costó aceptar a la medicina convencion­al.

"Cuando a los tres meses me dijeron que había que continuar con el procedimie­nto me enojé y me cerré. Cambié la técnica. Me metí para adentro y buceé mis profundida­des. Navegué por mi vida, traté de iluminar las zonas oscuras, repasé todo lo que me pasó, mi historia. Yo sufrí y sentí dolor por personas que amé o que me decepciona­ron pero no por la quimiotera­pia. La quimio me llevó a mi humanidad. Me despojó de todas las armaduras que tenía y lloré".

En sus relatos, cuando aún no había superado la enfermadad, agrega: "Yo que probé de todo, que experiment­é y que mi curiosidad me llevó a recónditos lugares del mundo y a sobrevivir a miles de situacione­s, yo por primera vez me arrodillo y digo: hasta aquí llegué. Y entonces el amor de los que te rodean, gente que aparece a ayudar, tejen una red invisible para decirte 'no estás sola. Acá estamos para que puedas tirarte en la red que se tejió para acompañart­e'. Y sí, como en Indiana Jones tenés que ver un puente invisible en el precipicio y decidir si saltás o no".

El puente estaba y María se curó. El arte la volvió a salvar.

Le dice a La Nueva: "Mi consejo es que cada uno es un caso particular y que es muy bueno escucharse, buscar qué es lo que cada uno necesita para afrontar las situacione­s más difíciles. La respuesta no está afuera, está adentro. A mí me ayudó mucho lo que hago, porque lo amo. El arte, una vez más, me salvó".

Trayectori­a

"Soñadora, viajera, apasionada", así se define en su currículum. "Sus colores, como los denomina, muestran su forma de mirar la realidad y comunican mensajes para el alma".

Su trabajo incluye murales, indumentar­ia, decoracion­es e ilustracio­nes para diferentes marcas y proyectos artísticos en Argentina y el mundo.

El 20 de julio del año pasado, Día del Amigo, le confirmaro­n que tenía una enfermedad durísima. Con gran esfuerzo logró superarla.

Ha sido selecciona­da para representa­r al país en la Copa de la Reina en Londres y en Saint Tropez, intervinie­ndo una montura de Polo para INPROTUR y La Martina.

Trabajó comunicand­o la imagen de Campari por sus 150 años y para otras marcas como Jazmin Chebar, Infinit, Bensimon, Absolut, Nokia en Londres, Love Miuka, Lancome, Adidas, Puig, Uptown gafas, Universo Garden Angels, Le Moulin de la Fleur y Flybondi, entre otros.

Participó de la segunda bienal de arte en Chaco. Intervino toda una escuela audiovisua­l infantil en Belén de los Andaquies en Colombia, un pueblo donde se encuentra el conflicto armado, apoyada por la ONG Tomando Conciencia.

Brinda talleres de arteporque está convencida del poder de sanación de la pintura. Pintó y dio talleres en Moscú. "Cuando se enseña desde el sentir no hay nacionalid­ades ni fronteras".

También expuso en una galería en Beijing, participó en varias exposicion­es individual­es y colectivas en el país y el exterior.

Protagonis­ta en la pasarela de Clarín Mujer, desfiló en el Sheraton con otras 30 mujeres que aportan algo al país. En Chile pintó el hospital de niños Calvo Mackenna y los espacios de la Fundación Nuestros Hijos, que luchan contra el cáncer.

Los bahienses, hoy y mañana, tienen la oportunida­d de pintar con ella.

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FOTOS: PABLO PRESTI - LA NUEVA
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Para todos. Chicos y grandes pueden pintar en el mural.
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En pleno trabajo. María de los Milagros en el puerto.

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