Algunos mitos sobre las amenazas para la Argentina de la integración comercial
La Bolsa de Comercio de Córdoba difundió un informe donde se analiza el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.
Argentina tiene muy pocas relaciones comerciales con el resto del mundo. Las exportaciones e importaciones representan solo el 25% del PBI, muy por debajo del porcentaje promedio para la región, que es de más de 40%.
Múltiples factores contribuyen a explicar nuestra baja inserción: barreras arancelarias y no arancelarias elevadas, una estrategia débil en cuanto a acuerdos comerciales, y factores macro y microeconómicos que determinan una baja competitividad internacional de nuestra economía.
En este contexto desfavorable, el acuerdo con la Unión Europea (UE) implica multiplicar por 6 el tamaño del mercado con el que Argentina tendrá acceso preferencial para sus productos, indicando un claro cambio de rumbo en
a la apertura con el resto del mundo.
La UE es el segundo socio comercial de la Argentina, detrás de Brasil. Más de la mitad de las exportaciones a la UE son en manufacturas de origen agropecuario, proporción muy superior a lo que representa ese concepto en las exportaciones al resto del mundo; con esto, el acuerdo puede potenciar las ganancias para el sector agroindustrial. Por su parte, la mitad de las importaciones de la UE son en bienes de capital, por lo que el acuerdo será un incentivo a la adopción de nuevas tecnologías a menor costo.
El acuerdo contempla la eliminación de aranceles para el 91% de las partidas arancelarias provenientes de la UE, luego de la aprobación legislativa del acuerdo. Este proceso será gradual, cuidando de no generar costos de ajuste excesivos a sectores muy protegidos y poco competitivos. Se contempla la inmediata eliminación de aranceles para el 13% de los productos, 27% dentro de 10 años, y la extensión al 60% de los productos restantes recién en un plazo de al menos 10 años. En cuanto al tratamiento de las importaciones que hará la UE, el acuerdo también completa una fuerte reducción de aranceles que se hará progresivamente, pero abarcando al 76% de los productos desde el momento en que el acuerdo comience a entrar en vigencia. Este tratamiento asimétrico beneficia entonces más al Mercosur que a la UE.
La comparación de precios internacionales de los productos de sectores protegidos también da una medida de la amenaza implícita de reducir barreras al comercio internacional. En efecto, el precio doméstico en dólares de los productos con fuertes restricciones a las importaciones como alimentos, vestimenta y autos era hasta 2017 elevado en la comparación internacional de 86 países, pero se redujo de manera importante con la devaluación de 2018. Esta mejora de precios mitiga el impacto negativo de la mayor competencia de bienes importados ante una apertura, y resalta la importancia de la estabilidad macroeconómica y la competitirelación vidad cambiaria para una apertura armoniosa al comercio internacional.
Más allá de los impactos en empresas y trabajadores, quienes se beneficiarán fuertemente con la apertura son los consumidores, y en especial los de menores ingresos, quienes consumen una mayor proporción de bienes transables; según la OCDE, eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias incrementará fuertemente su poder adquisitivo. Esto da luz del beneficio de los menores precios al consumidor que se derivan de eliminar restricciones a las importaciones.
En definitiva, acceder a bienes más baratos, y sacar el máximo provecho de nuestras ventajas comparativas, impulsará el crecimiento beneficiando en el largo plazo a toda la sociedad. A pesar de la baja inserción de Argentina en el mundo, las ganancias del comercio para distintas regiones son evidentes. En efecto, las provincias donde más crecieron las exportaciones en los últimos cinco años son las tuvieron un mayor crecimiento. También se advierte que las provincias con mayor orientación exportadora tienen menores índices de pobreza, coincidiendo con la evidencia internacional en relación a la liberalización comercial.