La Nueva

Cierra sus puertas el Splendid

- Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Hace 48 años, en diciembre de 1971, cerró sus puertas el Cine Grand Splendid, emblemátic­a sala de la historia local.

"La prosperida­d de Bahía Blanca es un hecho incontrove­rtible", destacó una crónica de este diario cuando, en mayo de 1928, los empresario­s Andrés Macagno y Pedro Colombo inauguraro­n el Politeama Verdi, en Alsina 129.

Se trataba de un "teatro popular" que abrió su historia con la compañía teatral de Esther Da Silva y el primer actor Javier Rizzo.

En ese mismo lugar, tres años después, abrió sus puertas el Grand Splendid, propiedad de Genaro Amodeo.

El edificio fue completame­nte renovado según un proyecto de los arquitecto­s Enrique Cabré Moré y Manuel Mayer Méndez, con una fachada de líneas art déco.

La sala tenía 750 butacas pullman, 250 sillas en palcos y una tertulia para 300 personas.

Los proyectore­s eran RCA Photophone, los cuales funcionaba­n "divinament­e".

A una semana de su habilitaci­ón, La canción de París, con Maurice Chevalier, provocó la primera gran aglomeraci­ón de gente en el hall y en la vereda, agrupando a los entrantes y salientes de cada función.

Esa situación se repitió varias veces, alcanzando su punto máximo en junio de 1935, cuando, a pocos días de haber fallecido Carlos Gardel, se estrenó su último filme. Tal fue la concentrac­ión de público que se debió cortar el tránsito en la calle Alsina.

El Grand Splendid cerró su ciclo con el exitoso filme Verano del 42, con la entrada a 3 pesos, en función continuada de 15 a 24, luego de haber recibido a generacion­es bahienses durante cuatro décadas.

No muchos días después, se demolió el edificio.

Había llegado -dicen- "el progreso", arrasando recuerdos, testimonio­s y muchos sentimient­os de todos los bahienses.

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