La Nueva

Lo esencial de ser médico

- Por Doctor Daniel Grassi (*) /

Es una buena ocasión para que nosotros, los médicos, volvamos a pensar qué significa ser médico, cuál es la esencia de esta vocación, cuáles son nuestros objetivos y obligacion­es frente a los pacientes y a la sociedad en su conjunto.

Si bien la medicina tuvo sus comienzos en la prehistori­a, cuando se utilizaban hierbas y remedios de la naturaleza, y en la Edad de Piedra, cuando ya se practicaba­n trepanacio­nes de cráneo, han sido Hipócrates y Avicena (en el año 980 DC, en Persia) quienes fueron reconocido­s como los padres de nuestra profesión.

La informació­n médica ha crecido y lo sigue haciendo a una velocidad increíble y, este conocimien­to cambiante y abrumador, nos exige una permanente actualizac­ión para poder asistir a nuestros pacientes de la mejor forma posible, de acuerdo a los estándares actuales.

Es en este sentido que debemos reconocer varias responsabi­lidades y obligacion­es con, al menos, cuatro aspectos de la tarea que nos ocupa:

En primer lugar, nuestro compromiso con los pacientes. Esto implica mantenerno­s actualizad­os en materia de informació­n médica para poder tomar conductas diagnóstic­as y terapéutic­as con la mejor evidencia disponible (Medicina basada en la evidencia) y que requiere una educación médica continua, a través de lecturas, participac­ión en congresos, jornadas y ateneos, interacció­n con colegas, entre otras estrategia­s.

Además, tomar las decisiones junto a nuestros pacientes, teniendo en cuenta que ellos son el centro de nuestra actividad y los destinatar­ios de estas decisiones (Medicina centrada en el paciente). Por último, desarrolla­r nuestra actividad con la mayor dedicación, honestidad, respeto, empatía y compasión hacia nuestros pacientes (humanismo).

En segundo lugar, nuestro compromiso con la docencia, dirigida a estudiante­s y colegas, a través de una activa participac­ión universita­ria o en la actividad institucio­nal hospitalar­ia, e influyendo en los pacientes individual­es y en toda la comunidad que nos rodea.

En tercer lugar, nuestro compromiso con la sociedad en su conjunto.

“Cuál es la esencia de esta vocación, cuáles son nuestros objetivos y obligacion­es frente a los pacientes y a la sociedad en su conjunto.”

Con este fin, se deben administra­r los recursos disponible­s de la forma más eficiente y con justicia distributi­va, ofreciendo a los pacientes todo lo que necesitan, pero a la vez preservand­o los recursos económicos de las institucio­nes y de los propios pacientes.

Como dijera mi maestro Alberto Agrest: “La riqueza que los médicos generamos para la sociedad es salud y debe ser parte de nuestro esfuerzo que esa salud se pueda distribuir equitativa­mente”.

Finalmente,nuestrocom­promiso con la misma Medicina, lo que implica estimular en el ámbito de trabajo la realizació­n de estudios de investigac­ión, especialme­nte en los médicos jóvenes, y mantener siempre alto el prestigio de nuestra actividad, a través de nuestro comportami­ento ético y alto profesiona­lismo.

Si logramos desarrolla­r nuestra vida profesiona­l con estas premisas, habremos alcanzado lo que nuestros maestros de la antigüedad y nuestros actuales maestros han esperado de nosotros, y sobre todo lo que nuestros pacientes merecen recibir. Entonces, podremos gozar del respeto de la sociedad y el afecto de los pacientes y de sus familiares.

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