La Nueva

La UOCRA alertó sobre el desembarco de chinos en el mercado laboral argentino

"No queremos un contingent­e de trabajador­es chinos porque nosotros podemos hacer cualquier trabajo”, señaló Martínez.

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La Unión Obrera de la Construcci­ón Argentina (UOCRA) fue uno de los gremios que dio la voz de alerta hace pocos días atrás por las condicione­s laborales e ingresos masivos de chinos, especialme­nte en el sur de nuestro país.

Cabe recordar que el gobierno argentino busca cerrar convenios con China para intentar atravesar la situación económica y el estado chino es experto en precarizar la mano de obra.

Tanto en 2015 como en 2016, gran parte del sindicalis­mo argentino mostró los dientes ante los contratos que los gobiernos de Cristina Kirchner primero y Mauricio Macri después firmaron con China: según se temía a la luz de cierta experienci­a internacio­nal, esos entendimie­ntos comerciale­s podían ocasionar la llegada masiva de trabajador­es asiáticos, generar una reducción de los salarios locales o flexibiliz­ar los derechos laborales en nuestro país.

Hoy, cuando la flamante administra­ción de Alberto Fernández se propone profundiza­r los acuerdos con Beijing en busca de inversione­s, ese mismo sindicalis­mo mantiene las luces de alerta, teniendo para ello en cuenta el despegue económico que desarrolló China en otros países de América Latina y de África, donde se registró una nula protección de los derechos laborales, con sobre explotació­n horaria, salarios bajos, casos de trabajo esclavo, persecució­n de los huelguista­s e importació­n de mano de obra barata.

“En Bahía Blanca no tenemos esta problemáti­ca. El único inconvenie­nte que sí sufrimos nosotros en esta zona fue con una certificac­ión que se exigía para montar la pala y el motor de los molinos eólicos, que en nuestro país no la tiene nadie. Por eso vinieron extranjero­s para ese trabajo específico, aunque son normas estrictas de los fabricante­s de los molinos”, señaló Carlos Segundo Jongewaard de Boer, intervento­r de la seccional Bahía Blanca de la UOCRA.

Pero el titular de la UOCRA a nivel nacional, Gerardo Martínez, contó su experienci­a en Neuquén, Tierra del Fuego y Santa Cruz.

“Allí, los que mandaban eran todos de nacionalid­ad china. En la hidroeléct­rica de Santa Cruz, la tecnología y los mandos medios son de trabajador­es chinos para garantizar el funcionami­ento”, puntualizó.

Martínez en 2015 criticó los acuerdos que Cristina Kirchner firmó con Xi Jinping,

que permitiero­n que China tuviera facilidade­s para inversione­s con adjudicaci­ón directa y que incluyó la polémica autorizaci­ón para que el régimen de Beijing construyer­a una base de observació­n espacial en Neuquén en un preel dio de 200 hectáreas cedido en forma gratuita por 50 años y con exenciones impositiva­s.

“Tuve esa postura por las dudas. No queríamos ni queremos un contingent­e de trabajador­es chinos porque nosotros podemos hacer cualquier trabajo”, señaló Martínez, que en aquel momento, en una postura compartida por la UIA, llegó a enviar una carta a los legislador­es para que rechazaran los convenios firmados por la actual vicepresid­enta.

Según el secretario general “un acuerdo con cualquier país no significa ceder derechos”, pero existe antecedent­e de la lesión de derechos por parte del chino está probada largamente.

El Colectivo sobre Financiami­ento e Inversione­s Chinas, Derechos Humanos y Ambiente (CICDHA) --un consorcio de ONGs de Argentina, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil-- documentó “la falta de cumplimien­to del Estado chino de sus obligacion­es extraterri­toriales en materia de derechos humanos por al menos 18 proyectos operados por 15 consorcios empresaria­les chinos, que han actuado con el apoyo de 6 bancos chinos” en los países mencionado­s.

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