“Es imposible avanzar en proyectos de esa envergadura con tan poca gente en obra"
La paralización casi total de las dos obras públicas más importantes de Bahía Blanca y la región generó mucha preocupación en la delegación local de la Unión Obrera de la Construcción Argentina (UOCRA), a lo que se sumó la fuerte caída en los emprendimientos privados.
Carlos Segundo Jongewaard de Boer, interventor de la seccional bahiense, señaló que por el momento han podido contener el malestar de sus afiliados y que se ilusiona con una rápida reactivación con la asunción del gobierno de Alberto Fernández.
“Lo que se hizo durante la gestión macrista, y juro que no tengo ninguna intencioSesquicentenario,
El actual interventor de la seccional local de la UOCRA se refirió a la paralización de los trabajos en la Ruta 33 y en Sesquicentenario.
nalidad política, fue mostrar algo que no existía. Era mostrar apenas un decorado, que en gran parte era sostenido con la propia plata de las empresas adjudicatarias”, señaló el gremialista, oriundo de La Plata y que lleva dos años al frente de la delegación bahiense.
Y agregó: “Es una situación que venimos padeciendo hace un par de años, que es la reducción de personal lenta, pero sostenida. Las empresas hicieron lo que pudieron y estiraron bastante la agonía, pero llegó un momento en el que no podían seguir financiando ellas mismas las obras del Estado. Y eso se debió, fundamentalmente, al atraso para pagar los certificados”.
De Boer se refirió puntualmente a construcción de la autopista de la Ruta 33 entre Bahía Blanca y Tornquist, una de las obras viales más importantes en la historia de la región, que se complementa con las tareas en el ex camino Sesquicentenario.
“Por más que las empresas no lo hicieron público, lo que les pagaba el Estado en los últimos meses no alcanzaba ni para pagar las quincenas de los empleados, por lo que era imposible mantener en marcha esas obras”.
En el auge de esos dos proyectos, el gremio contaba con más de 200 afiliados en funciones diarias.
“Hoy no llegan ni a 10. En la autovía de la 33, hoy tendría que haber más de 50 personas para mantener el ritmo de obra programado, pero hay apenas 5. En la de para esta fecha, tendría que haber casi 300; hay 6, y dos son de guardia”, afirmó.
“La política del Estado fue deliberada. Porque sabían que ésto iba a pasar y nunca rectificaron el rumbo. Y la cadena de protesta era muy larga como para hallar soluciones o plantear problemáticas. Nosotros nos quejábamos con la empresa, la empresa nos explicaba los motivos y lo trasladaba a Vialidad Nacional, Vialidad Nacional contestaba que no tenían más recursos y así seguía la escala hacia arriba. Parecía el cuento de la buena pipa y daba la sensación que no les importaba que las obras se pararan”, agregó.
De Boer señaló que actualmente, los pocos trabajadores que quedan sólo realizan trabajos de prevención.
“Es imposible avanzar en esos proyectos de semejante envergadura con tan poca gente. Sólo se están desarrollando trabajos de prevención y mantenimiento de seguridad para que no se produzcan accidentes con los automovilistas que pasan por el lugar. La de Sesquicentenario es una obra que tendría que estar terminada a mitad de este año y no llega al 10% de avance de ejecución”.
--¿Qué hicieron desde el gremio al percibir este panorama?
--Lo que hicimos con las empresas fue trabajar previendo lo que está sucediendo. Porque la idea nuestra tampoco era vol