La Nueva

“Maradona cerró la grieta en La Plata”

Ricardo Salas fue dirigente y secretario de prensa de Gimnasia. Cómo vivía Diego sus días como entrenador.

- Mikel Iñurrategu­i

adie sabe dónde fue que Maradona se enamoró por primera vez y para siempre del fútbol. Segurament­e, en algún potrero de Villa Fiorito.

Lo que todos sabemos y recordarem­os es que Diego se despidió de la pelota en La plata, como entrenador de Gimnasia, el club que lo cobijó en sus últimos días.

“Yo creo que Gimnasia le abrió las puertas para reencontra­rse con su pueblo y creo que lo logró ampliament­e. Maradona provocó una revolución en La Plata, te diría que como en Nápoles. Hasta el hincha de Estudiante­s se quedó cautivado ante la magia de Diego. Maradona cerró la grieta entre los platenses”, reconoce Ricardo Salas, correspons­al de

Nueva.”

“La y LU2 en aquella ciudad y exdirigent­e del Lobo.

Hasta diciembre de 2019, Salas fue vocal titular de la institució­n y secretario de prensa del club, por lo que vivió de cerca los días del 10 como entrenador albiazul.

“Me tocó viajar por el interior del país con Diego; fue una experienci­a inédita porque Maradona fue un ser excepciona­l, un tipo común y corriente aunque a uno le parezca mentira. Era un tipo con una sensibilid­ad social muy particular, un tipo pasional y unas conviccion­es políticas muy profundas”, cuenta Ricardo.

El mediodía del miércoles 25 será recordado para siempre en la historia del mundo: el día que Maradona pasó a la eternidad y terminó de convertirs­e en mito. Por un rato, gran parte del mun

Nvivió un luto general.

“Desde que se dio la noticia hubo un silencio increíble en toda la ciudad. Creo que eso marca lo que pasó en todo el país. Como platense, es uno de los días más tristes y esa sensación creo que se repite en todos lados”, señala Ricardo.

Si algo describía a Maradona eran sus vaivenes y esto también lo trasladó a La Plata. Aquella ciudad que el miércoles lo despedía en silencio, lo había recibido meses atrás con festejos en cada esquina.

“Gimnasia le hizo tan bien a Maradona, casi tanto como Maradona le hizo bien a Gimnasia. Era un tipo que quería sentir el olor al césped, no podía estar en contacto con los que los quieren. Esos que los quieren son, ni más ni menos, que la gente”, explica Ricardo.

En cada cancha que visitó como entrenador Diego recibió un sentido homenaje y muchísimo respeto.

Su trabajo le permitió a Ricardo disfrutar del Maradona más terrenal.

“En Mendoza, antes del partido con Godoy Cruz, los jugadores estaban haciendo la entrada en calor en el campo de juego y en un momento quedamos los cuatro en el vestuario: Diego, sus ayudantes (Adrián González y Sebastián Méndez) y yo. Y a mí me salió irme, dejarlos solos, porque la situación me impactó y me quise ir. Y Diego agarra y me dice '¿Adónde vas? Estamos trabajando el partido, quedate'. Porque Diego trabajaba, aunque la imaginació­n popular pensaba otra cosa. Diego era el centro de todo. Diego trabajaba con su mirada, te cautivaba desde ahí. Era increíble su humildad”, elogió Salas.

Los últimos días felices de Maradona fueron junto a lo que siempre lo hizo alegró: la pelota.

“En la vida de Maradona no podés entrar, te lo tenía que permitir él. Mi único vínculo con Maradona fue laburar con él. Pedía que lo dejemos sentir el olor a césped y estar con la gente; él quería recibir ese cariño de la gente y creo que lo pudimos lograr de algún modo. Ese reencuentr­o con el pueblo argentino, en cada cancha, lo pudimos lograr”, cerró Ricardo.

“Nunca había soñado estar cerca de Maradona y el día que me tocó hacerlo, me di cuenta de que era más normal que cualquiera de los normales”.

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RICARDO Salas y su única foto con Diego, en Gimnasia.

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