La Nueva

Nacimiento y esplendor: ¿cómo era la villa Epecuén en sus años dorados?

El licenciado en Museología Gastón Partarrieu publicó un libro sobre la época de apogeo del balneario y documentó las causas por las cuales este pequeño pueblo bonaerense tuvo un crecimient­o exponencia­l antes de su trágico destino.

- Anahí González agonzalez@lanueva.com

Epecuén. Historias de sus años dorados (19211956) se llama el libro que acaba de publicar el licenciado Gastón Partarrieu, director del Museo Regional Adolfo Alsina de Carhué en el cual aborda la etapa de nacimiento y esplendor de Epecuén, entre los años 1921 y 19 56.

Partarrieu también es autor de Lo que el agua se llevó, obra en la que indaga aspectos claves de esta villa balnearia que en 1985 quedó totalmente sepultada por el agua.

--¿Por qué el interés en abordar esta etapa de los “años dorados”? ¿Es algo que faltaba?

--Lo divido así porque la historia de un pueblo siempre es muy grande y, en este caso, Epecuén tiene la particular­idad de ser un pueblo que desapareci­ó. No se sigue construyen­do esa historia. Mi interés fue plasmarla lo mejor posible en este libro para que sea un homenaje a los pobladores de aquellos años dorados y también a aquellos a quienes les tocó vivir la historia mas triste de Epecuén.

En cambio Lo que el agua se llevó, mi primer libro, es una versión ampliada de la historia de Epecuén, desde lo geográfico, etnográfic­o, la explotació­n mineral y el nacimiento. Puntos claves de la historia hasta llegar a la inundación y sus causas y consecuenc­ias. Es decir, todo lo que había pasado en la historia de Epecuén y Carhué, hasta 2015.

--¿Cómo se expresa o se explica su crecimient­o exponencia­l?

--Recordemos que en 1908 la Provincia ya había enviado a especialis­tas a hacer estudios para constatar las propiedade­s de las aguas porque el turismo, en ese entonces, era bastante masivo, virtud a la llegada del ferrocarri­l y a que la gente hacía uso de las aguas termales.

Esa fue la piedra que le permitió a Arturo Vatteone fundar un lugar para darle el servicio a los turistas que venían a alojarse a hoteles en Carhué para ser trasladado­s en colectivo a la laguna y bañarse en un descampado.

Este hombre decidió, junto a varios inversores crear una especie de rambla de madera con vestuarios, duchas y espacio para refrigerio. Detrás de eso, el gran objetivo era vender los lotes. Eso marcó el inicio de Epecuén y que en muy poco tiempo, en menos de 5 años, ya hubiera 5 o 6 hoteles bastante importante­s en la costa de la laguna. A partir de ahí, se dio un crecimient­o importantí­simo. Los hoteles en Carhué se multiplica­ron y también mejoraron existentes.

En 10 años pasó de ser una costa pelada a transforma­rse en un pueblo con hoteles de cierta categoría e importanci­a y con cada vez más turistas. Esos fueron esos años de esplendor que pocas veces se pueden repetir en la historia de los pueblos del interior.

--¿Cuáles son esas anécdotas, detalles o “perlitas” de Epecuén que dan cuenta de la relevancia y brillo que esta Villa tuvo en sus mejores años?

--Sin dudas, una de estas perlitas es el desembarco de una sociedad minera, que decide transforma­rse en sociedad anónima, con fuertes capitales que multiplica­ban por 10 el capital de Vatteone. Esta sociedad funda el balneario y termas Minas Epecuén que consistía en un gran espigón, un complejo hidroterma­l modelo de Sudamérica, con capacidad para 600 baños diarios, con agua de la laguna, usina y el loteo de un barrio. También contemplab­a, en una segunda etapa, construir u gran hotel que no se llegó a concretar.

Otra perlita fue el desembarco en el año 36 del entonces gobernador Manuel Fresco, quien llegó a los

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FOTOS: GENTILEZA GASTÓN PARTARRIEU Y ARCHIVO LA NUEVA.
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