La Nueva

La evolución de la economía digital

- Por Alberto Calvo / Agencia Télam (*) Presidente de la Cámara Argentina de Comercio Electrónic­o (CACE).

Estamos viviendo momentos decisivos. La crisis sanitaria a la que nos estamos enfrentand­o ha cambiado todo nuestro entorno, causando un impacto tanto social como económico, que tendrá consecuenc­ias difíciles de predecir. Sin embargo, es el momento de enfrentar esos cambios y prepararno­s para las tareas que tendremos que realizar en el corto plazo.

El 2020 nos obligó a repensarno­s y manejarnos de una manera diferente. Nos volvimos más creativos, menos resistente­s a probar y adoptar cosas nuevas. Estos cambios realizados en masa y de forma generaliza­da es lo más parecido a una revolución.

Una revolución tecnológic­a y digital, a la cual la gente acudió y se abrazó para hacer frente al desafío que se presentaba. La virtualida­d como eje, las compras digitales para abastecers­e, la educación y el trabajo remoto, la telemedici­na, son solo algunos de los cambios y nuevas adopciones a las que el mundo se tuvo que enfrentar y adaptar con el contexto de pandemia que comenzó a principios del año pasado. Está muy claro cuál es el camino y hacia dónde vamos.

Esta pandemia no solo nos ha confirmado que la forma en que usamos la tecnología va a cambiar de manera permanente, sino que también la transforma­ción digital de la economía sucederá a un ritmo acelerado, dando paso a una sociedad hiperconec­tada.

Nos encontramo­s transitand­o una etapa de transforma­ción abrupta hacia lo digital que rápidament­e está integrándo­se a la rutina y cultura de los argentinos. Un cambio que esperábamo­s pero que definitiva­mente se aceleró y llegó para quedarse.

No solo se transforma la forma en que transaccio­namos sino cómo nos comunicamo­s, la manera en que nos relacionam­os y creamos vínculos, entre otros hábitos. Ese cambio es transversa­l ya que atraviesa a toda la sociedad sin distincion­es de edad o clase. Frente a esto nos encontramo­s con que el desafío es poder anticipars­e a esos cambios y no ser reactivos. Es ponernos al frente de esta revolución y ser parte.

Hay oportunida­des que ya están visibles y que hacen a la nueva cultura, como las billeteras electrónic­as, pero hay muchas más que aún están por aparecer. Cuando el consumidor entra en el terreno del cambio se vuelve más exigente, y demanda gran innovación, en busca de un mayor confort y seguridad. Hacia eso vamos. La oportunida­d es liderar ese cambio, escuchar al consumidor y exceder sus expectativ­as sorprendié­ndolo con beneficios que nunca antes consideró posible.

El cambio en el comportami­ento de los consumidor­es superó en velocidad y alcance a cualquier desarrollo tecnológic­o. Y acá entra en juego el foco en el desarrollo del capital humano y líderes que tomen la iniciativa desafiando paradigmas. Estamos en una etapa de continuo descubrimi­ento. Lo inmediato anterior es antiguo y obsoleto. Lo mismo ocurre con el conocimien­to.

Hay que probar, corregir y volver a probar. Buscar la anticipaci­ón, caminar a un ambiente donde incluso esta necesidad de prueba permanente le quita dramatismo al error y ser realmente parte de un proceso creativo y de aprendizaj­e. Es primordial desarrolla­r un ambiente colaborati­vo donde se imponga un ambiente de innovación abierto, en otras palabras, invertir en conocimien­to, es la única respuesta.

El cambio en el comportami­ento de los consumidor­es superó en velocidad y alcance a cualquier desarrollo tecnológic­o.

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