Más allá del 8M: Bahía tiene menos juezas que el promedio bonaerense
Se trata del ámbito donde deben resolverse, entre otras causas, las denuncias por violencia de género. La situación se profundiza en el fuero Federal local.
"Los funcionarios varones tuvieron el doble de probabilidades de ser magistrados/as, procuradores/as, fiscales o defensores/as y 3,5 veces más de ser autoridades máximas que sus pares mujeres en el sistema de justicia argentino en 2020".
Esa es una de las principales conclusiones del amplio informe que presentó la Oficina de la Mujer (OM) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, al publicar la semana pasada la última versión del Mapa de Género de la Justicia Argentina, en ocasión del Día Internacional de la Mujer.
El documento, de la dependencia que conduce la cortesana Elena Highton de Nolasco, releva la distribución entre varones y mujeres de la totalidad de los cargos del sistema de justicia de nuestro país el año pasado y su evolución durante la última década (2011-2020).
En todo el sistema judicial argentino -fueros federales, nacionales y provincialesactuaron en 2020 un 44% de mujeres en cargos de magistradas.
Baja el nivel en la justicia ordinaria de la provincia de Buenos Aires, donde existen 39% de juezas y 61% de jueces, situación que prácticamente se mantiene a lo largo de la última década, porque en 2011 -siempre según el estudio de la Corteera 37,5% y 62,5%.
Pero lo más preocupante para los bahienses es que en los tribunales locales la desigualdad se profundiza: solo el 34% de cargos de magistrados está ocupado por el cupo femenino.
Apenas 1 de los 9 camaristas en lo Civil y lo Penal de nuestro medio es mujer y 13 de los 32 jueces que ocupan titularidad en juzgados y tribunales (Penales/Correccionales, Familia, Responsabilidad Penal Juvenil, Contencioso Administrativo, Civil y Comercial y Trabajo) son de sexo femenino. tiene que ver con el desarrollo de la niña/mujer, porque tiene una doble vulnerabilidad. Eso lo estamos inculcando desde Niñez, para que se trabaje más fuertemente desde Salud y Educación", dijo.
La idea de fijar cupos, como se hizo en la política, "fue un gran paso" para avanzar con el tema, según Giombi, aunque "hoy, en 2021, hay que atender otras variables y no 'obligar' a fijar cargos por género".
"La ONU dice que, para garantizar el cupo, se incentive la participación de las mujeres los cargos, porque cada cargo tiene un perfil y el cupo no debería afectar las especificidades del cargo. Y ante el caso de empate, que se elija mujeres", remarcó.
De todas maneras, lo que nota desde que es jueza que hay marchas y contramarchas con el tema del género y que "solo existen muchos esfuerzos individuales, el que lo hace lo hace por vocación".
Tanto en el área Penal como la de Familia se resuelven, por ejemplo, las causas que tienen que ver con la violencia de género.
Esto no quiere decir que los hombres no tengan perspectiva para definir los casos de manera equilibrada -existen capacitaciones a tal fin-, pero seguramente la mujer cuenta con otra impronta para su análisis desde su naturaleza, pese a que el machismo no solo es cosa de hombres.
La mayor disparidad de jueces por género en Bahía se dan en los ámbitos Penal (15 hombres y 7 mujeres) y Civil y Comercial (9-3).
Está firme el techo de cristal
La Oficina de la Mujer de la Corte concluyó que estos números no hacen otra cosa que marcar las limitaciones que tienen las mujeres "cuando concursan para acceder a la magistratura y, más aún, para acceder al nivel máximo de autoridad".
Es lo que muchas teorías sociológicas definen como "Techo de cristal".
Se trata de la segregación laboral que le impide al sexo femenino llegar a los puestos más jerarquizados en un pie de igualdad con los hombres.
El techo es de cristal porque se trata de una barrera transparente e invisible pero sólida, construida a partir de restricciones culturales y de estructura.
Lo distintivo de este análisis es que el vértice piramidal está poblado de hombres pero la base, donde se incluyen a funcionarios con menor rango jerárquico y salarial (secretarios, procesecretarios y auxiliares) el posicionamiento femenino se invierte.
En ese segmento las mujeres son casi el 65% del total. En Bahía se cuentan 85 mujeres y 49 personas del sexo masculino.
En esta franja -a diferencia de lo que pasa con los jueces-, nuestro medio está levemente por encima de la media provincial, que oscila en 61,5%.
Esto quiere decir que en
la ciudad hay menos juezas, en promedio, que en toda la Provincia y, por el contrario, más funcionarios y auxiliares de segundo o tercer rango que en la media bonaerense.
Más notable, en la Justicia Federal
En el ámbito de la Justicia Federal de Bahía Blanca (en este caso se incluye nuestra ciudad y Santa Rosa), la disparidad de cargos es ostensible.
De las 15 jurisdicciones de todo el país, la nuestra ocupa el penúltimo lugar en paridad de género entre jueces, con apenas el 14,30% de mujeres. Primero está Tucumán, que solo tiene 6,67% de cupo femenino.
Existen solo dos mujeres entre los 14 cargos de jueces que hay entre la Cámara de Apelaciones y los juzgados federales. Se trata de la jueza de primera instancia María Gabriela Marrón y de la camarista Mónica Silvia Fariña.
En contrapartida, Bahía está al tope en el rango de funcionarias, auxiliares y administrativas de la Justicia Federal, con 71% del total conformado por cupo femenino. Son 22 funcionarias frente a 9 hombres y 102 administrativas y 41 del sexo masculino.
Contrariamente a lo que se puede suponer, algunas provincias del norte tienen mayor arraigo femenino en los cargos judiciales altos, incluso algunas con mayoría de mujeres.
La más alta de todas es Chaco, con 59% de juezas; seguida por La Rioja, 56,1%; Neuquén, 55,5%; Mendoza, 54,4%; Formosa, 51,5%; Santiago del Estero, 51,3% y San Luis, 50,4%.
Las que menos cupo femenino otorgaron a los cargos jerárquicos en la justicia federal son las más patagónicas: Tierra del Fuego, con apenas 18,8% y Santa Cruz, 35%.
Al bajar hacia la base de la pirámide (funcionarios y auxiliares con menor rango jerárquico y salarial), el 65% son mujeres.