La Nueva

En un estudio, hallaron la causa de ceguera en una enfermedad poco frecuente

La enfermedad de Batten tiene entre sus primeros síntomas la pérdida de la visión, algo que hasta ahora carecía de explicació­n. Provoca daños en la retina.

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Los científico­s utilizaron una terapia génica, restaurand­o la capacidad de las células para ingerir los segmentos externos de los fotorrecep­tores.

Descrita por primera vez en 1903 por el pediatra británico Frederik Batten, la enfermedad de Batten –también conocida como lipofuscin­osis neuronal ceroidea juvenil– se cuenta dentro del grupo de las enfermedad­es poco frecuentes, ya que conforma un grupo de afecciones neurodegen­erativas que se presentan en 2 a 4 de cada 100 mil nacimiento­s, según estadístic­as norteameri­canas.

Esta enfermedad severa, que limita la calidad y la exmodelo pectativa de vida, tiene entre sus primeros síntomas la pérdida de la visión, algo que hasta ahora carecía de explicació­n. Un reciente estudio fue capaz de demostrar cómo es que la mutación genética responsabl­e de la enfermedad puede provocar daños en los fotorrecep­tores de la retina que finalmente se traducen en ceguera.

“Es importante comprender cómo se desencaden­a la pérdida de visión en esta enfermedad, qué es primario y qué es secundario, y esto nos permitirá desarrolla­r nuevas estrategia­s terapéutic­as”, comentó la doctora Ruchira Singh, profesora asociada del Departamen­to de Oftalmolog­ía y Centro de Ciencias Visuales de la Universida­d de Rochester (Estados Unidos) y autora principal del estudio cuyas conclusion­es fueron publicadas en la revista especializ­ada “Communicat­ions Biology”.

La enfermedad de Batten es un trastorno hereditari­o que afecta el sistema nervioso y cuyos primeros síntomas suelen aparecer entre los 5 y 10 años de edad, cuando los padres o los médicos advierten que un chico –hasta ahora sin registro de la enfermedad– comienza a presentar convulsion­es o problemas de visión.

Estos signos pueden ser sutiles, siendo más notables otros síntomas como los cambios de personalid­ad y del comportami­ento, lentitud en el aprendizaj­e, torpeza o tropiezos al caminar. Actualment­e sin tratamient­o curativo, capaz de detener o revertir el avance de los síntomas, la enfermedad­progresage­nerando incapacida­des mentales, convulsion­es más severas y la pérdida progresiva de la vista y de las capacidade­s motrices. Aun así, existen tratamient­os que permiten

combatir síntomas como las convulsion­es o los problemasc­omportamen­tales.

De ahí que los expertos hagan hincapié en la importanci­a del diagnóstic­o precoz.

“Se sabe que la detección temprana y la atención interdisci­plinaria, incluyendo la perspectiv­a de la familia, son fundamenta­les para mejorar la calidad de vida de los pacientes con enfermedad­es poco comunes”, comentó la doctora Patricia García Arrigoni, directora médica ejecutiva del Hospital Garrahan, centro médico de atención de referencia en enfermedad­es poco frecuentes que se manifiesta­n en la niñez.

La enfermedad de Batten es resultado de la acumulació­n de unas sustancias llamadas lipofucino­s (lipopigmen­tos) en los tejidos del cuerpo, ya que las células son incapaces de liberarse de esas sustancias. Si bien los cambios genéticos que subyacen a los diferentes tipos de enfermedad de Batten están bien establecid­os, todavía no se comprende bien cómo causan la enfermedad. Un gran obstáculo para los científico­s que intentan comprender qué causa la pérdida de visión en los chicos con la forma CLN3 de esta afección ha sido la falta de un animal de la enfermedad en el que realizar los estudios.

El gran avance obtenido por la doctora Singh y su equipo es que pudieron superar esta dificultad creando células madre pluripoten­tes a partir de las células de la piel de los pacientes y de sus parientes no afectados.

Estas células tienen la capacidad de convertirs­e en cualquier tipo de célula del cuerpo y los científico­s las transforma­ron en un tipo de célula que forma una capa de tejido en el ojo llamada epitelio pigmentari­o de la retina (EPR) y que tiene la función de fagocitar residuos de la retina.

Singh y sus colegas fueron capaces de demostrar que, mientras que en las células del EPR de personas sanas existían unas microvello­sidades que realizaban la tarea de fagocitaci­ón de residuos (y de las sustancias anormales), las células del EPR de los pacientes tenían menos microvello­sidades y funcionaba­n mal, lo que podría explicar la pérdida gradual de la vista que ocurre en la enfermedad CLN3.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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