La Nueva

Roy Altamirano: “No tengo que demostrarl­e nada a nadie, corro porque me apasiona”

En vísperas de una nueva convocator­ia estival, el menor de la dinastía aseguró que será muy difícil mantenerse.

- Tomás Arribas tarribas@lanueva.com

esta altura del calendario, en el taller de calle Estomba no se habla de otra cosa que no sea Midget. Sí, como desde hace casi 30 años...

La familia Altamirano no se sale del libreto. Cada integrante del clan coincide en que la vigencia deportiva se logra mediante una sola fórmula: el trabajo.

Eso explica, que desde la última conquista del team, allá por marzo de 2013 con papá Daniel, siempre, en mayor o menor medida, algún autito blanco anda merodeando en definicion­es de campeonato.

Sin ir más lejos, la última entrega veraniega encontró al menor de la dinastía

Aante su primer gran oportunida­d de corona, algo que insinúa hace años.

El N°2 que luce en sus laterales obliga a Roy Altamirano a perseguir un único objetivo desde el próximo viernes 12 de noviembre, cuando se inicie el Estival de Midget 2021/22. “Venimos de un año muy bueno, y eso nos obliga a redoblar la apuesta y tratar de ir por el "1", siguiendo el camino de siempre. Obviamente que trabajamos todo el tiempo para ese objetivo, pero el Midget es muy competitiv­o y todos los pilotos van por lo mismo”, asegura el Gatito.

Esa posibilida­d perdida (dominó contundent­emente el tramo regular) aún duele, por supuesto.

Pero, sin ir más lejos, ese dolor es propio de un camino que, al final, se transforma­rá en valiosa experienci­a y sabiuduría.

—¿Por qué no se ganó? —Porque después de la primera fecha del playoff, cuando corté el palier, quise salir a recuperar todo y me volví loco. Destruí todo el auto con maniobras de carrera, pero sin esa tranquilid­ad que había tenido hasta la fecha 12.

“Todavía me lamento, obvio. Pero entiendo que también eso sirvió para aprender y experiment­ar nuevas cosas. Si bien hace varios campeonato­s que estoy corriendo, sigo siendo joven dentro de la categoría y hay mucho por delante. Tengo el “2” y mantenerse en esta posición es muy difícil”, aseguró Roy.

—¿Sentís presión por ser el mejor del taller en la actualidad?

—No, no tengo presión. Uno hace lo que le sale. En mi caso, corro para mí y porque me apasiona, no para demostrarl­e nada a nadie. Lo tomo lo más profesiona­l posible, entrenando todos los días, buscando publicidad­es y procurando tener todo lo necesario pa

“Lamentable­mente es una categoría donde cada uno mira su ombligo. Pocos intentan tirar juntos para el mismo lado”, aseguró Roy.

ra hacerlo bien. No me siento con ninguna obligación de nada, simplement­e así lo disfruto.

—¿Sirvió el Invernal? —Sí, por supuesto. Cualquier carrera sirve, por más que algunos digan que no. Te permite mantenerte en ritmo, y más en esta época que vivimos, con tanto tiempo sin correr. En mi caso fue fundamenta­l para acomodarme otra vez con el auto y así poder dominarlo como uno quiere. Para correr una carrera con otro a la par, eso es algo fundamenta­l, no solo en la conducción sino en puesta a punto.

“Después del vuelco en el playoff, el auto no quedó tan contundent­e, pero con la ayuda de Fede (Arcusín), de mi hermano (Kevin), que es el pilar fundamenta­l en todo esto, y Juan (Etchegaray) en el motor, que lo tendrá que desprepara­r para ser más rápido, segurament­e tengamos un gran equilibrio”, expresó. —¿Dijiste desprepara­r? —Sí. Lamentable­mente hoy tenés que desprepara­r los motores, porque la pista es mala. Cualquiera que ve una carrera se da cuenta que no hay tierra ni humedad. El circuito es bueno cuando el piloto viene a fondo y rompiendo el colchón de tierra, apoyándose en el borde de la huella. Pero hoy eso es imposible.

"Sin cassette"

Otro distintivo de la familia Altamirano es no tener pelos en la lengua a la hora de declarar.

Esa clase de discurso siempre brinda muy interesant­es reflexione­s, pero también implica más exposición a la crítica y los detractore­s.

Algo de eso sucedió a comienzo de año, cuando Roy, junto a un grupo de pilotos experiment­ados, procuró llevar las riendas del Midget y reactivar la actividad.

“Es una categoría donde cada uno mira su propio ombligo. Pocos intentan tirar juntos para el mismo lado. A mí no me importa cómo me vean los demás, yo siempre doy mi punto de vista. Al que no le guste, una pena”, destacó.

“Más allá de lo competitiv­o, uno va a una reunión a tratar de buscar beneficios para todos. Yo quería correr un campeonato, no guardar el Midget hasta diciembre. Lamentable­mente hoy no hay hermandad entre la comisión y los pilotos. Eso explica porqué pasó lo que pasó.

—¿Qué aprendiste a partir de eso?

—A que tengo que ser como (Claudio) Roth, que va a correr, gana y se va a la casa en silencio. Si tenés plata para hacerlo, corrés y no te preocupás más por el resto. Suena egoísta, pero lamentable­mente hoy es prácticame­nte imposible poner de acuerdo a 100 personas.

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EMMANUEL BRIANE- LA NUEVA.
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PLENO desarme para la máquina del Gatito, a fin de controlar todo y afinar cada elemento.

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