Lo condenaron por cometer un violento robo a cuatro meses de salir de la cárcel
Walter Acevedo confesó haber sido coautor del asalto a dos hermanos y dijo que tomó intervención en el hecho para cubrir deudas y otros problemas económicos. Le dieron 7 años y medio de prisión.
Cuatro meses después de recibir la libertad condicional, tras cumplir parte de una condena por robo, Walter Adrián Acevedo regresó a la cárcel luego de que lo detuvieran por un violento asalto a una familia en Pedro Luro.
En el juicio admitió su responsabilidad, dijo que estaba arrepentido y contó que dos personas de Viedma lo “invitaron” a tomar parte del hecho.
También declaró que aceptó porque tenía muchas deudas y debido a la mala situación económica que atravesaba.
La confesión, sumada a otras pruebas recolectadas por la fiscalía, determinó que el Tribunal en lo Criminal Nº 2, integrado por los doctores Eugenio Casas, Claudia Fortunatti, y Mercedes Rico, condenara a Acevedo a la pena de 7 años y medio de prisión.
Para los jueces quedó acreditado que el 15 de abril de 2020, alrededor de las 20, tres delincuentes encapuchados ingresaron en una vivienda ubicada en la calle 2 al 300 de esa localidad del partido de Villarino, donde redujeron a los hermanos Guido y Nelly Gallardo Sandoval.
Uno de los ladrones actuó portando un pistolón, mientras que otro amenazó a las víctimas con un trozo de hierro.
Luego de golpear a los damnificados, y ante la llegada de la policía, los sujetos tomaron 10 mil pesos y 580 pesos bolivianos, y se dieron a la fuga en una camioneta Toyota de color gris.
Allí se inició una persecución que derivó en la detención de Arévalo, quien se arrojó del rodado en movimiento y fue detenido por un policía en un descampado ubicado en la intersección de las calles 9 y 6.
Un paso hacia atrás
El 6 de diciembre de 2019, el acusado había recibido el beneficio de libertad condicional, en el marco de una sentencia de 4 años y 10 meses que le impusiera el mismo tribunal el 2 mayo de 2018, por robo agravado por escalamiento en forma reiterada.
Acevedo podía regresar a prisión si no obedecía las reglas de conducta o si volvía a cometer un delito, lo que finalmente sucedió.
Al declarar en el debate admitió que participó del robo y dijo que lo contactaron dos hombres, uno de los cuales era apodado “El Rosarino”.
Explicó que “los conocía del pueblo”, porque habían trabajado en la cosecha de cebolla, aunque no aportó mayores detalles.
Indicó que le dijeron que “tenían un trabajo” en el que “había mucha plata y no iba a ver gente”.
Comentó que al arribar al sitio había personas en el lugar y que le dieron el pistolón para ingresar en la casa. Dijo que no lo quería usar, pero que igual lo tomó.
Relató la secuencia del robo, aseguró que no agredió a las víctimas y dio detalles de la fuga y su arresto.
Explicó que tras salir de la cárcel estaba mal económicamente, con deudas y la intención de cerrar su negocio. También dijo que había vendido el auto y su hija atravesaba problemas de salud.
Reiteró que aceptó tomar parte del hecho porque supuestamente no iban a estar los damnificados y que estaba arrepentido.
Respecto del descargo, los jueces mencionaron en el fallo que “si bien con su relato el procesado pretende mejorar su situación procesal, lo concreto es que aceptó ser partícipe del ilícito, tomando activa participación en el mismo, el cual se vio frustrado por el oportuno accionar policial, a partir del llamado de auxilio de una de las víctimas”.
El llamado
Las dos víctimas describieron que fueron sorprendidas por los delincuentes, quienes ingresaron por una ventana de la vivienda.
Nelly Gallardo Sandoval refirió que los asaltantes comenzaron a exigir la entrega de un bolso con plata y que los tiraron al suelo, recibiendo golpes en la cabeza y la espalda.
Su hermano Guido también fue agredido y terminó con una herida cortante en el cuero cabelludo, por lo que debió recibir atención médica y sutura.
En tanto, Ever Gallardo describió que llegó a su propiedad (incluye un negocio y la casa familiar) tras realizar el cobro de una venta y accedió a la parte trasera.
Dijo que guardó el dinero y que desde un pasillo pudo ver que tres personas encapuchadas habían accedido a la cocina.
Comentó que los individuos no lo vieron, por lo que se escondió y llamó a la Policía.
También declararon los efectivos que tomaron parte del operativo, uno de los cuales detalló el arresto de Acevedo y el secuestro del pistolón calibre 14 en el descampado donde fue interceptado.
Por todo ello, los magistrados encontraron probada la responsabilidad del acusado y decidieron condenarlo como coautor del delito de robo triplemente agravado, por haber sido cometido en poblado y en banda, por el uso de un arma impropia (la barreta) y de un arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo acreditarse.