Cuando un órgano donado da una segunda oportunidad
La historia de Oscar Rodríguez, quien fue trasplantado de corazón a principios de 2013. La importancia del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI).
“Sólo sé que la donante del corazón que llevo es una mujer joven de la provincia de Santa Fe””, dice Oscar Rodríguez y agrega una frase que siempre repite: “Me gustaría conocer a la familia para agradecerle infinitamente la decisión que tomaron de donar los órganos”.
¡Claro que tiene motivos para estar agradecido si le donaron un corazón! Ni más ni menos.
Así comenzó todo: corría el año 2000 cuando se le produjo el primer infarto. Fue trasladado a Bahía Blanca, donde se le colocó un stent; dos años después se repitió esta situación y le colocaron el segundo stent, pero todo se complicó ya que quedó el corazón con el 35% de su funcionalidad.
A partir de ese momento se empezó a atender en la Fundación Favaloro con controles permanentes hasta que, en el mes de marzo del año 2012, le dijeron que, por el estado de su corazón, la única solución era conseguir un donante y realizar el trasplante.
Así comenzó un arduo camino: primero cargado de incertidumbre, luego de emociones y, lo más notable, un camino que lo llevó a lograr una mejor calidad de vida.
Y llegó el corazón: “Estaba radicado en Buenos Aires para estar cerca de la Fundación Favaloro por si surgía un operativo de trasplante”, dice Oscar.
“El 30 de diciembre del 2012 llegaron mis dos hijos, Betina y Diego, para, junto a mi esposa Hilda, festejar la llegada del nuevo año”.
¿Destino o casualidad? No importa, pero después de seis meses de estar en Buenos Aires, el mismo día que llegó su familia más directa, llegó ese corazón.
“Los primeros días fueron difíciles porque no reaccionaba, no despertaba luego del trasplante”.
Recién el 21 de enero del 2013 despertó.
“Recuerdo cuando mi esposa Hilda me dijo que ese día era el aniversario de
Carhué, mi ciudad natal, no podía creer que habían pasado tantos días”, acota Oscar para luego rematar con el humor que lo caracteriza: “Para mí que más de 20 días no los viví”.
A casi 11 años del trasplante, nada fue fácil para Oscar, pero quienes lo conocen saben que tuvo una ayuda muy grande: sus ganas de vivir.
¿Qué significa? Que enfrentó la vida con decisión, sin prejuicios, dispuesto a demostrar que, con un poquito de suerte y mucha voluntad, se puede vencer obstáculos.
En concreto, siguió con su actividad agropecuaria a pleno y continuó interviniendo en el Movimiento Cooperativo asumiendo cargos muy importantes.
Pero Oscar no se conforma con eso, por el contrario, tiene una intensa vida social, baila folklore, viaja permanentemente; es más, hace pocos años participó en las Olimpiadas Nacionales de Trasplantados en Mendoza, donde compitió en ciclismo y marcha.
Su intervención fue muy destacada a tal punto que subió al podio varias veces. ¿Se imaginaría Oscar que iba a vivir estas sensaciones? Recientemente participó en Olavarría de otro encuentro donde intervino en varias disciplinas, aunque en esta ocasión no era competitivo. Otra rica experiencia de intercambio con la presencia de 18 provincias.
No cabe dudas que Oscar es un ejemplo como lo es aquel que dona órganos. Debemos estar orgullosos de encontrar tanta gente solidaria y, no podemos dejarlo pasar, encontrar en nuestro país una institución tan distinguida como el INCUCAI.
El INCUCAI
Cuando se habla de donación de órganos, se sabe que en la mayoría de los casos ayuda en la calidad de vida de otras personas o, en otros casos, como Oscar Rodríguez, salva vida.
También ocurre que aún quedan dudas en algunas personas.Por eso en Compartiendo Valores queremos hacer un aporte para que, entre todos, se disipen algunos prejuicios.
¿De dónde obtuvimos la información? Fuimos a la fuente, al Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI).
Aunque depende del Ministerio de Salud de la Nación, es un ente descentralizado y autártico. Es un organismo que impulsa, normatiza, coordina y fiscaliza todo aquello relacionado con la donación de órganos, tejidos y células.
Actúa en cada provincia a través de 24 organismos Jurisdiccionales de Ablación e Implante, cuya función es transparentar, aún más, la actividad del Instituto.
Lleva el registro de las personas que están inscriptas como donantes y de quienes se oponen a la donación, como también el destino de todos los órganos que se han trasplantados.
Más allá de la transparencia, el INCUCAI busca la calidad del proceso de ablación y trasplante. ¿Cómo logra este objetivo?, a través de una permanente capacitación de los profesionales.
¿Quiénes pueden ser donantes? Es una pregunta frecuente que el INCUCAI responde en forma categórica.
“Todos somos donantes salvo manifestación expresa de la negativa”.
¿Cómo podemos manifestar la voluntad de ser donantes? Hay cuatro mecanismos: firmar un acta en el INCUCAI o en cualquier organismo jurisdiccional de las provincias; por telegrama que se despacha en forma gratuita por Correo Argentino; por la aplicación “Mi Argentina” y al momento de tramitar el Documento Nacional de Identidad.
También se puede donar en vida, por ejemplo, el hígado y riñones, pero en estos casos se autoriza entre familiares teniendo en cuenta que no afecte al donante y que haya realmente beneficios para el receptor.
Si hablamos de Células Progenitoras Hematopoyéticas, más conocida como médula ósea, se puede donar en vida y puede registrarse cualquier persona entre los 18 y 40 años.
Para inscribirse se puede aprovechar al momento de donar sangre en algún centro de hemoterapia de hospitales o bancos de sangre autorizados.
“Me gustaría conocer a la familia para agradecerle infinitamente la decisión que tomaron de donar los órganos”.