La “nueva” plaza Pellegrini va tomando una forma distinta
La propuesta para el paseo incluye la materialización de nuevos caminos, enlazando los distintos puntos de acceso.
Se podría hablar de remodelación, pero considerando el alcance de las obras que se llevan adelante en la plaza Carlos Pellegrini, de Moreno y Tucumán, parece ser más adecuado decir que se trata de la ejecución de una nueva plaza, atento a que nada de lo anterior ha quedado – salvo los árboles-- y que su nuevo diseño modifica por completo tanto su funcionamiento como su estética y accesibilidad.
La memoria descriptiva del proyecto menciona que se trata de “una puesta en valor”, mediante un mejoramiento en términos de accesibilidad, seguridad y prioridad al peatón, “en un desarrollo que posibilite actividades de esparcimiento, ocio y deportivas”, potenciando su uso y mejorando su calidad paisajística.
Si bien todavía las obras no tienen un avance significativo en cuanto a manifestar esa nueva estética, el cambio ha sido muy importante al retirarse todo lo preexistente, al demolerse el murete perimetral y acondicionar los bordes del terreno para llevarlos al mismo nivel de las veredas.
Los detalles
La propuesta para el paseo incluye la materialización de nuevos caminos, enlazando los distintos puntos de acceso. La reconstrucción de las veredas, la plantación de árboles y arbustos y la colocación de un equipamiento.
Habrá un renovado sector destinado a juegos infantiles, un área con un aro de básquet y un grupo de pérgolas realizadas con perfiles de hierro pintados de blanco. Este último es variado uno de los elementos que ya pueden verse, ocupando el área central en reemplazo de la fuente anterior, ya demolida.
Otro detalle destacado será la colocación de 51 bancos, de distintos modelos, y seis juegos de mesa con tableros de ajedrez. A esto se sumarán bicicleteros, cestos para la basura y canteros poblados con agapanthus (107 ejemplares) y salvias leucantha (124).
Si bien la actual situación económica ha retrasado la provisión de algunos materiales en tiempo y forma, la obra no ha tenido un retraso importante con lo cual la expectativa del municipio es poder completar los trabajos antes de terminar el año.
Un lugar con historia
La plaza Pellegrini no es un lugar cualquiera en la historia local. Es parte del predio donde funcionó, entre 1862 y 1885, el último cementerio municipal hasta su traslado a la actual ubicación.
A poco de desocupado, el lugar fue utilizado como depósito de máquinas y herramientas del municipio. Pero desde principios del siglo pasado los vecinos plantearon la idea de materializar una plaza en ese lugar, como una necesidad ante el importante crecimiento que tenía el sector.
En 1908 se dio un primer paso con ese objetivo con el traslado de esas dependencias comunales a un terreno de calle Terrada, a pocos metros del lugar.
Sin embargo, ese año surgió una curiosa situación legal cuando el terreno fue reclamado por los herederos de Ernesto Tornquist, quienes aseguraban poseer la documentación que acreditaba esa propiedad.
Lo cierto es que recién en 1911 el terreno tomó aspecto de plaza, con la plantación de árboles y la colocación de bancos e iluminación. Una retreta musical sirvió como acto inaugural.
A pesar de todo, la evolución del sitio no fue la esperada y a mediados de la década del 40 era poco menos que un potrero, al punto que muchos la mencionaban como “el hueco de calle Moreno”.
“El lugar no tiene atractivos, a pesar de ser ideal para colocar juegos infantiles, darle un carácter más simpático y sacar a los niños de los sucios baldíos donde hoy juegan”, mencionó este diario.
De esa década datan las últimas obras, con la construcción de una fuente-pileta y de dos grupos de pérgolas (demolidas en 2018), además de la colocación de juegos.
A lo largo del tiempo la plaza fue elegida para la colocación de algunos monumentos, todos los cuales fueron víctimas del vandalismo, desde un homenaje a la madre, al alpinista Mario Serrano y una alegoría a la Industria.
El cementerio, a salvo
El movimiento de tierra realizado para la obra no ha sido en profundidad, salvo algunos centímetros donde realizó el tendido eléctrico.
El comentario viene a cuento porque se sabe que muchas de las personas inhumadas en el lugar no fueron trasladados en su momento a la nueva necrópolis. Por eso, al iniciarse los trabajos, un grupo de profesionales de la UNS– del área de geología-- se reunió con los autores del diseño para analizar que la intervención no tuviese consecuencias o afectaciones en ese sentido.
Si bien sus restos sí fueron trasladados, en ese sitio fueron inhumados personalidades locales como Felipe Caronti y el médico Sixto Laspiur. También fue enterrada Ana María López, la primera partera del pueblo, cuya tumba fuera visitada por el poeta Rubén Darío.
Recién en 1911 el terreno tomó aspecto de plaza, con la plantación de árboles y la colocación de bancos e iluminación.