La Nueva

“Si no fuera lo que sueño, ya lo hubiera abandonado el básquet”, dijo Marini

En un año Juan Cruz ingresó dos veces al quirófano por lesiones diferentes. Tiene puesto el objetivo en volver y para eso trabaja. Mientras tanto, continúa estudiando de Derecho.

- Fernando Rodríguez ferodrigue­z@lanueva.com

na lesión generó la otra. En dos oportunida­des, en menos de un año, Juan Cruz Marini ingresó al quirófano.

Hoy está en pleno proceso de recuperaci­ón, en el inicio de la recta final, trabajando en el gimnasio con Wilfredo Lozano y la rehabilita­ción con el kinesiólog­o Marcos Luis. Así va olvidando el pasado y se focaliza en el futuro, con toda la fortaleza de sus 23 años y canalizand­o, a la vez, como estudiante de Derecho.

-¿Cómo sobrellevá­s un año sin jugar?

-Trato de no pensar tanto en la lesión y sí en recuperarm­e,

Uen que me quedan 10 o 15 años de carrera. Entonces, perder un año ahora no es tanto comparado por todo lo que tengo por recorrer.

El alero venía de jugar a muy buen nivel la Liga Argentina en Deportivo Viedma y en la pretempora­da, el 9 de septiembre de 2022 se rompió la rodilla derecha.

“Tenía un sobre hueso en la cabeza del fémur y eso fue desgastand­o hasta que me lastimó el labrum, el hueso de la cadera. Me había hecho los estudios y el traumatólo­go en Viedma me dijo que podía jugar, que no tendría complicaci­ones, pero bueno, parece que se equivocó, porque a las dos semanas me lesioné la rodilla y tuve que operarme”, recordó.

El 20 de octubre se operó la rodilla y, ya recuperado de esa lesión, el 3 de este mes nuevamente ingresó al quirófano para ser intervenid­o de la cadera izquierda.

-¿Asumiste desde el primer momento lo que te pasó o lo fuiste trabajando?

-Lo fui trabajando. Hago terapia hace muchos años con un sicólogo deportivo. También, de estar todo el día en la cancha a ver los partidos desde afuera es totalmente distinto. De a poco fui sacándole lo bueno. El primer tiempo fue bastante malo desde lo anímico y la motivación del día a día. De a poco uno se va acostumbra­ndo y se va volviendo la nueva normalidad.

-¿Estás estudiando?

-Desde la pandemia que estoy estudiando Derecho. A la universida­d a distancia uno le dedica menos tiempo cuando está jugando. Por eso, ahora aprovecho que paso más tiempo en mi casa. También arranqué a dar técnica individual en Pacífico, para seguir dentro de la cancha, moviéndome en otro ámbito que me gusta y aprendiend­o.

-¿La pandemia te llevó a iniciar la carrera?

-Sí. Tenía mucho tiempo y era un poco raro no estar jugando. Soy una persona muy activa, no puedo quedarme quieto y cuando volvimos a jugar vi que era viable hacer las dos actividade­s.

-¿Lo mantuviste mientras jugaste?

-Sí, me deben quedar 15 materias para recibirme.

-De todos modos, por lo que decís, tu prioridad es la carrera como jugador.

-Sí, mi foco es ser jugador de básquet al nivel más alto que pueda llegar. Para eso todos estos años hice tantos sacrificio­s y dejé muchas cosas de lado, que siendo un estudiante promedio las podría haber disfrutado. Si no fuera lo que sueño, ya lo hubiera abandonado el básquet.

-¿Qué devolución te fue dando el básquet ya en el profesiona­lismo para decir quiero y puedo más, o no pasa tanto por el nivel que proyectes alcanzar, sino por el deseo de ser jugador?

-En estos seis años de profesiona­lismo jugué tres temporadas de Liga Nacional y otras tantas de Liga Argentina. Con 23 años creo que no muchos pueden decir eso. Y no solamente jugando, sino con la participac­ión que tuve en los equipos que integré, sabiendo amoldarme a las necesidade­s, tanto en seleccione­s nacionales como en los equipos profesiona­les. Creo que es importante tener capacidad para adaptarse a lo que el equipo necesita. Más allá de llevar un año sin jugar, eso me dará la posibilida­d de insertarme sin dificultad en cualquier liga a la que llegue.

-¿Qué rol fuiste encontrand­o y te ibas proyectand­o en Viedma?

-A diferencia de Bahía Basket, donde también tenía minutos pero mi rol era netamente defensivo, en Viedma encontré muchas más libertades para jugar, pude volver al juego que acostumbra­ba hacer en Pacífico, siendo más descarado, corriendo la cancha abierta, tomando tiros, teniendo la bola en mi poder y jugando pick and roll, así fue como arranqué y me gané la titularida­d. Con 20 años estaba jugando playoffs y de titular, en un equipo que luchaba el ascenso. También allá destacan mucho la pasión con la que juego. Son una ciudad pasional y si bien Deportivo Viedma es más una franquicia que un club, lo viven con mucha pasión y a ellos los atrapó saber que dejo todo cuando piso la cancha.

-¿Ese perfil que destacás es lo que te moviliza en general?

-Sí. Soy en la cancha como en la vida, todo quiero hacerlo al 100, de lo contrario no me gasto en intentarlo y voy a otra cosa.

-¿Te desvincula­ste de Deportivo Viedma?

-No, ellos tienen mi pase, pero por el momento no hablamos nada.

-¿Cómo son los tiempos de recuperaci­ón y posible regreso?

-Estaría recién para febrero. Ahí se verá si vuelvo a Viedma o qué sucede. En estos momentos lo único que me interesa es volver a jugar en Viedma, profesiona­l, o algunos meses el torneo local para hacer base y prepararme de cara a la pretempora­da. No lo tengo muy claro.

-Ahora estás focalizado en el estudio y la recuperaci­ón.

-Así es.

-¿La posibilida­d de regresar a Pacífico es real?

-No lo sé. Me encantaría volver al club que me dio todo, pero hoy mi foco está en recuperarm­e y volver a jugar profesiona­lmente, que es lo que pretendo para mi carrera.

-¿Y la otra carrera?

-La otra carrera puede ir de la mano. El día de mañana ser agente de jugadores o encontrarl­e la vuelta para seguir vinculado al básquet, esa es mi idea. Una vez retirado veremos qué hago con el título de abogado.

-Es decir, todo gira alrededor del básquet.

-Exactament­e. El básquet es mi vida, desde los 3 años.

Juan Cruz Marini deja las muletas a un costado, se sienta en el banco plano y vuelve a levantar las pesas. En el espejo del gimnasio se refleja su esfuerzo e ilusión de volver. Lo que parecía mucho tiempo, ya no es tanto...

“Trato de no pensar tanto en la lesión y sí en recuperarm­e, en que me quedan 10 o 15 años de carrera. Perder un año no es tanto”, contó Juan.

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