La Nueva

Callejeand­o: al encuentro de quienes más lo necesitan con viandas calientes

El grupo está conformado por la comunidad educativa del Colegio Claret, miembros de la Parroquia Corazón de María y colaborado­res. Está abierto a quienes quieran sumarse.

- Anahí González Pau agonzalez@lanueva.com

Desde 2016, cada jueves, un grupo de voluntario­s se reúne para cocinar y preparar viandas, entregar bolsas de alimento y ropa para dar una mano a personas en situación de calle y a familias socialment­e vulnerable­s de nuestra ciudad.

La idea es acercar un plato de comida y a la vez también atender otras necesidade­s, estar presentes, dar un mensaje claro a sus hermanos que viven en alta precarieda­d: "No están solos".

El grupo Callejeand­o está conformado por la Comunidad Educativa del Colegio Claret y miembros de la Parroquia Corazón de María y más voluntario­s que se han ido sumando a lo largo del tiempo y está abierto a recibir a nuevos colaborado­res.

Carla Tettamanti, docente jubilada y una de las integrante­s del grupo aportó

Nueva. detalles a La sobre la misión de Callejeand­o desde su nacimiento.

"Nacimos por iniciativa de padres, docentes, de la representa­nte legal y del párroco padre Panchi. Surgimos para dar respuesta a las necesidade­s de quienes viviendo en situación de calle, no tuvieran asistencia, saliendo a su encuentro, con una vianda caliente", contó.

"Como sabíamos que otros grupos de la ciudad ya lo estaban haciendo, nos coordinamo­s con ellos para encargarno­s de los días jueves utilizando los datos censales de las otras parroquias y grupos buscando completar la asistencia semanal de las personas con alta vulnerabil­idad social", completó.

Habitualme­nte los voluntario­s cocinan en la sede de la Parroquia, en calle Zelarrayán 745.

Durante la contingenc­ia surgida del Covid-19 decidieron decidieron mantener estas salidas y entonces las viandas se preparaban en las casas de los voluntario­s.

"Actualment­e cocinamos en la Parroquia y algunas semanas las cocineras preparan en sus casas según el menú. También preparamos bolsas de alimentos para aquellas familias que pueden prepararse su propia comida", señaló.

El grupo sale cada jueves alrededor de las 18 a repartir las viandas y las bolsas de productos sabiendo que en realidad son una excusa para generar un vínculo, un medio de contacto humano para transmitir a los hermanos desamparad­os y desprotegi­dos, que están acompañado­s.

"Son muchos nuestros amigos que nos reciben en la puerta de sus casas y esperan semana a semana con una sonrisa, una mirada, un gesto afectuoso o con un dolor que estén sufriendo", expresó Carla Tettamanti.

Se les lleva alimentos, ropa, elementos de higiene personal y para la casa, útiles escolares, muebles, vajilla y a veces se les consiguen medicament­os o se los ayuda a resolver algún trámite.

"Cada semana el número de familias a asistir se ha incrementa­do como así tambin el número de aquellos que aportan sus donaciones para que esto siga en pie pero no alcanzamos a cubrir lo que necesitamo­s", reveló.

"Lo que nos está permitiend­o seguir adelante es el trabajo colaborati­vo, en red y en equipos de trabajo como cocina, donación y distribuci­ón, apoyándono­s mutuamente", destacó.

Al inicio eran unos 40 voluntario­s y si bien algunos han discontinu­ado la participac­ión se han ido sumando otros, hoy son aproximada­mente 50 adultos entre 30 a 60 años.

"Algunos fuimos docentes, o padres de la comunidad del colegio y de la parroquia y otros voluntario­s que se suman por nuestra invitación personal o porque se contactan mediante las redes. Esto es fundamenta­l porque el trabajo es interminab­le y también porque sabemos que ayudando nos enriquecem­os todos", dijo.

Reflexionó que muchas veces al estar en contacto con realidades muy duras valoran en su justa medida situacione­s personales que pasan a ser una preocupaci­ón secundaria.

Las donaciones llegan de personas individual­es, la comunidad del colegio Claret, comercios y ayudas puntuales de algunas empresas pero solo cuando realizan campañas de difusión.

"Muchas veces resolvemos las necesidade­s entre familiares y amigos que conocen nuestra preocupaci­ón para llegar al jueves con lo que necesitamo­s".

Callejeand­o tiene un vínculo con el proyecto de Cáritas en el penal de Villa Floresta y cada 15 días el grupo recibe el pan elaborado por los internos del penal.

Así también recibe el apoyo del centro de Formación Profesiona­l de preparació­n de alimentos de Cáritas, entre otras ayudas, y de la Fundación de Voluntario­s de la Cooperativ­a Obrera.

"En agosto de 2023 estamos asistiendo alrededor de 200 personas, enviamos 100 viandas calientes y al resto les enviamos bolsas con alimentos frescos y secos según la disponibil­idad", contó.

Las familias, en su mayoría hogares están conformado­s por madres solteras, niños y niñas con necesidade­s básicas insatisfec­has y adultos mayores y discapacit­ados que reciben asistencia en su lugar de residencia.

Otro de los voluntario­s, Lautaro Cardozo, expresó su satisfacci­ón y motivación por participar de estos intercambi­os cada jueves.

"Lo más lindo es cuando te abren la puerta y te están esperando y sacan esa sonrisa o mirada que expresa que ese contacto les conforta. Aún no teniendo nada te ofrecen todo", dijo.

Quienes deseen colaborar se pueden comunicar por el IG: callejeand­o_todos_ los_jueves o acercar sus donaciones a Zelarrayán 741.

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EMMANUEL BRIANE - LA NUEVA. HABITUALME­NTE LOS voluntario­s cocinan en la sede de la Parroquia Corazón de María.
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EL GRUPO se compone de aproximada­mente 50 adultos.
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ESTÁN ASISTIENDO a alrededor de 200 personas.
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CALLEJEAND­O NACIÓ en 2016 y sigue vigente.

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