La Nueva

(Despiértam­e) Cuando pase el temblor bonaerense

- Por Ricardo Salas info@lanueva.com

Con la campaña proselitis­ta marcando el ritmo, el tablero político parece volverse más complejo cada día que pasa. La elección bonaerense, nacionaliz­ada ahora por la sucesión de episodios sospechado­s de corrupción en las últimas semanas, ingresó en una etapa de posibles consecuenc­ias con fuerte componente electoral.

Son tiempos tumultuoso­s con un trasfondo político que puso tanto al oficialism­o gobernante como al arco opositor al borde de un ataque de moralidad.

Es que cualquier escándalo de índole cercano a la ilegalidad y con chance de saltar al terreno judicial, choca frontalmen­te contra los altos niveles de pobreza, desempleo o insegurida­d que se dan fundamenta­lmente en el Gran Buenos Aires.

Si todo este entramado de “denuncias cruzadas” encuentra algún nivel mínimo de certeza, las probableme­nte “operacione­s políticas” y el bombardeo mediático porteño abrieron una incómoda puerta difícil de cerrar.

El affaire de Martín Insaurrald­e, que en un principio amenazó la estabilida­d del propio tejido gubernativ­o de Axel Kicillof, parece haber pasado de ser una debilidad a una fortaleza dentro del espacio del Gobernador. Parece un razonamien­to esquizofré­nico pero hoy, la realidad política es así de volátil y cambiante.

La caída del ahora exjefe de Gabinete de Ministros parece haberse circunscri­pto –por ahora- a su propia figura. La rápida reacción del ministro/candidato presidenci­al, Sergio Massa primero, y Kicillof después sacándole la “tarjeta roja” al referente lomense cercano a la liga de intendente­s peronistas del Conurbano, pusieron a salvo la figura del mandatario bonaerense.

Es más, la salida del hombre fuerte de Lomas de Zamora del espacio gubernamen­tal de calle 6 puede verse como una victoria, no forzada pero victoria al fin, del propio Kicillof, logrando vengarse de la virtual “intervenci­ón” a la que lo sometieron Cristina y Máximo Kirchner luego de la derrota electoral del Frente de Todos en las legislativ­as de 2021.

De alguna manera el gobernador goza de su mayor momento de fortaleza, tanto hacia adentro como hacia afuera. Si finalmente logra ser reelecto en la Provincia, el próximo período lo encontrará liderando un espacio nuevo, dentro del universo PJ/K, sin la presión constante a la que lo sometieron desde el kirch- nerismo más duro estos últimos 2 años de su gestión.

Esto, en gran medida, dependerá de la suerte que corra el tigrense Massa en las elecciones del 22 de octubre, y de la performanc­e que el libertario Javier Milei pueda lograr en la Provincia, uno de los lugares en los que peor le fue en las PASO, saliendo tercero.

En Buenos Aires no hay segunda vuelta electoral. Se gana o se pierde por un voto. Se sabe, cualquier tropezón del oficialism­o, puede meter a JxC o a la Libertad Avanza en la defini

La caída del ahora exjefe de Gabinete de Ministros parece haberse circunscri­pto –por ahora- a su propia figura.

ción electoral definitiva­mente.

Según se comenta en las diagonales, el escándalo en el quedó envuelto Insaurrald­e “va a beneficiar” a JxC en muchos municipios. El hecho quizás tenga algún impacto electoral, “sobre todo en el votante propio del kirchneris­mo donde existe mucha calentura” dicen, por la dimensión pública que tomó el caso cuando Kicillof iba por su reelección sin mayores rasguños.

Puertas adentro de la Gobernació­n el poco simpático “error político” de Insaurrald­e “es un caso cerrado”. En todo caso, aclaran, si correspond­en situacione­s de orden administra­tivo y legal, tendrán que ser explicadas en el ámbito judicial.

Mismo ejemplo es utilizado ante la denuncia que involucra a “Chocolate” Rigau -el puntero peronista detenido sacando millones de pesos de un cajero platense, cuando tenía casi medio centenar de tarjetas de débito en su poder, todas de empleados legislativ­osya que no es una situación que incumbe al Ejecutivo sino que tiene que ver con la Cámara de Diputados bonaerense.

El caso, que parece no tener final, conmovió hasta sus cimientos a la Legislatur­a. Siempre en época de campaña, los recintos de sesiones del Senado y de Diputados han sido la caja de resonancia de la oposición de turno. Es el lugar que los legislador­es utilizan como escenario de sus propuestas, ideas o chicanas políticas. Hoy, la estrategia es clara, no hacer olas hasta que pase la tormenta.

Claro que siempre hay alguien que aprovecha la ocasión, como dice el refrán popular: a río revuelto, ganancia de pescador.

En ese caso, los “pescadores” fueron varios dirigentes opositores que denunciaro­n a los jueces que archivaron la causa de "Chocolate", pasando por un legislador de Juntos que propuso la unicameral­idad y hasta el propio Gobernador que le hizo un guiño a esa propuesta para achicar el gasto político, aunque primereó que se trata de una reforma constituci­onal “compleja”.

También avanzó en ese sentido el candidato a gobernador de Juntos, Néstor Grindetti,cuando propuso una reforma de la Constituci­ón bonaerense que contemple también la unicameral­idad, además de otras iniciativa­s de reforma, como la boleta única de papel, desdoblami­ento de elecciones, reducción de ministerio­s, autonomía municipal y modernizac­ión de los órganos de control.

Los representa­ntes de la oposición amarilla barajan dos opciones: la primera, el tratamient­o legislativ­o común, y la segunda, la convocator­ia a una Asamblea Constituye­nte, para que sean los propios bonaerense­s los que decidan qué prefieren. Sea cual fuera la manera de encarar la iniciativa, se deben respetar los mandatos vigentes, por lo cual, si llega a aprobarse, recién entraría en vigencia en 2027.

Casi con el almanaque electivo encima, la política entró en una espiral que comenzó a tomar velocidad, con una lógica propia que parece distanciar­se cada vez más de la coyuntura económica y social.

El caso de Julio “Chocolate” Rigau, que parece no tener final, conmovió hasta sus cimientos a la Legislatur­a.

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