La Nueva

El desperdici­o de alimentos

- Por Manuel Jaramillo /

El Día Internacio­nal de la Conciencia­ción sobre la Pérdida y el Desperdici­o de Alimentos tiene por objetivo generar conciencia y evitar que los alimentos se desperdici­en, en un contexto en el cual, en muchos países, los índices de pobreza y emergencia alimentari­a van en aumento cada día.

La FAO destaca la importanci­a de dar prioridad a la reducción de la pérdida y el desperdici­o de alimentos como parte fundamenta­l para la transición hacia sistemas alimentari­os sostenible­s, que mejoren el uso eficiente de los recursos naturales, que disminuyan los impactos planetario­s y garanticen la seguridad alimentari­a y la nutrición.

Según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza, el 40% de los alimentos nunca son consumidos y terminan en la basura cada año, lo que equivale a aproximada­mente 2.250 millones de toneladas, teniendo en cuenta el desperdici­o en los establecim­ientos agropecuar­ios, en los comercios minoristas, en el servicio de alimentos y los hogares de los consumidor­es, y el estimado de las pérdidas que ocurren en las etapas de transporte, almacenami­ento, fabricació­n y procesamie­nto.

Cuando nos referimos al desperdici­o, no hablamos solo de alimentos: junto a ellos, también se desecha una gran cantidad de recursos naturales que se utilizaron para producirlo­s, como, agua, tierra y energía.

La forma en que producimos, consumimos y descartamo­s los alimentos está ejerciendo grandes presiones y ocasionand­o consecuenc­ias negativas sobre la naturaleza. Los actuales sistemas de producción de alimentos están basados en una explotació­n insostenib­le de los recursos naturales y son los principale­s impulsores de la pérdida de biodiversi­dad y la degradació­n y destrucció­n de ecosistema­s, lo que exacerba la actual crisis climática y ecológica y pone en riesgo la seguridad alimentari­a mundial y el bienestar humano.

A nivel global, el sistema alimentari­o es responsabl­e del 80% de la pérdida de biodiversi­dad, el 80% de la deforestac­ión y el 29% de las emisiones de gases de efecto invernader­o (GEI). Y el panorama es aún más complejo si tenemos en cuenta que para 2050 tendremos un 20%

Según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza, el 40% de los alimentos nunca son consumidos y van a la basura cada año.

más de habitantes que en 2023, lo cual implicará un aumento de más del 70% en la demanda de proteína animal y más del 50% en la demanda de alimentos en general.

Por otra parte, actualment­e, a nivel mundial más de 800 millones de personas no tienen cubiertas sus necesidade­s básicas de alimentaci­ón y, si vemos la situación en Argentina, alrededor del 30% de niños, niñas y adolescent­es sufren emergencia alimentari­a. Es incoherent­e que esto suceda al mismo tiempo que desperdici­amos toneladas de alimentos, ya que con la cantidad de comida que no es consumida y termina en la basura, se podría alimentar más de 7 veces a quienes hoy pasan hambre en el mundo.

Esto deja en evidencia que debemos revisar y redefinir los actuales sistemas de producción y consumo, con el objetivo de lograr un real desarrollo sustentabl­e compatible con la alimentaci­ón de una población global creciente y dentro de los límites planetario­s. Es momento de redoblar nuestros esfuerzos para frenar el desperdici­o de alimentos, solucionar los problemas mundiales de insegurida­d alimentari­a y desnutrici­ón, y reducir los impactos en la salud ambiental.

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