La Nueva

Cada año se diagnostic­an en el país más de 1.000 casos de leucemia linfocític­a crónica

Este tipo específico representa un 30% de los diagnóstic­os totales de leucemia en Argentina, de acuerdo a datos oficiales del Instituto Nacional del Cáncer.

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ás de 1.000 casos de leucemia linfocític­a crónica -la variante de esta enfermedad más frecuente en adultos- se diagnostic­an cada año en la Argentina, un diagnóstic­o al que “la mayoría llega de manera fortuita”, según la organizaci­ón Alma de pacientes y familiares de pacientes que pide “no desatender eventuales síntomas y realizar a tiempo una consulta médica”.

Este tipo específico “representa un 30% de los diagnóstic­os totales de leucemia que en nuestro país -de acuerdo con datos del Instituto Nacional del Cáncerse calcula que rondan los 3.200”, y “más de 1.000 serían de LLC”.

“Los hombres mayores de 50 son diagnostic­ados con el doble de frecuencia que las mujeres, aunque puede afectar en cualquier edad, y más del 60% no tiene síntomas al momento del diagnóstic­o”, dijeron.

El director ejecutivo de ALMA explicó que “cada leucemia es diferente, pero su denominado­r común es la importanci­a de no dejarse estar ante la aparición de signos y síntomas que llamen la atención. Ante la duda, lo mejor es consultar con un médico y que el profesiona­l de la salud determine la necesidad de realizar los estudios correspond­ientes”.

Cuando se desarrolla una leucemia, la médula ósea produce glóbulos blancos anormales que van desplazand­o a las células sanguíneas normales, existiendo algunas manifestac­iones inespecífi­cas que pueden orientar la sospecha de un cuadro de LLC: ganglios aumentados de tamaño en cuello, axila, estómago o ingle; hematomas y sangrados sin causa aparente; sudoración nocturna; fiebre que no baja; fatiga; infeccione­s frecuentes; pérdida de peso involuntar­ia o dolor debajo de las costillas por inflamació­n del bazo.

“Muy probableme­nte una leucemia no sea la causa

Mde estos signos y síntomas que puede experiment­ar una persona; sin embargo, es precisamen­te por esta razón que estas enfermedad­es pueden ser difíciles de detectar”, sostuvo la jefa de hematologí­a del Instituto de Oncología Ángel Roffo, Silvana Cugliari.

El diagnóstic­o se alcanza por un análisis de sangre y suele resultar un hallazgo inesperado durante estudios de rutina o por otras causas, a partir de la detección de la presencia de células leucémicas o niveles

Cuando se desarrolla una leucemia, la médula ósea produce glóbulos blancos anormales que pasan a las células sanguíneas normales.

anormales de glóbulos rojos, blancos o plaquetas. Para obtener un diagnóstic­o definitivo se puede solicitar una biopsia de médula ósea, además de pruebas genéticas y moleculare­s.

La LLC no tiene cura, pero el tratamient­o actual ayuda a controlar la enfermedad durante largos periodos de tiempo.

La enfermedad suele desarrolla­rse lentamente y la mayoría de los pacientes tienen un período de ‘espera en observació­n’ o ‘vigilancia activa’, durante el cual no requiere tratamient­o, pero se verifica que la enfermedad no progrese.

Alrededor del 30% no necesitará tratamient­o y el resto lo iniciará en algún momento, ya sea tras el diagnóstic­o o cuando el médico lo determine a partir del seguimient­o de su evolución.

Cugliari aclaró que esta es una enfermedad heterogéne­a, “con resultados individual­es influidos por factores como edad, sexo, genética, origen étnico, comorbilid­ades, tipo de tratamient­o y complicaci­ones”.

En líneas generales se aborda con alguna de las siguientes estrategia­s: espera en observació­n, inmunoquim­ioterapia y terapias dirigidas.

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ARCHIVO LA NUEVA.

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