Moscú adoctrina a más de un millón de niños ucranianos en los territorios ocupados
que se trata de un grupo étnico artificial”, sostiene Vorobiova.
Mientras tanto, las conquistas territoriales de Rusia y la asimilación de diversos pueblos se presentan bajo una luz positiva.
En los territorios ocupados, a los alumnos se les enseña ahora exclusivamente en ruso, mientras que a los padres se les disuade activamente de dejar que sus hijos asistan a clases formalmente disponibles de ucraniano.
“Esos padres corren el riesgo de ser considerados desleales”, afirma Vorobiova.
Algunos alumnos acuden a las escuelas gestionadas por los rusos para conectarse más tarde durante el día a las clases en línea en sus colegios ucranianos.
No obstante, estas familias se enfrentan a graves amenazas, explica la directora de una de estas escuelas,
Los funcionarios dieron cuenta del avance de estas tareas, que son una de las operaciones clave de su contraofensiva, que les permiten seguir con la reconquista de sus territorios.
“En total, desde el comienzo de la agresión armada a gran escala de Rusia contra Ucrania, los grupos de desminado de las unidades de mando de apoyo de las Fuerzas Armadas de Ucrania limpiaron de artefactos explosivos más de 9.992 hectáreas de terrenos agrícolas y retiraron y desactivaron 120.846 artefactos explosivos”, precisó un comunicado.
De esas cifras, 860 hectáreas fueron inspeccionadas y limpiadas en la última semana, donde se desactivaron unas 3.168 minas, agregó.
Kiev se convirtió, a raíz de las acciones de las tropas rusas, en el país más minado del mundo, con una superficie total saboteada equivalente al estado de Florida o a Uruguay. Estos explosivos ya se han cobrado la vida de al menos 298 civiles y han herido a otros 632. quien desea permanecer en el anonimato para garantizar la seguridad de sus alumnos.
A los estudiantes se les “obliga a amar a Rusia”, lo que resulta especialmente cínico dada la destrucción que el ejército invasor ha llevado a sus hogares, afirma.
La capacidad de los niños, especialmente de los más pequeños, para resistirse a estas narrativas es limitada en un entorno donde cualquier opinión “proucraniana” no puede circular libremente y donde expresarlas puede llevar a perder el trabajo, la propiedad o la libertad.
Las consecuencias de esta política pueden ser catastróficas, dice Vorobiova, que advierte del fuerte impacto psicológico de la propaganda, especialmente en los niños.
En zonas como Crimea ya está teniendo “consecuencias fatales”, comparte la analista.
Algunos de los jóvenes soldados del ejército ruso que murieron en combate tras el inicio de la invasión a gran escala tenían sólo 12 años cuando la península fue anexionada hace más de 9 años.
“Experimentaron plenamente la política de destrucción de la identidad ucraniana, la militarización y la asimilación por parte de la Federación Rusa”, afirma una investigación de “Almenda”.
Incluso sus muertes se convierten en una herramienta más de militarización, con docenas de placas conmemorativas colocadas en instituciones educativas y estudiantes más jóvenes a los que se les dice que deberían seguir sus pasos.
Al igual que con la deportación de niños ucranianos, Rusia actúa abiertamente, “orgullosa más que avergonzada” de su política, dice Vorobiova.
Según la analista, la convicción rusa de “que el Estado ucraniano no existe” contribuye a ello, así como la impunidad de sus acciones en Chechenia, Georgia y en Ucrania ya desde 2014.
La política de Rusia en relación con los niños constituye una violación del derecho internacional humanitario y presumiblemente también un crimen de guerra, subraya.