Alquilar, esa necesidad que no halla su camino
Los recientes cambios a la reglamentación inmobiliaria no lograron solucionar problemas de larga data en el sector.
TODO EMPEZÓ eso se piensa. con la pandemia. O al menos
LA REALIDAD es que la situación de quienes son propietarios, como la de quienes deben alquilar un inmueble para vivienda familiar, sigue siendo completamente problemática en muchos sentidos.
RESULTARON TAN cuestionados los cambios realizados en 2020 en la llamada ley de alquileres que, luego de tres años, termina de ser reformada mediante una ley que tuvo una media sanción que obtuvo la inmediata crítica de las partes.
MIENTRAS ALGUNOS ven en la reforma un paso hacia una mayor equidad y protección para los inquilinos, otros expresan preocupación sobre cómo podría impactar en sus inversiones y en la estabilidad del mercado de alquileres, tan complejo y cambiante durante los últimos tiempos.
LOS ESPECIALISTAS, con opiniones variadas porque la problemática lo es, coinciden en que la reforma “mejoró algunas situaciones” aunque sigue siendo “un parche de una mala ley” e insisten en la necesidad de “derogarla y hacer una nueva”.
UNA VEZ más, además, se menciona que la reglamentación “no resuelve los problemas de raíz” y parece haber sido hecha de manera “apresurada” y sin un enfoque que aborde los desafíos reales que presenta una problemática con tantas aristas y tantos interesados por ambas partes.
LA REALIDAD es que la intromisión del Estado en el mercado inmobiliario ha resultado perjudicial, al punto que cerca del 80 por ciento de las propiedades disponibles para alquilar han sido retiradas del mercado por sus propietarios al verse perjudicados por la normativa vigente.
ESTA SITUACIÓN deriva en una carencia de propiedades para alquilar, el aumento en los valores de renta y la desesperación de miles de familias que no encuentran una respuesta a sus necesidades.
ES NECESARIO que el próximo gobierno estudie en profundidad la cuestión, dando participación a todas las partes y buscando un equilibrio que permita que no suceda lo que finalmente ocurre: hecha la ley hecha la trampa, y lo que se pretendía mejorar terminó generando manejos ilegales y acuerdos sin sustento legal.