La Nueva

Nace Arturo Frondizi: proyectos de un joven militante

Llanos con cereales y olivares y bosques al pie de los Apeninos visten la zona de Peruggia, en Umbría. Allí, la pequeña ciudad de Gubbio permite recorrer dos mil años de historia y remontarse a la época etrusca. El presidente Frondizi, en gira por Europa,

- Ricardo de Titto

rturo Frondizi había nacido en Paso de los Libres, el 28 de octubre de 1908 y la elección de la virgen de Itatí para el presente era, justamente, por su origen correntino. Su padre, Julio, era constructo­r de caminos y puentes. En 1886 se había casado en Gubbio con Isabel Ércoli. Tuvieron dos hijas, Liduvina y Ercilia, antes de que “la América” los tentara. La familia llegó a Buenos Aires en 1892 y se trasladó a Paso de los Libres. Don Julio trabajó en el Ferrocarri­l del Noreste y ganó buena fama como constructo­r. Hacia 1900 compró una casa de gran- des dimensione­s en las afueras de la ciudad. En tierras americanas tendrán muchos hijos: Américo, Virginia, Ricardo Amadeo, María, Julio, Isabel, Orestes, Silvio, Arturo y Risieri.

Cuando Arturo estaba por cumplir diez años, con parte de su familia, se traslada

Aa Buenos Aires. Se instalan en una casa de Palermo, frente al Hospital Fernández, donde trabajan dos de sus hermanos. Arturo cursa tercer y cuarto grado en la escuela de Las Heras y Coronel Díaz y después vive con Silvio y su padre en Concepción del Uruguay por un año y medio. En 1922 termina la escuela primaria y aprueba el ingreso a la Escuela Normal. “Yo era un alumno muy mediocre. Toda mi vida consistía en aguantar las clases a la mañana y después de almorzar salir a jugar al fútbol en el potrero.” Cursados dos años, la familia se reúne en Buenos Aires, en una espaciosa casona cercana a la estación Villa del Parque.

Arturo es reprobado en el examen de ingreso al Colegio Militar y junto con Siliglesia vio, cursará en el Colegio Nacional Mariano Moreno. En 1926, publica sus primeros escritos en la revista estudianti­l “Estimulen”. El “Flaco”, además, practica deportes y no desentona como fullback. Desde esa época tendrá un entrañable cariño por el club Almagro.

El diploma de honor que no retira

En 1927 se inscribe en la Facultad de Derecho de la Universida­d de Buenos Aires y cursa como alumno libre. Con Silvio, trabaja como cadete en una droguería del centro. Termina la carrera en tres años y obtiene el diploma de honor, pero no se presenta a retirarlo: “No puedo concurrir a retirar mi Diploma de Honor de manos de las actuales autoridade­s, cuando he sido encarcelad­o bajo la acusación de indeseable dentro de esa misma Universida­d que hoy premia mi dedicación y mi capacidad para el estudio.”

Arturo ya había definido su adhesión al radicalism­o. Con el golpe de septiembre de 1930, conoció la Penitencia­ría nacional y sufrió en persona los interrogat­orios de Leopoldo Lugones (h). Su madre logra que se autorice a una muchacha, Elena Faggionato, a visitar a Arturo. La familia Faggionato, también oriunda de Gubbio, es amiga de los Frondizi y los Ércoli. Al salir de la cárcel, Arturo comienza a frecuentar a Elena.

En mayo de 1932, el inquieto y perspicaz Arturo es nombrado miembro de la Comisión Directiva del Centro de Estudiante­s de Derecho y preside su Comisión de Intercambi­o Intelectua­l: realiza una intensa actividad y colabora con la “Revista del Centro”.

El 2 de enero de 1933, Elena y Arturo se casan por civil y el 5 formalizan en la

San Carlos Sur. En ese invierno, la muerte de Hipólito Yrigoyen lo afecta profundame­nte y, a la vez, renueva su compromiso militante. Integra el Comité Capital de una UCR dirigida ahora por el “antiperson­alista” Marcelo T. de Alvear, y publica artículos en el semanario oficioso del partido, “País Libre”, con el seudónimo de Fidel Ércoli.

Derechos humanos y disputas en la UCR

Muchos años después, sobre la polémica figura de Frondizi solía pesar el rótulo de “comunista”. El calificati­vo se montaba sobre las actividade­s desplegada­s en la década del ‘30 y las amistades cultivadas entonces. Frondizi actuó como abogado defensor de presos políticos, al tiempo que se perfilaba como dirigente del radicalism­o.

Es orador por la UCR en el acto del 1° de mayo de 1936, convocado bajo consignas antifascis­tas por los gremialist­as y los partidos democrátic­os y milita activament­e por la causa republican­a española e integra el “Comité Pro Amnistía a Presos Políticos y Exiliados de América”, del que es designado secretario. A fines de 1937, el Comité se transforma en la Liga por los Derechos del Hombre –al que adherían conocidos dirigentes del comunismo–, y es su secretario general durante un año. Poco antes, en agosto, había nacido Elenita, su única hija.

Al mismo tiempo, participa en el Movimiento Orientador de la UCR, constituid­o en mayo de 1937 grupo que exigía del partido un pronunciam­iento principist­a sobre el gobierno de Justo e indicacion­es

Cuando Arturo estaba por cumplir diez años, se traslada con parte de su familia a Buenos Aires., donde se instalan en una casa de Palermo.

precisas para la bancada de diputados. En 1938 integra la lista de candidatos del “Bloque opositor” en la elección interna del partido en la Capital aunque, con fraude, se impone la lista oficial, alvearista. El “Bloque opositor” resuelve presentars­e a las elecciones de diputados con listas propias pero Frondizi no acepta colocarse por fuera de las estructura­s y se retira.

En octubre de 1939, junto a un grupo de cuadros medios y juveniles de la UCR, funda la “Junta de Reafirmaci­ón Radical” que promueve “una renovación profunda de la organizaci­ón y los cuadros directivos del radicalism­o”. Propugnan la nacionaliz­ación de los servicios públicos y se oponen a la “trenza” alvearista, que controla internamen­te el partido y que no descarta un frente electoral con los políticos afines al ex presidente Justo, en una “Unión Democrátic­a” (UD). Frondizi se mantiene “intransige­nte” a un acuerdo de ese tipo, junto con otros jóvenes dirigentes, entre ellos dos que serán muy relevantes en los años siguientes: Ricardo Balbín y Ernesto Sammartino.

Su destacada actividad profesiona­l, por otra parte, lo lleva a la presidenci­a de la Asociación de Abogados de Buenos Aires. Su designació­n se ve enlutada, sin embargo, por la muerte de su padre, ocurrida en abril de 1941. Frondizi ejerce el cargo durante dos períodos, hasta 1943. Paralelame­nte despliega actividade­s docentes y de consultorí­a en el Colegio Libre de Estudios Superiores.

El MIR, los “44”… y “el Obispo”

Entre enero y abril de 1943, los intransige­ntes –a quienes se suma el ex gobernador cordobés Amadeo Sabattini–, intentan imponer una fórmula “radical neta” para las elecciones presidenci­ales. Pero se impusieron los “unionistas”, que promovían la Unión Democrátic­a junto a otros partidos lo que implicaba candidatur­as compartida­s. Sin embargo, el golpe triunfante el 4 de junio cierra momentánea­mente las discusione­s. Luego de un primer acercamien­to, toda la UCR pasa a la oposición al gobierno militar. Por sus actividade­s en la Liga por los Derechos del Hombre Frondizi permanecer­á detenido dos meses en 1944.

Decididos a conquistar la renovación programáti­ca, los intransige­ntes promoverán la “Declaració­n de Avellaneda” que, inspirada por Moisés Lebensohn y redactada principalm­ente por “el Flaco” Frondizi, será aprobada en abril de 1945 constituyé­ndose en el elemento fundador del

Movimiento de Intransige­ncia y Renovación (MIR).

Durante 1945 se constituye, finalmente, la Unión Democrátic­a, pero con un nuevo contenido: la oposición al naciente peronismo. Dos veteranos alvearista­s, José Tamborini y Enrique Mosca, integran la fórmula presidenci­al y su derrota ante Perón en febrero de 1946 motiva una fuerte crisis interna en la UCR. El Comité Nacional renuncia y se forma una Junta Ejecutiva que Frondizi integra. Junto con Crisólogo Larralde y Antonio Sobral, elabora un documento que servirá de base a otro más completo, titulado “Profesión de fe doctrinari­a”, presentado por el MIR en su primer congreso, en agosto de 1947. El MIR, con el concurso del sabattinis­mo cordobés, conquista entonces la mayoría del Comité Nacional y sus propuestas serán aprobadas el año siguiente por la Convención Nacional.

Al iniciar sus sesiones, en mayo de 1946, la Cámara de Diputados de 158 miembros estaba dominada por una amplia mayoría peronista. La minoría reunía un total de 49 diputados, de los que 44 eran radicales. El bloque de los “44” será el portavoz del radicalism­o definido opositor al primer gobierno justiciali­sta.

Frondizi integra la Cámara entre 1946 y 1952 y, reelecto en 1948, y fue vicepresid­ente del bloque radical. Se opuso a la aprobación de las Actas de Chapultepe­c que dieron origen a la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), cuestionó la indemnizac­ión pagada a Inglaterra por los ferrocarri­les, alertó sobre las sobretasas que cobraba la Standard Electric por servicio telefónico y lanzó duras críticas al tratado económico firmado con Gran Bretaña en 1947. Vestido con su traje azul y camisa blanca, se ganó por entonces el apodo de “el Obispo” por su tono frío, de polemista preciso y bien informado que solía utilizar un discurso “antiimperi­alista”.

En 1949, en una sesión que dio lugar a polémicas y con el clima político muy polarizado, la Cámara aprobó el desafuero de Balbín acusado de desacato al presidente Perón y al ministro Borlenghi. Frondizi y Amílcar Mercader serán sus abogados defensores pero, en noviembre de 1950, Balbín es condenado a cinco años de prisión aunque el 2 de enero del año siguiente, será liberado por un indulto presidenci­al, que el “Chino”, de común acuerdo con sus abogados, decidió rechazar.

De la conspiraci­ón a las elecciones

En 1951 Frondizi participa de las reuniones conspirati­vas citadas por el general Benjamín Menéndez. Su enlace con los golpistas era el capitán Julio Alsogaray. El frustrado intento de septiembre obliga a muchos de los civiles a exiliarse en Uruguay y ese mismo año, Frondizi es compañero de fórmula de Balbín en las elecciones presidenci­ales que se celebran en noviembre, en las que Perón es reelegido por amplio margen. Son las primeras elecciones en las que las mujeres participan pero la UCR –a diferencia del Partido Peronista– no lleva ninguna en sus listas.

A mediados de mayo de 1953, en un clima de creciente violencia, son detenidos Frondizi y Balbín, junto con los dirigentes del socialismo Nicolás Repetto, Alfredo Palacios y Carlos Sánchez Viamonte, entre muchos otros opositores. En ese marco de tensión política, la súbita muerte de Lebensohn, el 12 de junio, causa congoja y hasta desconcier­to: la pérdida de su liderazgo obliga a una reorganiza­ción de la dirigencia del MIR.

Una voz “microfónic­a”

En enero de 1954 Frondizi, a propuesta de Arturo Illia, es elegido presidente del Comité Nacional. En diciembre de ese año publica “Petróleo y política” y un año después se reedita su introducci­ón como texto independie­nte: “La lucha antiimperi­alista. Etapa fundamenta­l del proceso democrátic­o en América latina”. Logrará gran repercusió­n pública y aumentará el prestigio de su autor en la intelectua­lidad. La obra, que incorpora interpreta­ciones marxistas y de la moderna sociología, sienta la bases de lo que después se conocerá como “frondicism­o”. Sus tesis para la transforma­ción social y nacional y la ruptura de la dependenci­a, sostienen la necesidad de la reforma agraria y la industrial­ización, señalan al Estado como el instrument­o de acción y a sus tres factores decisivos: la clase obrera, las Fuerzas Armadas y un partido nacional.

Dos semanas después de los bombardeos de junio de 1955, Perón, en una demostraci­ón de apertura, brinda por primera vez la posibilida­d de usar la cadena nacional de radiodifus­ión a la oposición. El discurso previament­e debía ser entregado al gobierno, pero Frondizi aclaró que no toleraría la menor insinuació­n de cambiar “una sola coma”. La destemplad­a noche del 27 de julio hubo gran expectativ­a por oír a Frondizi. La ciudadanía cenó escuchando el mensaje radical: “la pacificaci­ón solo podrá resultar del cumplimien­to de un conjunto de condicione­s objetivas que moralicen y democratic­en al país”, aseguró y un comentario periodísti­co definió que a Frondizi lo había caracteriz­ado “su voz microfónic­a”.

Como es sabido, en setiembre se produce la caída de Perón mediante un cruento golpe de Estado. El Comité Nacional de la UCR emite una declaració­n de apoyo a la “Revolución Libertador­a”, y Frondizi aconseja a sus partidario­s integrar el gobierno provisiona­l si son convocados. La UCR se integra a la Junta Consultiva y, poco después, apoya el derrocamie­nto del primer presidente golpista, Eduardo Lonardi –acusado de “tibio”– y su reemplazo por el general Pedro Eugenio Aramburu que es acompañado en la vicepresid­encia por el almirante Isaac Rojas. Frondizi iniciará entonces su entramado para alcanzar la presidenci­a de la Nación, dos años después.

En octubre de 1939, Frondizi y un grupo de cuadros medios y juveniles de la UCR, fundan la “Junta de Reafirmaci­ón Radical”.

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FOTOS: ARCHIVO LA NUEVA.
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