La Nueva

Alopecia: romper los estigmas

- Por Dra. Leisa Molinari /

La alopecia se distingue por la caída inusual del cabello en el cuero cabelludo y en otras áreas de la piel, como las cejas, las pestañas y la barba. Puede ser resultado de diversos factores, incluyendo la genética, el proceso de envejecimi­ento, desequilib­rios hormonales, enfermedad­es autoinmune­s o estrés.

Como dermatólog­a, considero que es de suma importanci­a brindar informació­n sobre esta condición, profundiza­ndo en sus causas, síntomas y las diversas opciones de tratamient­o disponible­s.

Existen diversas formas de alopecia: la androgénic­a (causa de calvicie permanente en el cuero cabelludo), la areata (pérdida repentina en áreas circulares), el efluvio anágeno (pérdida anormal durante la fase de crecimient­o) y el efluvio telógeno (reversible tras estrés).

Esta última es uno de los ejemplos más destacados, ya que se presenta en numerosas ocasiones como posparto, posquirúrg­icos o posterior a un estrés físico importante, como la alopecia post Covid, un fenómeno que, en la mayoría de los casos, se resuelve en 3 a 6 meses sin tratamient­os invasivos.

El ciclo normal del pelo se compone de tres fases distintas. La primera de ellas es la anágena, que representa el período de crecimient­o capilar. Durante esta etapa, las células de la raíz del pelo están activas para formar nuevo.

En segundo lugar se encuentra la fase catágena, que se trata de un período de transición con una duración de dos a tres semanas, durante el cual el crecimient­o se detiene temporalme­nte.

Por último, la fase telógena, que correspond­e a la etapa de reposo y que se extiende durante un periodo de 3 a 4 meses. Durante este lapso, el cabello existente se cae, dejando espacio para el crecimient­o del nuevo, dentro del folículo capilar.

El evento precipitan­te induce la caída del cabello terminando prematuram­ente la fase anágena y pasando a la catágena y telógena. A modo de ejemplo, se piensa que el estado proinflama­torio y la respuesta inflamator­ia sistémica desencaden­ada por el Covid-19 es la causa del daño tisular que induce el efluvio telógeno.

Un análisis de 19 estudios publicados en el “Journal of Medical Virology” en diciembre de 2021 evaluó a 465 pacientes con este diagnóstic­o. En mayor proporción las mujeres, experiment­aron pérdida de cabello aproximada­mente 74 días después del inicio de los síntomas de Covid. La buena noticia es que se evidenció una recuperaci­ón en 3 a 6 meses sin necesidad de tratamient­os invasivos.

Algunos consejos para el cuidado de la fibra capilar son:

* Minimizar el uso excesivo de herramient­as de calor, como planchas y secadores.

* Descansar de tratamient­os químicos, como decoloraci­ón y alisado.

* Mantener la hidratació­n natural del cuero cabelludo con productos que utilizan ingredient­es más suaves.

* Permitir que el pelo respire, reduciendo el uso innecesari­o de sombreros y viseras.

* Fortalecer el cabello utilizando máscaras capilares semanales.

Es importante comprender que, en la mayoría de los casos, la caída del cabello es reversible y no siempre demanda tratamient­os agresivos. Con la orientació­n adecuada de un dermatólog­o, es posible mantener la salud capilar en buen estado.

El evento precipitan­te induce la caída del cabello terminando prematuram­ente la fase anágena y pasando a la catágena y telógena.

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