La Nueva

“El día que me muera, que sea viendo fútbol en el predio de La Armonía”

Hugo Reñones atravesó un delicado estado de salud, pero aclara que “todo se le pasa” cuando llega al club donde hizo historia. Al repasar sus 35 años ligado a la dirección técnica, tiene algo más para pedir.

- Sergio Daniel Peyssé speysse@lanueva.com

uen clima, algunos mates al aire libre y su primer comentario de color: “vi y viví la transforma­ción de este predio; cuando llegué, en 1990, no había nada, solo árboles y muchísimo por hacer”.

Los pibes vestidos de La Armonía pasan y lo saludan, otros paran a darle un beso y los que conocen su historia de principio a fin le dan ese abrazo fraternal que no necesita explicacio­nes para saber quien fue Hugo Reñones en el progreso futbolísti­co del club velezano en la Liga del Sur.

“Fuerza Huguito, vamos ehhh, vos podés”, el apuntó un papá de esos que colaboran con las categorías Infantiles y Juveniles todos

Blos días de la semana.

“Me lo dice por el problema de salud que tuve, dos neumonías seguidas en menos de tres meses. En la primera la pasé realmente mal y en la segunda, al estar internado y controlado, todo transitó por los carriles normales. Hoy estoy bastante mejor”, expresó este hombre canoso, de mil batallas, que el 25 de enero cumplirá 72 años.

“Cuando se me despertaro­n los primeros síntomas, no me dejaron en el hospital (HAM), me mandaron a mi casa con un montón de remedios para tomar. Estuve aislado una semana, en una habitación, con dificul“Yo tades para respirar y sin contacto con mi familia. Te puedo asegurar que hubo momentos donde sentí que la muerte me llevaba (sic)”, detalló poniéndose más serio de lo que estaba y afirmándos­e a la enclenque mesita del sector recreativo del complejo albiazul, en Don Bosco al 2200.

creo que la segunda me agarró porque quedé muy débil de la primera, aunque nunca me informaron porque se me inflamaron los dos pulmones casi a la vez. Después del alta empecé con distintos ejercicios de kinesiolog­ía, que me hicieron muy bien para poder moverme y andar sin agitarme. Una ventaja de estar vivito y coleando es no haber fumado nunca”, afirmó quien siempre estuvo ligado a las menores o al mundo de Primera división.

“Será curioso, pero nunca dirigí infantiles”, sentencia con una memoria prodigiosa, agregando que “empecé en 1989 en Libertad y al otro año me enrolé en La Armonía para armar el proyecto de las cuatro categorías menores que iban a empezar a competir oficialmen­te en la Liga del Sur”.

Antes de seguir, se acordó de la promesa que hizo pero que no le contó a nadie.

“Si tengo que elegir como morirme, que sea en esta cancha y mirando un partido de La Armonía”, confió quien no hace mucho superó un ACV auditivo y que, al momento de la entrevista, solo le subió un poco el volumen al audífono de la oreja derecha.

--Dicho sea de paso, ¿jugaste al fútbol?

--Sí, en la Primera de El Nacional, entre 1969 y 1971. Mi carrera terminó muy temprano, a los 18 años.

--No sabía, ¿qué pasó?

--Tuve una lesión en la pierna derecha, muy fea, en la parte anterior del muslo. En un partido frente a Pacífico, en la cancha ubicada en Terrada y Charlone, el padre del Pesca Iribarren me dio un rodillazo, sin intención, que me dejó las peores secuelas. Seguí jugando por los masajes mágicos de “Poroto” Ponzoni, pero por el golpe se me formó un coágulo de sangre que, al solidifica­rse, se transformó en un sobrehueso, que se fue haciendo cada vez más grande con el paso del tiempo.

“No hubo otra alternativ­a que operar, estoy abierto de la rodilla casi hasta la ingle, y cosido a mano, no como ahora que las cicatrices no se notan...(risas). Al año empecé a jugar otra vez, pero en esa pierna me

“¿Si me llaman para dirigir? No sé si como DT, estoy grande ya; por ahí preferiría ser coordinado­r. Veremos, no descarto nada”, de “Huguito”.

desgarraba seguido por la falta de masa muscular, así que me tuve que convencer que el fútbol no era para mi”.

Un Sub 17 de lujo

Arrancaba 2013, le había ido mal en Sansinena y un llamado le "voló" la cabeza.

“Él de Carlos (Mungo), que me avisaba que me iban a convocar para dirigir el Sub 17. Se amó un gran plantel, con chicos que llegaron a Primera y que hoy, en varios de los casos, siguen jugando a buen nivel. El once me sale de memoria: David Rodríguez; Federico Tanner, Eduardo Florit, Martín Ferreyra, Iván Vlek; Joaquín Parra, Marcelo Norry, Seba Fuentes, Gonzalo Achares; Gastón Santillán y Lautaro Martínez.

--¿Es cierto que en esa formación Lautaro jugaba de mediapunta, más retrasado que los otros delanteros?

--Sí, solo en el primer partido fue un 9 tirado atrás, aunque él contaba con libertad para moverse por todo el frente de ataque. Tenía 16 años (uno menos que el resto de sus

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Partidos. Los de Hugo dirigiendo en Primera división local y en la Selección de la Liga del Sur: uno en Bella Vista, 16 en Sansinena, 207 en La Armonía y 22 en el Sub 17 (subcampeón en 2013). compañeros) y se adaptaba a cualquier función; no necesitaba cumplir demasiadas ordenes.

El selecciona­do liguista perdió la final en el cuadrangul­ar de San Juan, disputando cinco encuentros en la misma cantidad de días. Empató 2-2 con Rosario en el juego decisivo y cayó en los penales.

En ese momento, Hugo cerró los ojos y recordó el momento justo que le pronosticó a Lautaro “un futuro de Selección”.

“Se lo manifesté en el primer entrenamie­nto que ese plantel llevó a cabo en la cancha de Mundial Fútbol Club, que era de tierra y estaba muy despareja. Ese día fueron 35 jugadores, armé dos equipos y el `Toro´ quedó afuera. Ingresó 20 minutos en el segundo tiempo y cuando terminó el picado lo llamé y le dije: `vas a ser el capitán del equipo´. Me miró sorprendid­o, pero yo no tenía dudas de la decisión que había tomado”, señaló este entusiasta de la “redonda”.

--¿Qué te respondió?

--Que no la merecía porque en el grupo había compañeros más grandes que él y con varios partidos en Primera. Ya se percibía su alma de líder, fue muy positivo para el plantel, dentro y fuera de la cancha. Hoy, muchos de esos futbolista­s siguen siendo amigos, y eso es lo que me llena de orgullo.

“A ese selecciona­do solo le faltó la Copa, los pibes se comportaro­n como profesiona­les, no causaron problemas y dejaron a Bahía muy bien representa­da”.

--¿Pudiste hablar con Lautaro después de haber sido campeón mundial?

--No, pero me gustaría. Huguito rompió en llanto, pero siguió...

“Cuando alzó la Copa me largué a llorar frente al televisor y me pasaron un montón de sensacione­s por el cuerpo: sus inicios, lo buen compañero que fue y que jamás renegó cuando tuvo que entrenar en pisos con piedras y vidrios porque no había otra opción. Una bestia, un jugador que apostó al esfuerzo y a la constancia.

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FOTOS: EMMANUEL BRIANE -LA NUEVA. "SOLO quiero un abrazo de Lautaro Martínez", declaró "Huguito" en el templo velezano donde vivió grandes alegrías y profundas tristezas.
 ?? ?? ¿UNA foto? ¡Cómo no!. "Es un grande", dijeron los jugadores de la Primera de La Armonía que posaron con "Huguito".
¿UNA foto? ¡Cómo no!. "Es un grande", dijeron los jugadores de la Primera de La Armonía que posaron con "Huguito".
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