Patrimonio bahiense: cuando la historia la repasan los futuros arquitectos
Desde la Universidad Nacional del Sur se ensaya una mirada detallada sobre las obras que forman parte del paisaje urbano. También se pretende madurar propuestas, ideas y valoraciones.
Alumnos de tercer año de la carrera de Arquitectura de la Universidad Nacional del Sur realizaron un trabajo práctico relevando viviendas del patrimonio arquitectónico local y, al mismo tiempo, ensayando una mirada detallada sobre obras que forman parte del paisaje urbano más destacado de la ciudad.
Cuando en 2016 comenzó el dictado en la UNS, la carrera rápidamente se posicionó entre las más elegidas por los ingresantes.
Una característica, más allá de seguir los lineamientos generales de este tipo de carreras en las distintas universidades del país, es que muchas de las materias y trabajos prácticos se realizan poniendo el foco en cuestiones locales.
No es un hecho menor que quienes se forman en esta disciplina relacionada con el hábitat humano, que incluye el diseño de edificios y atender el funcionamiento de una ciudad desde el punto de vista urbano, trabajen sobre problemáticas propias. Eso implica que los alumnos, a lo largo de su formación, van teniendo una renovada visión sobre la ciudad y comenzando a madurar propuestas, ideas y valoraciones tendientes a mejorar su funcionamiento.
Este año, en el marco de la materia Historia de la Arquitectura II, que se dicta en el tercer año, tuvieron que analizar un grupo de viviendas de la ciudad, todas construidas en las primeras décadas del siglo XX y con un importante valor arquitectónico.
Las obras elegidas —cada grupo tenía asignada una— eran resultado de la producción de tres arquitectos que desarrollaron una labor vastísima hasta mediados del siglo XX. Se trata de Juan Luoni, Herminio Manfrín y Bernardo Paesa, cuyas firmas pueden verse en el frente de decenas de obras dispersas por toda la ciudad.
El trabajo les permitió obtener información biográfica de esos profesionales, muchos de ellos desconocidos, involucrarse en una investigación —recurriendo a archivos, bibliotecas, entrevistas personales— y, sobre todo, descubrir inmuebles que, quizá, tuvieron frente a sus ojos cientos de veces sin nunca prestarles atención para verlos, ahora, con una mirada distinta.
Las presentaciones finales de ese estudio, algunos de los cuales compartimos en esta nota, permiten también al caminante común descubrir fachadas con un verdadero catálogo de elementos, ornamentos, carpinterías, molduras y terminaciones que hacen de cada una un hecho artístico único. Porque, además, es el resultado de una mano de obra artesanal
Las presentaciones finales del estudio permiten al caminante descubrir fachadas con un verdadero catálogo de elementos, ornamentos, carpinterías y molduras.
que ya no existe, y de personas formadas en el oficio en un grado de excelencia que todavía sorprende.
El arquitecto José María Zingoni, titular de la materia, y los docentes Leonardo Danussi y José Luis Fernández, fueron los responsables de dirigir los trabajos.
“Esta materia es de las primeras en poner a los alumnos a trabajar sobre una temática local. En este caso hicimos un proceso inverso de creatividad profesional, ya que debieron tomar contacto con obras ya realizadas y, a partir de allí, medirlas, analizarlas, conseguir sus datos, hacer croquis y planos y describirlas”, explica Zingoni.
“Todo eso los ayuda a entender el trabajo que hizo cada profesional y volcarlo en fichas con la valoración de cada inmueble, sus patologías y detalles constructivos, los materiales y, también, el perfil de la cuadra donde están insertados”, añade.
El resultado final fue considerado muy bueno por el cuerpo docente. “Los alumnos han logrado una empatía fantástica, muy entusiasmados con el trabajo y, además, resultó interesante descubrir cómo los impactó mirar cada edificio de otra manera”, sostiene Zingoni.
En una ciudad donde los bienes patrimoniales arquitectónicos están poco menos que liberados a su suerte, donde no hay un seguimiento de su estado, ni políticas que ayuden a su cuidado, este tipo de iniciativa en alumnos que pronto serán profesionales de la arquitectura significa un aporte por demás relevante para, poco a poco, ir modificando esa conducta.