Una de las obras más emblemáticas
El portal del cementerio de Saldungaray, como las demás obras que se encuentran ubicadas en el partido de Tornquist, fue inaugurado en el año 1938, con la presencia de autoridades locales y provinciales.
El portal, construido en hormigón a metros del río Sauce Grande, cuenta con un zócalo de piedra que se repite en varias de las obras de Salamone como, por ejemplo, en la serie lapridense.
En la obra también se observa el uso de cerámicos azules, dándole un fondo celestial a la enorme cruz, que sostiene la cabeza del Cristo. Este detalle se observa en numerosas localidades bonaerenses.
A pesar de no ser la ciudad cabecera del partido de Tornquist, en la década de 1930 los hijos del fundador de Saldungaray tenían presencia en la política distrital, lo cual ayuda a entender por qué allí se encuentra tanta obra de Salamone en ella, y solo una municipalidad y refacciones en la ciudad cabecera.
Según la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, el portal del cementerio “es una de la creaciones más famosas surgidas de la mente imaginativa y onírica de Francisco Salamone”.
“Se presenta como un artefacto transgresor de gran fuerza escenográfica, como símbolo de la nueva religiosidad que identifica al Estado Conservador con la Nación Argentina y la religión católica”, se explica.
Además, de acuerdo a la obra Ruta Salamone, editado por Ediciones Bonaerenses, la rueda de la entrada tiene 19 metros de diámetro y toda la construcción está hecha con simetría axial. Las piedras de la fachada, como en la delegación municipal local, tienen las puntas para adentro, logrando que no se desprendan con el pasar del tiempo. Si se sigue la línea del tapial al costado derecho, en el cementerio, se ve el portón que era la entrada principal, por lo que los panteones más importantes dan la espalda a la nueva entrada.
“Al entrar por el portal principal, hacia la derecha se encuentra la capilla. Tiene un altar estilo art déco, con una madera encima que, creo, no tiene nada que ver con el diseño original”, señala su autora, Florencia Di Paolo.
“Detrás emerge un Cristo que, en realidad, iba arriba de la estructura. El piso verde ni bien se sale del recinto para el lado de las tumbas es de la época, exceptuando un apartado, que fue cambiado por uno similar en unas refacciones. El calcáreo original resplandece como si estuviera encerado, casi en un efecto espejo. El nuevo parece viejo”, cuenta.