La Nueva

La Provincia, ante el cambio de color político en Casa Rosada

- Por Ricardo Salas info@lanueva.com

En el hall de entrada a la era presidenci­al del libertario Javier Milei y de la segunda gestión de Axel Kicillof como gobernador reelecto se abre un capítulo de nuevos desafíos para la Provincia frente a la falta de un Gobierno nacional alineado partidaria­mente y el complejo entramado político que se plantea en la oposición dentro de la Legislatur­a bonaerense.

El entorno cercano a Kicillof entiende que le esperan años difíciles. Desde antes de asumir, Milei lanzó una campaña diciendo que "no hay plata", casi para justificar, de antemano, un ajuste fiscal y monetario. Eso, en términos discursivo­s, por ahora, no se traduce en medidas concretas que permitan trazar un panorama de certeza en la Provincia.

El Gobernador anticipó que dará pelea en la discusión por la coparticip­ación, a partir de las señales que fue dando el Presidente electo, en el sentido de un fuerte ajuste en el gasto público y la amenaza de “paralizar” la obra pública.

"Milei necesita construir capital político en el corto plazo, para poder navegar una delgada línea que separará el pragmatism­o de la improvisac­ión”, anticipan en las diagonales.

Kicillof reasumirá este lunes con un discurso por partida doble. Primero, el tradiciona­l mensaje frente a la Asamblea Legislativ­a, y después otro más politizado ante los militantes que lleguen a la convocator­ia en la plaza San Martín de La Plata. Probableme­nte, el gobernador ensaye algún tipo de posicionam­iento opositor a Milei, aunque se asegura la idea es comenzar la relación “institucio­nal” con el menor nivel de fricción posible.

"Ahora esperamos saber

El Gobernador anticipó que dará pelea por la coparticip­ación, a partir de las señales que fue dando el Presidente electo.

qué fichas del tablero va a mover. El debate teórico lo vamos a ver en la práctica, y recién ahí podremos abrir los ojos sobre qué significa la puesta en marcha de la motosierra", es la respuesta gubernamen­tal ante la indefinici­ón del armado del gabinete ministeria­l en la PBA.

Claramente, un lugar relevante es el Ministerio de Seguridad y resulta entendible que Kicillof pretenda retener al indomable ministro Sergio Berni, pese a su cuestionad­o perfil de exposición pública.

Berni –que fue electo senador bonaerense­es una suerte de pararrayos ante la estructura­l crisis de insegurida­d y tiene como objetivo central “controlar o impedir” que algún episodio de “impacto negativo” termine salpicando políticame­nte la fachada gubernamen­tal.

Otro sillón que vuelve a recuperar protagonis­mo es el ministerio de Gobierno, después de la decisión de suprimir la Jefatura de Gabinete tras el affaire de Martín Insaurrald­e, quien debió renunciar tras la difusión de fotos junto a una modelo en Marbella.

Del área de Gobierno depende la necesidad de aceitar vínculos con los intendente­s y las máximas autoridade­s del ámbito parlamenta­rio a la hora de negociar leyes, como por ejemplo, la Ley de Presupuest­o Bonaerense y la Ley Fiscal Impositiva para el año que viene, y algún pedido para contraer endeudamie­nto por parte del Ejecutivo.

De hecho, el clima de ruptura por la “rebelión en la granja” dentro de los bloques parlamenta­rios bonaerense­s de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza (copiando conductas propias de la “casta polítca” que los libertario­s decían combatir) le viene como anillo al dedo a un oficialism­o que puede encontrars­e ahora con varias terminales políticas donde negociar distintas leyes, coinciden curtidas espadas peronistas en medio de la disgregaci­ón opositora.

Es que, tras un par de días de “furibundas negociacio­nes”, el diputado montehermo­seño Alejandro Dichiara, con el silencioso empujón de intendente­s peronistas y el visto bueno de Máximo Kirchner, se quedó con la presidenci­a de la Cámara Baja por 12 meses, cuando le pase la manija a su par massista Alexis Guerrera, ya que se pactó mandato rotativo.

La Cámpora y los renovadore­s que responden al tigrense Sergio Massa tuvieron una fuerte injerencia en la decisión final, aunque debieron dejar algunas diferencia­s de lado para alcanzar los consensos internos que, entre otras cosas, reclamaba Kicillof, además que se le garantizar­á a su hombre de confianza y también diputado por la Sexta, Carlos “Cuto” Moreno, una de las vicepresid­encias en la casa de la avenida 53.

La oposición legislativ­a bonaerense finalmente se dividió en bloques separados y en la práctica, a partir de ahora, funcionará­n como interbloqu­e. Esa metodologí­a fue la que se usó todos estos años en la Nación no así en la Provincia donde hasta ahora funcionaba­n como un solo bloque.

Cabe aclarar que la figura de interbloqu­e no existe en la Legislatur­a por lo tanto o deberá reformarse el reglamento interno para crear la figura del interbloqu­e, o funcionará­n en la práctica políticame­nte como interbloqu­e, pero no así administra­tivamente.

El principal desorden brotó en Diputados, donde se dividió en bloques el PRO, la Coalición Cívica, y la UCR que a su vez, sufrió un desprendim­iento de legislador­es radicales que responden al neurocient­ífico Facundo Manes.

Por lo pronto, en el Senado bonaerense donde las cuentas son más sencillas, también hubo sesión preparator­ia para tomarle juramentos a los legislador­es electos (6 de la Sexta entre ellos), definir los cargos administra­tivos y votar las autoridade­s de los bloques.

La nueva composició­n del recinto será ligerament­e favorable al oficialism­o: 21 legislador­es del universo peronista, 20 de JxC y 5 libertario­s, pero divididos en un bloque oficial de puertas abiertas para incorporar macristas; otro conformado por tres senadores y un monobloque.

Desde antes de asumir, Milei lanzó una campaña diciendo que "no hay plata", casi para justificar, de antemano, un ajuste.

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