La Nueva

Estrella y Olimpo, reaccionar y humanizar lo escrito en un papel

La dos institucio­nes se activaron como centros de evacuación. Los testimonio­s de Luciano Gardela, presidente del club del barrio San Martín, y Gonzalo Campos, coordinado­r principal en Colón y Brunel.

- Fernando Rodríguez y Mikel Iññurrateg­ui

El plan de emergencia que automática­mente se activó desde el municipio frente a la mayor catástrofe de la historia en la ciudad, involucró a los clubes Estrella y Olimpo.

Ambos pusieron en marcha su protocolo de centro de evacuación y donde cotidianam­ente se ven chicos y grandes disfrutand­o de un deporte o alguna actividad recreativa, se transformó en la casa de muchos.

El presidente de la institució­n del barrio San Martín, Luciano Gardela, dejó a resguardo a su familia y en medio del caos generaliza­do salió disparado para poner en marcha lo que, hasta ese momento, siempre se había tratado en potencial.

“El club es centro de evacuación desde hace muchos años, el tema es que hasta el último fin de semana no era más que un convenio firmado, el cual, afortunada­mente, no habíamos tenido que poner en marcha”, recordó Gardela.

La primera experienci­a resultó una verdadera prueba de fuego.

“Esta vez lo pusimos en práctica a la extrema potencia. Más allá de prestar las instalacio­nes, que respondier­on de manera excelente de acuerdo con las necesidade­s, con el fogón funcionand­o como cocina y comedor, más el salón que se destinó a dormitorio, también salió a relucir el espíritu deportivo, solidario y de compañeris­mo de todos los clubes, y del nuestro en particular”, resaltó el titular de la entidad.

Estrella fue el único club afectado por el anterior fedor nómeno meteorológ­ico que azotó de lleno a la ciudad.

“Como club venimos con una impronta a partir de la experienci­a vivida en 1982 (la madrugada del 13 de febrero), cuando lo que hoy están viviendo varios clubes lo sufrimos nosotros en particular. Se nos destruyó el club y fueron los mismos socios y allegados quienes trabajaron como hoy lo está haciendo toda la ciudad. Esa impronta se manifiesta en cada acción del club, desde una colaboraci­ón para juntar fondos para alguna cuestión en particular o como en este caso, para ayudar a gente que perdió su casa”, señaló.

La inmediatez para ocuparse de los más necesitado­s postergó algunos días las secuelas propias.

“Al club se le volaron chapas de la cancha y el agua afectó al piso de parquet, pero eso ante la urgencia quedó en un plano totalmente secundario y nos abocamos a recibir gente, ayudarla, darle de comer, que tengan un lugar calentito, conseguirl­e ropa, colchones y frazadas. En el primer momento llegó la ayuda de la Municipali­dad

y de los vecinos. A partir de ahí fue un desborde de donaciones de todo tipo”, recordó.

El espíritu solidario no discriminó edades.

“Desde chicos de 8 años hasta mayores de más de 80 colaboraro­n en cocinar, clasificar, dar de comer, conseguir elementos, ges- tionar y demás, la verdad fue conmovedor, un trabajo descomunal por parte de toda la gente del club. Realmente me saco el sombrero del club que tenemos, es un orgullo. Esperemos que no tengamos que volver a utilizarlo como centro de evacuación, porque significar­ía que hay gente que la está pasando mal, pero la experienci­a nos ayudará en caso de tener que activarlo nuevamente”, entendió Gardela.

El instinto solidario de Gonzalo Campos, trabajadel área de cultura de la Municipali­dad, lo movilizó en medio de la catástrofe.

“Ni bien tuve señal en el celular logre comunicarm­e con Romina Pires para ponerme a disposició­n -contó- y me pidió que viniera a Olimpo; y acá estoy...”.

Por encima de su fortaleza, predisposi­ción y sentimient­o hacia el prójimo, el paso de los días, con la responsabi­lidad asumida en medio de una situación inédita fue manifestán­dose en Gonzalo, periodista dedicado a los deportes motor y quien forma parte desde hace muchos años en grupos de acción católica.

“La primera noche recibimos unas 75 personas, de las cuales al día siguiente algunas pudieron regresar a su casa ya que el temporal los encontró fuera de ellas y otros que definitiva­mente perdieron todo y aún permanecen acá”, recordó Gonza.

A partir del armado de grupos de trabajo, cada uno que se acercó con intencione­s de colaborar fue, en la medida de lo posible, teniendo destino.

“Quiero agradecer a todos los colaborado­res que se acercaron desinteres­adamente, ya sea de la Iglesia, estudiante­s, movimiento de scout, acción católica, particular­es, representa­ntes de institucio­nes y demás”, enumeró.

Y, por encima de todos, Campos elogió al club Olimpo desde lo institucio­nal.

“Nos abrió las puertas en el peor momento, no solo del Norberto Tomás, sino que se fueron ocupando espacios en función de las necesidade­s y tenemos el club a disposició­n. Realmente me saco el sombrero con Olimpo”, resaltó.

Colchones -y hasta una cama- sobre el parquet del Norberto Tomás, ropa acomodada en el gimnasio contiguo -el Bill Américo Brusa-, el vestuario de fútbol destinado a los equipos visitantes transforma­do en despensa y el quincho convertido en comedor transformó esos espacios deportivos en centro de evacuados, enmarcando una postal absolutame­nte diferente de un club histórico y emblemátic­o de la ciudad.

“Como club venimos con una impronta a partir de la experienci­a vivida en 1982”, dijo Luciano Gardela, presidente de Estrella.

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FOTOS: EMMANUEL BRIANE, RODRIGO GARCÍA Y SAMANTA MARCO-LA NUEVA. (ferodrigue­z@lanueva.com) (minurrateg­ui@lanueva. com)
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EL TOMÁS convertido en un gran multiespac­io. Arriba, el vestuario aurinegro con mercadería y la gente de Estrella cocinando.

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