UNS: una colecta donde la empatía le ganó a la solidaridad y a la generosidad
“La educación nos prepara para resolver problemas con soluciones prácticas y concretas”, dijo la Ing. Diana Sánchez, secretaria general de Bienestar Universitario. La misión encomendada se inició el lunes 18 y se prolongará hasta hoy.
“La solidaridad y la generosidad son características destacadas del pueblo argentino, pero el de empatizar con quien la está pasando mal, justamente en estos tiempos tan convulsionados, es lo que vimos en todos estos días”.
Lo dijo la Ing. Diana G. Sánchez, secretaria general de Bienestar Universitario de la UNS, a propósito de la campaña de donaciones para los damnificados por el trágico temporal del atardecer del último sábado 17, que provocó la muerte de 13 personas, un importante número de heridos y destrozos en casi toda la ciudad, principalmente por la caída de árboles y varios estadios polideportivos, así como la voladura de techos.
La campaña de donaciones organizada por la casa de altos estudios se inició el lunes 18 (hasta los sábados, 8 a 20), en la emblemática sede de Alem 1253, también por tratarse de un lugar estratégico y de sencillo acceso para carga y descarga de mercaderías.
“La realidad es que la respuesta nos desbordó de la mejor manera. Recibimos camas, colchones y muchísima ropa. Organizamos un mecanismo de recepción, clasificación y despacho, para lo cual estábamos en contacto permanente con el Comité de Crisis, cuyos representantes convocados desde el municipio tenían las necesidades registradas y criterios para priorizar los envíos”, agregó.
“No fueron pocos los voluntarios, y estudiantes comprometidos con proyectos de extensión, pero también otros que estaban con finales comprometidos, en una fecha crítica en ese sentido, quienes aportaron disposición y trabajo, así como vecinos, docentes y no docentes. También hubo muchos vehículos particulares y de empresas de transporte que nos ofrecían viajes para lo que necesitáramos. Fue una maquinaria de recibir, clasificar, acopiar y cargar para la distribución”, comentó.
La titular de Bienestar Universitario dijo, asimismo, que se trató de un proceso continuo que se fue optimizando con el paso de los días.
“Teníamos en claro que, en virtud de la situación, se debía llegar rápido a cada lugar de demanda”, sostuvo.
—Ing. Sánchez, ¿también llegaron donaciones desde sitios ajenos a la ciudad?
—Desde localidades cercanas, y otras no tanto, se organizaron para hacer colectas. Se generaron sus propios centros de acopio y pusieron transportes a disposición que pasaban por los pueblos, cargaban lo que tenían y llegaban a la UNS.
“También recibimos donaciones desde la provincia de La Pampa y del valle de Río Negro. Toda la región respondió. Y cuando arribaba un camión, los estudiantes que estaban en la sala de lectura aparecían para hacer la cadena de descarga de bultos.
La directiva recordó que del Comité de Crisis, conformado como consecuencia de la tragedia el mismo sábado 16, no forma parte la Universidad Nacional de Sur, aunque su rector, Dr. Daniel Vega, se puso a disposición en forma inmediata.
“Desde allí nos encomendaron organizar la campaña de donaciones”, dijo.
“El domingo (por el 17) hi
“La sensación de impotencia por la magnitud de la problemática nos excede como individuos”, dijo Sánchez.
cimos una recorrida por todos los espacios para evaluar los daños y comenzar con el plan de reconstrucción y el mismo día pensamos la estrategia para la campaña”, agregó.
“Nos establecimos en el edificio del complejo Alem. Ya teníamos energía eléctrica e internet y dispusimos un punto de recarga, en especial para celulares. Recibimos de todo, pero la prioridad siempre fueron las velas, el agua y los alimentos no perecederos”, explicó la Ing. Sánchez.
“¿Si nos movilizó emocionalmente? Mucho. La sensación de impotencia por la magnitud de la problemática nos excede como individuos, pero la esperanza está en que lo colectivo aporte una oportunidad de solución”, expresó.
“En la medida de que se iban combinando las voluntades y los corazones, como suelo decir, teníamos la sensación de que estábamos abrazando a esas personas que la estaban pasando terrible”, aseguró.
—¿Nunca en la UNS se había realizado una campaña de estas características?
—Siempre digo que, por suerte, no tenemos entrenamiento en este tipo de movidas. Y es ahí donde uno entiende, porque es docente y cree en la educación no sólo como un recurso mágico, sino como el único que nos permite la movilidad en términos de sociedad y de posicionamiento, que también se trata de algo humanitario.
“En la medida de que uno accede a la educación tiene más sensibilidad por el otro. A partir de la formación pública aflora el compromiso del servicio social, en el sentido de estar a disposición
“La misión primordial es formar profesionales sensibles que tengan tatuado en su corazón la responsabilidad social”.
del que no tiene, ya que la universidad nos prepara, justamente, para resolver problemas con soluciones prácticas y concretas. Es decir, la UNS nos forma académicamente y nos provee de las herramientas.
“No pudimos modelar la situación (social) porque tiene una complejidad inabordable, pero sí logramos pensar estrategias que hiciesen que el mecanismo fuese efectivo, eficiente y ágil y que todos sintiésemos que estábamos cumpliendo con nuestra misión de profesionales para ayudar al otro”.
—¿Este trabajo puede ser la base para un protocolo ante eventuales futuras si- tuaciones complejas?
—Entiendo que sí. Si bien no es el objetivo prioritario de la institución, cuando sucedió la pandemia (en 2020)tomamoslaposta,organizamos a los voluntarios y dispusimos mecanismos como la asistencia telefónica y el trabajo de investigadores de ciencias de la salud para ayudar a resolver cuestiones relacionadas con la enfermedad.
“La misión primordial es formar profesionales sensibles que tengan tatuado en su corazón la responsabilidad social, ya que tenemos la fortuna de formarnos en una institución que está financiada por los impuestos
“Una señora, de nombre Graciela que colabora en el ropero de Cáritas, estuvo 12 horas por día liderando el proceso de clasificación de ropa. Nos contagió y, además, nos transfirió todo ese conocimiento”.