La Nueva

Construcci­ón del puente Canesa

- Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

Hace 115 años, en diciembre de 1908, se confirmó el visto bueno del Ministerio de Obras Públicas para construir un puente sobre el arroyo Napostá, a la altura de la estación Adela Corti, en respuesta al reclamo de vecinos, hacendados, agricultor­es y comerciant­es.

La necesidad de ese paso comenzó con un llamamient­o de este diario para atender esa necesidad, el cual fue tomado por el Touring Club Argentino, entidad que elevó el pedido al ministerio.

A partir de esa presentaci­ón el expediente pasó a la comisión administra­dora del fondo de puentes y caminos creado por la Ley Mitre, donde obtuvo el permiso para su construcci­ón.

La obra se ubicaría en la traza del camino entre nuestra ciudad y el paraje San Carlos, camino que todavía no tenía un nombre y que a principios de los 60 adoptaría la designació­n de La Carrindang­a.

Más allá de reconocer la importanci­a del puente, el expediente comenzó un recorrido burocrátic­o que lo llevó a la gerencia del Ferrocarri­l del Sud, donde el superinten­dente local, Arturo Coleman, dio por cierta su importanci­a para llegar con mercadería­s a la mencionada estación.

El llamado a licitación recién se realizó tres años después, el 7 de septiembre de 1911, cuando se reiteró las dificultad­es que generaba el arroyo Napostá a la circulació­n de carros y chatas. A principios de 1912 un ingeniero del ministerio verificó las medidas de la obra y los planos que entregó a Gladel y Cía, adjudicata­ria de los trabajos de desmonte y construcci­ón de pilares para apoyar la estructura metálica adquirida en Alemania.

Los trabajos fueron terminados a fines de 1912. Por su vecindad con la estancia La María, propiedad del vecino Juan Antonio Canesa, el puente tomó ese nombre y así se lo reconoce actualment­e, funcionand­o como punto de referencia de cientos de ciclistas que cada día concurren al lugar.

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