Construcción del puente Canesa
Hace 115 años, en diciembre de 1908, se confirmó el visto bueno del Ministerio de Obras Públicas para construir un puente sobre el arroyo Napostá, a la altura de la estación Adela Corti, en respuesta al reclamo de vecinos, hacendados, agricultores y comerciantes.
La necesidad de ese paso comenzó con un llamamiento de este diario para atender esa necesidad, el cual fue tomado por el Touring Club Argentino, entidad que elevó el pedido al ministerio.
A partir de esa presentación el expediente pasó a la comisión administradora del fondo de puentes y caminos creado por la Ley Mitre, donde obtuvo el permiso para su construcción.
La obra se ubicaría en la traza del camino entre nuestra ciudad y el paraje San Carlos, camino que todavía no tenía un nombre y que a principios de los 60 adoptaría la designación de La Carrindanga.
Más allá de reconocer la importancia del puente, el expediente comenzó un recorrido burocrático que lo llevó a la gerencia del Ferrocarril del Sud, donde el superintendente local, Arturo Coleman, dio por cierta su importancia para llegar con mercaderías a la mencionada estación.
El llamado a licitación recién se realizó tres años después, el 7 de septiembre de 1911, cuando se reiteró las dificultades que generaba el arroyo Napostá a la circulación de carros y chatas. A principios de 1912 un ingeniero del ministerio verificó las medidas de la obra y los planos que entregó a Gladel y Cía, adjudicataria de los trabajos de desmonte y construcción de pilares para apoyar la estructura metálica adquirida en Alemania.
Los trabajos fueron terminados a fines de 1912. Por su vecindad con la estancia La María, propiedad del vecino Juan Antonio Canesa, el puente tomó ese nombre y así se lo reconoce actualmente, funcionando como punto de referencia de cientos de ciclistas que cada día concurren al lugar.