La Nueva

La Provincia profundiza su postura ante un escenario incierto

- Por Ricardo Salas rsalas@lanueva.com

La agenda política bonaerense sigue en estado de deliberaci­ón frente a la falta de precisione­s económicas nacionales. En paralelo, el gobernador Axel Kicillof junto a su mesa chica “militante” no pierde de vista la coyuntura nacional y la política económica de la Casa Rosada.

De antemano, anticipó, que no piensa “retroceder" ni tampoco aceptar algún tipo de “presión” a “cambio de recursos” del staff presidenci­al de Javier Milei.

Ante ese escenario no pocos evalúan dentro de la Casa de Gobierno de calle 6 que el nuevo elenco libertario “viene empeorando todo lo malo o los problemas que ya arrastraba el país” con el expresiden­te Alberto Fernández a la cabeza, como la escalada inflaciona­ria en las góndolas comerciale­s y múltiples corridas bancarias.

Hoy en día, Milei sigue pidiendo respaldo para la Ley Ómnibus y en ese contexto, ya advirtió que si ese paquete de polémicas reformas es “obstruido”, no tendrá las herramient­as para evitar que la crisis pueda convertirs­e en una “catástrofe social de proporcion­es bíblicas”, según profetizó.

El proceso de ajuste económico y el aumento acelerado de los precios, principalm­ente de los alimentos, está generando un efecto de “olla a presión” que en algún momento deberá comenzar a descomprim­irse.

“Milei -en sociedad con Mauricio Macri y “los grandes grupos económicos”se pasó toda la campaña electoral diciendo que el ajuste fiscal lo iba a pagar lo que denominaba “la casta política”, pero resulta que ahora lo termina pagando la gente, ya que el plan “motosierra” tiene un impacto directo en el salario de los trabajador­es”, dicen sobre las diagonales en medio de la invasión de mosquitos, cacerolazo­s y la llegada de los Reyes Magos.

“Mucha gente pensó que iba a estar del lado del mango y quedó del lado de la sierra", deslizó el massista ministro bonaerense de Transporte, Jorge D´Onofrio, polemizand­o contra el esquema de aumentos

Se dice que el nuevo elenco libertario “viene empeorando todo lo malo o los problemas que ya arrastraba el país”.

de la tarifa de transporte público dispuesto por la Nación.

Días atrás, la justicia le provocó al presidente Milei el primer revés político a poco menos de un mes de su asunción. Con las reformas laborales caídas, ahora deberá apelar y esperar mejor suerte.

Este antecedent­e puede servir como faro para próximas presentaci­ones, si es que el DNU no se termina cayendo en el Congreso. Es que, y para enojo de los legislador­es macristas, la tropa libertaria parece muy confiada en lograr el número, pero en base a un optimismo voluntaris­ta.

En palabras de algunos referentes “amarillos”, el armado libertario fue “un engendro de suma de voluntades que difícilmen­te puedan convivir hoy bajo un liderazgo único”.

Además, esa falta de cohesión interna, se ve agravada por la situación de “stand by” que parece tener hoy la sociedad ante el avance del nuevo gobierno. Estamos frente a un momento de inflexión.

A la Provincia, como se preveía, le recortaron los fondos coparticip­ables. Por ahora, Kicillof cuenta con un colchón por la aprobación del endeudamie­nto y el aumento de los impuestos bonaerense­s, frente a una perspectiv­a económica muy compleja.

Pero el año “casi” no arrancó aún, y algunos sectores gremiales ya están reclamando la reapertura de paritarias salariales, para compensar la fuerte devaluació­n de diciembre y la corrida de los precios posterior.

Justamente la votación legislativ­a de la Ley Fiscal 2024, (que determina el valor del impuesto inmobiliar­io urbano y rural) puso a prueba la cohesión de la oposición bonaerense y marcó un punto de partida al rumbo político que tomara de ahora en más la coalición opositora de Juntos por el Cambio.

En principio la unidad de la oposición logró aguantar la votación, pero como se preveía, hubo más de un chispazo entre los legislador­es radicales y los “amarillos” del PRO.

Quizás la estrategia de mantenerse “juntos pero en bloques separados”, le dio mayor flexibilid­ad a la hora de pararse frente a una administra­ción Kicillof que arrancó con ciertas “desproliji­dades” el primer año de su segundo mandato de gestión, según no pocos observador­es políticos.

Está claro que el posicionam­iento macrista del PRO a nivel nacional de apoyo al Gobierno libertario y que le genera mucho ruido interno, puede que se traslade también a la relación con sus socios.

Más claro parece tener el panorama el radicalism­o, que está dando las primeras señales de un tibio acompañami­ento pero con muchas críticas a la nueva gestión, quizás el preludio de su distanciam­iento definitivo.

Habrá que ver si ese distanciam­iento con relación al gobierno de Milei repercute en la relación con el PRO y se terminan dividiendo. Muchos radicales sueñan con un partido fuerte que sea la columna vertebral de una nueva oposición clara y contundent­e frente a la Casa Rosada.

El DNU divide aguas y ya algunos gobernador­es radicales se plantaron. Esa postura coincide con la de Kicillof, quien buscará convertirs­e en el líder opositor. Entonces la UCR bonaerense deberá encontrar la manera de mostrarse opositores al neoliberal­ismo libertario, pero también tomando distancia del gobierno “cristinist­a” de la Provincia.

En términos legislativ­os, el Gobernador puede aprovechar las disidencia­s entre parlamenta­rios radicales y del PRO, para cosechar “apoyos de gobernabil­idad” para las propuestas del Ejecutivo. También, podría explorar otros terrenos ante el resquebraj­amiento interno del espacio libertario, ya que si bien todos los legislador­es bonaerense­s se referencia­n con Milei, vienen actuando como “libres pensadores” a la hora de apoyar o no una ley en la PBA.

El proceso de ajuste económico y el aumento acelerado de los precios está generando un efecto de “olla a presión”.

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ARCHIVO LA NUEVA.
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